#OPINIÓN El diablo está aquí… Oremos #29May

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El Diablo se le presenta a Jesucristo en el momento que mayor debilidad tenía su cuerpo producto de los varios días con su noches sin probar comida ni beber agua. Sabe este maléfico ser que cuando el humano es sometido a carencias extremas su nivel de conciencia se reduce a los instintos básicos por la subsistencia y que este es el mejor momento para convertirlo en un animal sin alma ni principios.

Jesús lo somete “No tentarás a tu señor, tu Dios”. Y de esta manera coloca la potestad espiritual como dominadora de los apetitos que tenemos como hijos de la carne y las necesidades materiales. Fundamentados en este Poder que nos transfirió Jesús mediante la oración y la eucaristía nosotros como seres duales tenemos la capacidad para elevarnos sobre los atavismos terrenales tomados de la mano de quien nos mostró el camino de la luz.

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En estos momentos cuando el pueblo venezolano en su conjunto padece necesidades extremas por falta de alimentos, medicina, justicia y democracia, hemos visto cómo Satanás se ha introducido en nuestra cotidianidad mediante crímenes de todo tipo que azotan la paz ciudadana y nos colocan en el reino de las tinieblas donde la violencia, la impiedad y la crueldad andan a descampado arremetiendo contra la gente buena. Por ello debemos orar.

Oremos sin desmayo, seamos solidarios, vivamos el compartir, ésta guerra moral no se gana luchando por nuestra supervivencia individual, el Diablo quiere atomizarnos y hundirnos en el egoísmo y nuestra salvación debe ser en conjunto, enfrentemos estos ataques   con la palabra de Jesús…”Cuando unidos invoquen mi nombre yo estaré con ustedes”. Él Diablo ataca pero Dios nos defiende. Si Dios está con nosotros somos invencibles. 

Si queremos vencer limitaciones nacidas  de dudas sobre el poder real de la oración  solamente tenemos que acudir a ese Jesús  que todos llevamos en nuestros corazones, a ese Jesús sencillo que predicaba desde colinas  al descubierto y a la orilla del mar y  los ríos entre pescadores. A ese Jesús que nos invitó a comunicarnos con el “Padre”  de  manera humilde y sencilla dejando de lado la soberbia de las ideas doctas  y los ceremoniales complicados y sentiremos dentro  de nosotros la fuerza y la convicción moral que nos hará poderosos ante las dificultades y ese sentimiento se convertirá en nuestro principal instrumento de victoria.

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Basta rezar, simplemente rezar poniendo todos nuestros sentidos en la comunicación que intentamos con el poder supremo que rige el cosmos, basta orar dejando de lado los inconvenientes de la rutina, los ruidos ambientales, y los desarreglos del mundo. Si rezamos colocando nuestro ser en el propósito de estar con Dios, el amor de Dios nos llevará a la paz, a esa paz verdadera donde no hay consuelo porque no hay dolor, donde no hay culpa porque no hay  pecado, donde no existen deudas porque no hay ambición.

El amor verdadero, la paz verdadera es la calma interna que nos permite movernos en el mundo sin sacrificar en el altar de las ambiciones nuestras esencias espirituales. Esa virtud la  tienen los humildes, los santos. Recemos entonces para que Dios nos de humildad entre tanto grito de soberbia que nos rodea. 

Jorge Euclides Ramírez

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