La avenida 20: Vitrina de la ciudad #MemoriaFotográfica

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Ver las vitrinas de los comercios de la avenida 20 era un pasatiempo que disfrutaban las familias barquisimetanas. Observar las vitrinas de las tiendas que competían en su decoración, permitía deleitar la tarde y noche en una avenida que hasta el siglo pasado se preciaba de contar con una enorme vitrina que se extendía hasta la avenida Vargas.

Por notas de cronistas se sabe que a finales del siglo XIX se establecieron las primeras casas comerciales de origen alemán en la carrera 19, para entonces llamada Libertador: la Casa Blohm; Lindheimer y Redler Sur. Lo siguieron familias libanesas que aparte de la avenida 20 se fijaron en la carrera 21: Bensaya, Bujana, Handule, Gebaile, Saldivia, Saer, Richa y Faroh, entre otras.

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Primeramente la carrera se llamó “Nueva”, puesto que así lo era, producto de la expansión urbana. Luego sería llamada calle del Comercio por la cantidad de establecimientos comerciales que allí se instalaron y a partir de la segunda mitad del siglo XX adquirió el nombre de avenida 20.

En 1927, Pedro Lagrange comienza a operar la primera línea de autobuses que circuló por la calle Comercio. Un año después se inaugura la primera estación de servicio en la alcabala de Bella Vista (hoy avenida 20 entre 41 y 42). No sólo comercios, también edificios públicos y lugares de esparcimiento, como el de Correos y Telégrafos” (entre calles 23 y 24, acera sur); el cine Altagracia (entre calles 21 y 22). El cine Libertador a un lado de ésta en la calle 29.

La estrechez de las calles dificultaba el tránsito vehicular, por lo cual el Municipio decreta la ampliación de la vía en 1964 y por ende arrasaron con todas las construcciones allí ubicadas. Se derribaron hermosas edificaciones que eran referentes y todo lo que estorbase. En 1966 se procede a una improvisada inauguración, puesto que aún existían inmuebles que debían ser demolidos para concluir la avenida. La reconstrucción incluyó la instalación de un nuevo sistema de iluminación. En 1967 se instalan 100 parquímetros destinados a pechar el estacionamiento de automotores, so pena de ser multados. Estos se extendieron a varias zonas comerciales y culturales de la ciudad.

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En 1968 es reinaugurada la avenida 20, la principal zona comercial de la ciudad, lugar donde pequeñas y grandes empresas nacionales y extranjeras se disputaban la mejor ubicación. Por esta época hacen su aparición los primeros centros comerciales con conspicuas atracciones como escaleras eléctricas, animaciones y diversos géneros de seducciones que se apoderaban del transeúnte.

En la década del 70 el comercio informal comenzó a establecerse y paulatinamente se apodera de las calles y aceras, convirtiendo la avenida en un intransitable ventorrillo.

Con el advenimiento del nuevo siglo se colocan más de cien materos de concreto con el fin de sembrar especies vegetales y disminuir el espacio ocupado por la llamada economía informal y se instaló un nuevo sistema de alumbrado.

En el 2005, se anuncia la construcción de un bulevar en la avenida 20 que sería concluido un año después; el cierre definitivo del tránsito automotor para ser desplazado por un sistema dual de transporte público conocido como Transbarca, basado en trolebuses eléctricos, para lo cual se adquirieron más de cien buses, decenas de paradas y un completo mobiliario urbano compuesto por bancos, luminarias, semáforos peatonales e infinidad de adornos. Pavicreto para las vías y adoquines para las aceras.

Para acabar con la economía informal el Municipio compró varios inmuebles con el fin de establecer tres centros comerciales socialistas que los albergarían. El proyecto vino a ser inaugurado en octubre de 2008, aún cuando nunca fue concluido.

Contemplaba un terminal de pasajeros ubicado al oeste que desplazaría al actual de la calle 42 que nunca fue concluido. Para alimentar la demanda del novedoso sistema se instaló una planta generadora que habría de abastecer las necesidades energéticas del sistema.

Por más de tres años se desataron agrias polémicas entre comerciantes, formales e informales, autoridades, urbanistas, arquitectos e instituciones defensoras de los derechos ciudadanos que para entonces existían, sobre la pertinencia e improvisación que caracterizó la intervención de nuestra principal arteria vial y comercial.

Durante la intervención de la avenida 20 se derrocharon miles de millones de dólares; se perdió el mobiliario, los buses, los semáforos, los bancos, las rejillas de la arborización y al final quedamos sin avenida, vitrinas, vidrieras, ornato y terminal. Para rematar se le cambió el sentido de circulación de la carrera 21, acabando definitivamente con el eje nodal que caracterizaba la cuadricula urbana que giraba en torno a la cuadra. La obra urbana más importante de América Latina según sus defensores, terminó colapsando la a la ciudad y siendo una vitrina que caracteriza las obras públicas de esta época.

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