Lo que está en peligro es el derecho al voto

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Tal como lo indica la más reciente encuesta de HERCON, la inmensa mayoría de la población no tiene intención de participar en una Asamblea Constituyente. No obstante, el gobierno sigue avanzando en esa dirección y el Consejo Nacional Electoral organiza en tiempo record el proceso electoral para hacerla realidad.

Las alarmas se encendieron no sólo entre la oposición, sino en figuras asociadas al chavismo, cuando se presentaron las bases comiciales que el CNE aprobó sin objeciones, y sin que mediara la consulta popular como ocurrió en 1999. Las bases comiciales establecen un tipo de elección no prevista en la Constitución, en las que se elegirán constituyentes de acuerdo al sector social que representen.

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Estos sectores son: trabajadores, campesinos y pescadores, estudiantes, personas con discapacidad, pueblos indígenas, pensionados y empresarios. Los constituyentes electos por este método serán 168. La selección se basará en unos registros del CNE que hasta ahora se desconocen, y que según las bases los “solicitará el Estado a los gremios y asociaciones”. Lo que no se sabe es si en estos registros estará reflejada la pluralidad  de organizaciones que representan nuestra sociedad.

De igual manera, la selección de estos “sectores” es arbitraria y no se corresponde con la complejidad de la sociedad, en la que un actor puede desempeñar simultáneamente diversos roles. Por ejemplo, un estudiante puede ser también trabajador de una empresa y entonces cabría preguntarse  ¿En qué sector le tocará votar?

Quedan en el aire otras preguntas no menos importantes: ¿Quién determinará quienes son los representantes legítimos de cada sector? ¿Quiénes integraran los registros de votantes de cada sector? ¿Cómo se auditaran estos registros?

La naturaleza de esta elección hace posible que una gran cantidad de ciudadanos no “califique” para ser elector en ninguno de los sectores preestablecidos, y según el Presidente un elector no puede estar en más de un sector.

El otro de tipo de constituyentes son los denominados territoriales que serán 364, en los que en teoría se garantizaría una representación más plural del electorado. El asunto es que las bases comiciales indican que se elegirán 1 constituyente por cada municipio y dos por cada capital de municipio de acuerdo al principio de la representación proporcional.

Esto significa que cada municipio, independientemente de su densidad poblacional,  vale lo mismo en términos electorales, lo cual produce en la práctica el mismo efecto que la elección por sectores. Es decir, millones de ciudadanos quedaran subrepresentados, porque los municipios grandes que corresponden a las grandes ciudades elegirían la misma cantidad de constituyentes que los rurales y pequeños.

De igual manera saldrán beneficiados en cuanto a representación aquellos estados que tengan mayor cantidad de municipios independientemente de su población.

No podemos soslayar el tema de las postulaciones que, vale apuntar, añade un elemento de preocupación a las bases comiciales, por cuanto se excluye a los partidos políticos, pilar fundamental de la democracia toda vez que en torno a éstos se organizan los ciudadanos en las democracias contemporáneas. En las bases comiciales sólo se señala que los candidatos podrán postularse por iniciativa propia, por grupos de electores o por iniciativa de los sectores.

De acuerdo con las bases comiciales, la representatividad de esta Asamblea Nacional Constituyente sería muy escasa y es improbable que de ésta pueda surgir una Constitución verdaderamente plural y democrática. El principio democrático del voto universal y directo, bajo la premisa de “un elector, un voto”, está siendo vulnerado con un sistema de elección no previsto en nuestra Constitución.

Este diseño no asegura la participación universal de los electores inscritos en el Registro Electoral Permanente, ni tampoco la posibilidad de postulación en igualdad de condiciones para todos los ciudadanos.

El sistema electoral venezolano, tal y como viene sucediendo desde 2009 con la aprobación de la Ley Orgánica de Procesos Electorales promueve la sobrerepresentación de un sector de la sociedad y construye mayorías artificiales. En este sentido, las elecciones constituyentes no serán  competitivas porque no serán imparciales, el voto de cada ciudadano, ni tiene el mismo valor, ni podrá elegir verdaderamente al candidato de su preferencia.

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