Tres imágenes me dejaste, tres imágenes que te conservan en mis sentimientos, en mi cariño para ti, nuestro amor. La vida no dispone de otro modo de alimentar lo entrañable. Es el recuerdo que se mantiene y se repite en mí en todo lo que lo te recuerde. ¡Sí, amor! Esas imágenes son: la visual, la auditiva y la impresa. La lente de mis sentimientos las conserva para que tú no pases de mí mientras viva. No se han perdido los detalles de esas pequeñeces tuyas que se desbordan y se agigantan en mis vivencias. Toda tú, para mí, eres la singularidad afectiva y única. Cuando conversábamos y tú liberabas tú contagiosa alegría, un volcán en erupción, soltabas la atadura del silencio para animarnos con tu reír sonoro. Yo entonces, arrobado, trasegaba la luz de ni visión con mi silencio envolvente de ti para disfrutarte. ¡Me encantaba tu liberación emotiva! Y tú también te llenabas de tus cosas que se quedaban en tú imaginación. Esas imágenes auditivas me llenaban de un gozo indescriptible jocundamente alegres en toda la extensión de nuestros afectos.
En tantos casos, las imágenes eran una combinación visual-auditiva. Visual, cuando te llegabas por mi espalda mientras escribía o leía, tomabas el bolígrafo de mi mano y sobre el libro que leía o la página que escribía, con tu cara volcada sobre mi hombro, paralela a la mía, escribías: “mi oco”, expresión que con la de “chindo” desbordabas en mí tu manifiesto amor. Entonces, tú para mí, mostrabas tú cálido mundo de ternuras. Esta imagen de ti, siempre la repetías.
Tu ausencia me dejó una tercera imagen, tú ante mí en un plano de sólo dos dimensiones. Mientras las imágenes visuales y auditivas las animaba tu presencia. En estas imágenes bidimensionales tu presencia se ha quedado sin animación. Ahora, sin ti, somos dos soledades en un enigmático silencio. Te sigo amando, amor; imagino que pudieras estar en algún lugar inubicable; que Dios te bendiga mi Yolanda del Alma, mi entrañable Negra.
Carlos Mujica
@carlosmujica928