#OPINIÓN Buena Nueva: Banquete escatológico #11Oct

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Se trata de la Fiesta que sucederá al final de los tiempos. Se refiere a nuestra salvación eterna, cuando estaremos con Dios en el Cielo. Viviremos en completa y perfecta felicidad para siempre, porque Él “enjugará toda lágrima y ya no existirá ni muerte, ni duelo, ni gemidos, ni penas» (Ap. 21, 4)

Sucederá en su Segunda Venida. Y ese momento que sobrecoge -y que muchos temen- es el momento más importante de la historia de la humanidad. En ese instante preciso y brevísimo sucederá la “resurrección de la carne”, como rezamos en el Credo. Y los salvados -ya resucitados- celebrarán ese Banquete.

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Será el «Banquete de Bodas» (Mt. 22, 1-14). Es la celebración de la Boda del Hijo de Dios con la humanidad. Y a esa Fiesta estamos invitados todos. Pero en la descripción que hace San Mateo, vemos cómo algunos no responden a la invitación del Señor, porque tuvieron algo más importante que hacer: “El Reino de los Cielos es semejante a un rey que preparó un banquete de bodas para su hijo. Mandó a sus criados que llamaran a los invitados, pero éstos no quisieron ir… Uno se fue a su campo, otro a su negocio…”

¡Cuántas veces no hacemos nosotros lo mismo! Dios nos llama y en vez de atender su invitación, le damos la espalda. Dios nos ofrece la oportunidad de ir a su Fiesta y de ser felices para siempre. Y ¿cómo respondemos? Si nos revisamos, podemos darnos cuenta de la importancia que le damos a las cosas de este mundo, y de cómo postergamos o rechazamos las cosas eternas. Eso lo hacemos cada vez que no aceptamos alguna invitación del Señor.

Los que están muy pendientes de otras invitaciones y actividades corren el riesgo de quedar fuera de la Fiesta -aunque hayan sido invitados- por no darse cuenta de que la invitación del Señor es infinitamente más importante que cualquier negocio, cualquier preocupación material, cualquier apego terreno.

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Pero hay otro riesgo: el no estar debidamente vestido para esa fiesta. Y ¿qué sucederá a ésos? La cosa es seria: van a ser echados fuera. ¡Pero si fueron invitados! El problema es que no estar bien vestido significa no estar preparado espiritualmente para poder ser aceptado en la Fiesta de la Salvación.

Recordemos que estos eventos denominados “realidades últimas” ¡son ineludibles! El primer evento es la muerte, cuando nuestra alma se separa de nuestro cuerpo y pasa al Cielo, al Purgatorio o al Infierno. Del Purgatorio las almas que se van purificando van pasando al Cielo. Y al final de los tiempos, sucederá la resurrección: nuestras almas se unirán nuevamente con nuestros cuerpos. Y en ese momento será el Banquete de Bodas del Cordero sólo para los salvados, porque los condenados quedarán fuera para siempre.

La invitación al Banquete Escatológico es para todos, pero muchos no aceptan… y algunos no están debidamente preparados. De allí la sentencia bien conocida de Jesús al terminar esta parábola: «Muchos son los llamados y pocos los escogidos».

Isabel Vidal de Tenreiro

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