Para recordar: “Entonces Jehová dijo a Cain: ¿Por qué te has ensañado, y por qué ha decaído tu semblante?”
(Génesis 4:6).
Con una parte de nuestro título, se han escrito libros; canciones; noticias reseñadas aún en este diario EL IMPULSO. Y todos apuntan a la situación de pasar penalidad y sufrimiento. Nos llamó la atención que con esta frase: “Pasando las de Caín”, el en.wikidictionay.org, describen esta locución verbal y colocan a nuestro nación como ejemplo, traduciendo tal situación como: “pasar el trabajo hereje (Venezuela)”.
Gracias a nuestros amigos: Ing. Jhonny Sánchez y el locutor J.R. Quero, enviaron casi simultáneamente un video titulado: “Tocar para vivir: Los sonidos del éxodo”, que encontramos tanto en Youtube y se puede seguir en twitter, como #latinvoxmachine.
Dicho video se inicia con la frase de uno de los integrantes de la orquesta de venezolanos, que se formó en Argentina y el comentario dice así: “La verdad es que ninguno de los venezolanos queríamos salir de Venezuela”; “Estábamos en una supervivencia y una guerra”.
En elperiodicodemonagas.com.ve, dice: “Venezolanos que desean emigrar siguen pasando las de Cain para irse legalitos”. En sentido similar lo expresó J. Castellano: “Los venezolanos estamos pasando trabajo, no se consigue nada, todo está muy caro y el sueldo no alcanza para nada” (Youtube).
La Biblia, en Génesis 4, señala que Cain mató a su hermano Abel, y aunque Dios lo descubrió (ver texto inicial), por amor no lo destruyó. Suficiente castigo tenía que soportar durante su vida e iba a ser errante. Pero, condenó dicho acto; lo “maldijo” a él y la tierra que tocara, no le produciría más frutos. Allí Caín dijo: “grande es mi castigo”… “Entonces Jehová puso señal en Caín, para que no lo matase cualquiera que le hallara” (verso 15).
En el libro antes mencionado, White, señala: “Cain y Abel, los hijos de Adán y Eva, eran muy distintos de carácter”. Abel era leal a Dios, Cain era rebelde y murmuraba; ellos fueron probados en su fe en Dios y su obediencia”.
Abel reconoció que era pecador y trajo un cordero en sacrificio por su maldad; el cordero representaría a Cristo, quien, años más tarde moriría por nosotros para salvarnos. En cambio Cain, no reconoció y trajo de sus frutos una ofrenda y no lo que Dios pedía.
Por lo tanto, a Dios no le agradó la ofrenda de Cain, y en lugar de recapacitar, se enojó con su hermano. Dice la Escritura: “Caín odió y mató a su hermano, no porque Abel le hubiese causado algún mal, sino “porque sus obras eran malas, y las de su hermano justas.” (1 Juan 3:12).
El mismo libro, antes mencionado, White dice que Caín y Abel representan dos clases de personas… Una, se acoge al sacrificio indicado; la otra se aventura a depender de sus propios méritos… La humanidad no tiene poder para ‘salvarse’ a sí misma… Cristo es nuestra única esperanza. Y cita a Hechos 4:12, que dice: “En ningún otro hay salud; porque no hay otro nombre debajo del cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.”
Tal vez nos preguntamos: ¿Por qué muchas veces pasamos la de Cain? Una de las causas, es porque nuestra fe, nuestra confianza está puesta en seres humanos, estén vivos o estén muertos. Nuestra confianza debe estar solamente en Jesús.
Buscar a Cristo, no significa cruzarnos de brazos para no trabajar o estudiar; ayudar en nuestra casa; a nuestro país; al mundo, mientras confiamos en Él Salvador. En paralelo el apóstol nos aconseja: “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” (Hebreos 4:16).