Hace más de 40 años escribo para el Decano de la Prensa Nacional, EL IMPULSO, pero fue hace más de 20 cuando escogí la palabra Reflexión para titular mi columna. Por cuanto entendí que el verbo reflexionar no es igual que pensar, meditar o elucubrar en función a lo que la persona cree. Sino cambiar de actitud cuando lo que leemos nos parece interesante y de beneficio para la persona o para las grandes mayorías. Y es el más caro anhelo de esta columna, que martes a martes sale publicada en este prestigioso diario, gracias primeramente a Dios y a la bondad de los directivos del mismo, que el lector, sin excepción, quede prendado de mis opiniones, reflexione sobre ellas y haga un cambio para mejor en su vida.
Si buscamos la definición del concepto en la mente de los filósofos, a mi parecer, entraremos en un callejón sin salida, por cuanto pasaremos la vida “reflexionando” sin cambio productivo en nosotros. Pero, si consideramos el concepto Reflexión de una manera sencilla y práctica, descubriremos que las reflexiones que hagamos, producto de una buena influencia, puede ayudarnos para siempre.
Observen este sencillo concepto. “Es el hecho y efecto de considerar algo con detenimiento. Una reflexión es también una advertencia, un comentario o un consejo que pretende influir en alguien”. Wikipedia. Y esa es la esencia de estas humildes reflexiones, ese ha sido el norte fundamental de dicha columna, por cuanto necesitamos adoptar un nuevo estilo de vida que traiga paz a nuestras almas y podamos ayudar a otros en sus necesidades de cualquier índole y es Dios y su Palabra la fuente de toda la sabiduría.
La física por su parte define Reflexión de una manera que sigue adaptándose a los requerimientos con los cuales nació el nombre de estos escritos semanales. Dice; “Es el fenómeno de cambio en la dirección o en el sentido de la propagación de una onda como, por ejemplo, la reflexión de la luz”. Observen como el concepto científico precisa el acto inmediato de la reflexión “fenómeno de cambio en la dirección”. ¡Cambio!
Concluimos entonces, que una vez que Ud. ha transitado por un camino que no le ha satisfecho. Que solo le ha traído malestar y “sin sabores”. Y Ud. ha tenido delante de si un cúmulo reflexiones, opiniones y opciones válidas con respecto al tema. Pregunto: ¿Qué espera para cambiar? ¿Se va a pasar la vida reflexionando?. ¿Meditando, pensando, evaluando y confrontando situaciones? ¿Va a seguir Ud. buscando causas, implicaciones, consecuencias etc? ¡Por favor! Lo que viene es la acción. El acto de hacer lo que hemos entendido. Y si la decisión va acompañada por la fe y la seguridad de que Dios está al control de nuestras vidas, seguro que todo irá bien.
Visos de tormentas se ciernen no solo en el mundo, sino en nuestro país. Los hombres y mujeres en eminencia, encargados de dirigir los destinos político-sociales de los ciudadanos se han apartado de Dios y vendrán consecuencias. Es por ello, que ha llegado la hora de tomar las decisiones correctas, que producto de la Reflexión que Ud. ha hecho a través de lo leído y vivido en el plano político, económico y social. Pero sobre todo, en el plano espiritual. ¡No espere más! Decida que su vida camine desde hoy con nuestro Redentor y Salvador Cristo Jesús y verá la diferencia. ¡Hasta el martes Dios mediante! Próximo artículo: Resistencia.
William Amaro Gutiérrez
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