#OPINIÓN En torno a periodistas y políticos #1Ago

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Articulo de hace dos años. Sigue vigente

Las sociedades modernas reservan funciones, o misiones, esenciales para su desempeño civilizado y civilizatorio a grupos especializados que previa una educación de alta calidad y exigencia, como la universitaria, garanticen el cumplimiento de los dispositivos Constitucionales por los cuales el Estado se obliga con el ciudadano a promover y velar para que existan las condiciones necesarias para que se beneficie de algunos Derechos fundamentales.

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De esta forma para el cumplimiento de prestar un servicio de Salud adecuado le reserva , con exclusión de otros, esta misión al Colegio de Médicos, quienes al mismo tiempo se convierten en asesores del Estado respecto a las políticas públicas que sobre esta tarea se planifiquen y ejecuten- De esta forma nadie puede ejercer la Medicina sin estar inscrito en este Colegio, para lo cual se requiere a su vez ser egresado de una Universidad reconocida o haber validado en ella estudios realizados en el extranjero.

Lo mismo sucede con los egresados en Ciencias Jurídicas, denominados Abogados por el uso extensivo de la función más común que cumplen, profesionales a quienes el estado reserva el ejercicio profesional orientado a la prestación de justicia. Lo mismo sucede con los Ingenieros, Veterinarios, y demás profesiones universitarias que tienen reservadas con exclusividad funciones para cuyo cumplimiento sus operadores deben tener estudios académicos de tercer nivel.

Dentro de este marco de distribución de funciones constitucionales el estado Venezolano le reservó al Colegio Nacional de Periodistas la misión de buscar, seleccionar, jerarquizar y divulgar informaciones de intereses noticioso destinadas a un consumo masivo y canalizadas por los Medios de Comunicación Social. Para el cumplimiento de este objetivo los periodistas para inscribirse en el CNP deber ser egresados de Universidades reconocidas, en donde se asume adquirieron conocimientos teóricos e instrumentales que garanticen que toda información llevada al público además de estar presentada de forma profesional responda a los paradigmas éticos consagrados en la Constitución.

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Ahora bien, el Derecho a la Información es amplio y es difícil constreñirlo a un conducto profesional que lo organice y procese en esquemas académicos, precisamente porque la información es la primera capa de nuestra realidad social y sirve como plataforma básica de la interrelación humana. No obstante su diversidad cuando dicha Información tiene la magnitud de evento público y reviste carácter de noticia, debe ser procesada por quienes pueden con base académica contextualizarla, interpretarla y expresarla de forma que pueda ser percibida correctamente por los ciudadanos. Y la forma correcta no es otra que la contemplada en la ética constitucional.

No es la carrera de Comunicación Social y su ejercicio en el Periodismo algo de bajo rango profesional como piensan muchos, quienes visualizan nuestra tarea como un corri corri de aquí palla y de allá paca, anotando o grabando lo que dice la “gente importante”, para luego hacerlo público mediante una redacción o edición sencilla y elemental al alcance de cualquier neófito. Detrás de cada noticia, reportaje, artículo de opinión o cualquier otro producto periodístico, está presente un arduo y exigente trabajo profesional donde están incluidos conocimientos de nivel académico que la práctica convierte en aplicaciones rutinarias. Al igual que un cirujano en cada intervención esta guiado e instruido por muchos años de estudio, de la misma manera un periodista al elaborar una sencilla nota de prensa está aplicando conocimientos sociológicos, sicológicos y gramaticales que garantizan que esa información procesada garantice el Derecho a una información de calidad que no contenga riesgos sociales o morales para el receptor.

Pero vivimos tiempos tormentosos donde los periodistas no saben cuál es su piso legal dentro de la vertiginosa y desordenada proliferación de medios emergentes con operadores habilitados únicamente por necesidades políticas. Por otra parte las redes sociales se han convertido en un maremágnum informativo donde la verdad y los tiempos de ocurrencia se confunden y solapan, creando estados emocionales diversos que confluyen en el desconcierto colectivo. Organizar en esquemas confiables y útiles toda esta información, estructurar un relato convincente que nos conecte con empatía con el sentimiento mayoritario de la población, es un tema urgente para los demócratas venezolanos y es tarea donde el aporte profesional de los periodistas es medular.

Muchos de los problemas que tenemos en el Frente Amplio nacen de no contar con un buen sistema comunicacional, para el cual son indispensables los periodistas pero donde la prelación es la elaboración de contenidos claros y eficientes, responsabilidad que toca a las instancias ideológicas de la dirección política. El grave problema es que estas instancias no están funcionando o no existen y hemos asumido el quehacer político como un ritual pragmático dentro del cual los partidos compiten por el control de espacios sociales sin tener claro lo que la gente quiere de ellos, es verdad que están haciendo un esfuerzo heroico, que su dirigencia y militancia hace sacrificios personales inéditos y que su espíritu democrático está por encima de cualquier consideración, esto los absuelve moralmente de toda crítica injusta pero no les soluciona el problema de desconexión que actualmente tienen con un porcentaje importante de venezolanos. Dios con nosotros.

Jorge Euclides Ramírez

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