No tendrá el efecto esperado de mejorar el poder adquisitivo del venezolano, el nuevo aumento de 50% del salario mínimo decretado por el Gobierno a partir del 1 de julio sino que, por el contrario, tendrá impactos negativos entre ellos más inflación.
El pronunciamiento lo hizo Karelys Abarca, economista e investigadora del Observatorio de Gasto Público del Centro de Divulgación del Conocimiento Económico para la Libertad (Cedice Libertad) quien resaltó que existe una correlación de 90% entre el crecimiento histórico del salario mínimo y el aumento de los precios.
-El salario mínimo dejó de ser, como lo fue antes, el salario de referencia que cubría las necesidades básicas, sostuvo Abarca, tras comentar, a modo de ejemplo, las cifras del Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros. Según sus cálculos, con el nuevo salario mínimo integral (97.531 Bs + 153.000 Bs de bono alimentación), solo puede cubrirse 17% de la Canasta Básica Familiar, que estiman en Bs.1.426.363,8.
Por otra parte, Abarca resaltó que, al ser el aumento una acción política desvinculada de la productividad empresarial, la medida elevará el desempleo al disparar los costos de producción de empresas que ya han tenido que contraer su oferta de bienes y/o servicios por déficit de materias primas y bienes de capital, causado a su vez por la escasez de divisas para importar lo que requieren en el proceso productivo.
-Aunque las pequeñas y medianas empresas son las más afectadas, todas son vulnerables y este aumento en nada mejorará el poder de compra de los venezolanos, pero sí dejará a muchos sin un empleo, exacerbará la inflación y la deuda pública, insistió la economista.
Abarca profundizó su análisis sobre el impacto del aumento en las finanzas públicas, al explicar que, tomando en cuenta la abultada nómina de empleados públicos del Estado, el aumento del salario mínimo no presupuestado generará una expansión del gasto público corriente que requerirá más créditos adicionales y expandirá también la deuda pública.