Este sábado Joe Biden fue anunciado como ganador de la elección presidencial en Estados Unidos, tras cuatro intensos días de conteo y reconteo de votos, además de señalamientos y demandas de fraude electoral por parte de su contendiente Donald Trump.
Biden necesitaba 270 votos del Colegio Electoral, que consiguió una vez se anotó el triunfo en Pensilvania. Según publican medios estadounidenses, Biden logró 290 delegados electorales, mientras que Donald Trump sumó 214.
Poco después del anuncio, Biden declaró que se siente “honrado” por la victoria electoral e hizo un llamado a la unidad nacional. “Ahora que ha concluido la campaña, es hora de dejar atrás el rencor y la áspera y unirnos como nación”, dijo Biden en un comunicado.
Trump no admitió derrota alguna. En un comunicado, dijo que “nuestra campaña comenzará a presentar argumentos en los tribunales para garantizar que las leyes electorales sean respetadas y que el verdadero ganador de las elecciones asuma la presidencia”.
Biden, de 77 años, hizo campaña no tanto en base a promesas políticas o ideológicas sino a la idea de que había que forjar una coalición nacional para derrotar a Trump, al considerarlo una amenaza para la democracia norteamericana. La estrategia resultó eficaz al anotarse triunfos en Michigan, Wisconsin y Pensilvania, antiguos baluartes demócratas que en el 2016, sorpresivamente, se inclinaron por Trump.
«El trabajo que tenemos por delante será duro, pero les prometo lo siguiente: seré un presidente para todos los estadounidenses, ya sea que voten por mí o no», escribió Biden en su cuenta de Twitter después de que oficinas de medición electoral de varios de los principales medios estadounidenses certificaran que había ganado Pensilvania.
Biden está encaminado a ganar el voto popular por más de 4 millones de votos y esa cifra podría aumentar a medida que continúa el escrutinio.
En los días previos, Biden, quien fue vicepresidente bajo Barack Obama, trató de calmar los ánimos y de proyectar la imagen de político sereno y responsable, haciendo llamados a la unidad a fin de sanar las heridas de una nación profundamente dividida.