#OPINIÓN Las cornamentas y las celadas del coronel… #12Oct

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«La infidelidad es tanto física como mental,
estamos hechos de las dos cosas».
Sophie Marceau.

Recordamos la novela cumbre de León Tolstói publicada en el año 1877. Cuyo argumento se centra en la vida de Ana Karenina, una mujer casada con un alto funcionario que se enamora de un joven militar y decide dejarlo todo por él. Es cuestión de que lean la novela o disfruten igual del filme. En la realidad del coronel psicópata las barraganías también cuentan.

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Pues bien, Juan Currutaco es un total desconocido para el coronel psicópata. En realidad si lo ha visto pero ignora que aquel que le da la mano y lo saluda con fingido respeto es su rival. Se trata de un gendarme que cumple las funciones que ya el narcisista no puede atenderle a Isabel sin auxilio de fármacos. Es una fogosidad menos senil. Un uniformado mucho más joven y que también gerencia la choza que con las cajas de comida Isabel ha montado con socorro de San José. Pero por desgracia del psicópata a ella no solo le gustan mayores. ¡Solo imagínense ese Calderón!

Ah pero en la institución, el coronel psicópata le monta celadas a los funcionarios para retarse a sí mismo con sus juegos mentales y en sus “hazañas de inteligencia” en su mundo de complicidades, de control, manipulación y chismes. Porque chismoso si es, copia a las comadres, es la propia fémina.

Este coronel está convencido en su narcisismo de que él es una deidad y de que todos en su entorno están controlados mentalmente por él, porque además se cree propiamente un legeremante en la mesa oval. Y en esa fanfarronería exige absoluto silencio de sus estrategias de maldad, sobre todo para el momento en que decida quitarles la calma a sus víctimas. El tipejo licántropo se percibe como el poseedor de las tácticas de Sun Tzu y que solo él las domina y que solo él las ha estudiado. Todos los demás son unos neófitos en el arte de la guerra, incluso él se cree superar al propio Sun Tzu. Porque según su particular visión es mejor que todos y nadie está por encima de él y ni siquiera ha estado en una guerra de minitecas. Sus medallas son un fraude como es su título de doctor. Entre otros nombres se le conoce como el doctor fraude.

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No obstante el coronel psicópata, con auxilio de sus fantasmagorías o figuraciones vanas de creerse más inteligente que los demás, a él le gusta joder. Y tiene fijación con quitarle la calma a las personas y a los clientes internos – los funcionarios – y a los clientes externos – los usuarios – , para que psicológicamente queden lesionados o afectados por los baldes de agua fría que les echa; entendidos estos como las maldades y el sadismo que aplica dolosamente cuando no se lo esperan, para garantizarse impunidad e inmunidad en sus extorsiones , corrupción y corruptelas que aplica e incentiva en su mundo de criminalidad al sentirse un fracasado militar que nunca más fue ascendido por ser alarmantes sus delitos, entonces todos deben ser castigados y pagar una culpa que no les corresponde. Al tipejo felón, a este coronel psicópata licántropo y voyerista, lo conoce toda la casta militar, sus cursos y mucha gente más, y si aún retirado permanece desprestigiando la fuerza y las instituciones que le han confiado es porque muchos son tributarios de sus ganancias ilícitas. No me digas más, dicen los que lo conocen, ese es el coronel ¿? , el negro ladrón y corrupto, que saboteó su propio ascenso.

Me dijo Margarita, “hoy fue tan amable conmigo, tan cortés, hasta risueño estuvo”. No olvides Margarita que el coronel psicópata tiene también el trastorno histriónico de la personalidad, es un psicópata experimentado y usa añagazas, trampas, es mitómano y se muestra carismático cuando sus ardides se lo exigen para lograr sus fines siniestros. Ninguna sonrisa es espontánea e inocua en él. Sus gestos de persona empática son copiados de la gente sana para mimetizarse y engañar a sus víctimas. Es un depredador social y si te regala una rosa, esa rosa va envenenada, ese gesto es un malware o troyano.

No olviden los funcionarios esta frase. Timeo Danaos et dona ferentes. Temed a los regalos de los griegos. Después de guerrear en las playas de Troya durante nueve años, Calcas induce a los líderes de los dánaos (griegos) a ofrecer a los troyanos el llamado «Caballo de Troya». Sin embargo, el sacerdote troyano Laocoonte desconfía de dicho presente, y advierte a los troyanos que no acepten el obsequio, exclamando: Equo ne credite, Teucri! Quidquid id est, timeo Danaos et dona ferentes. (« ¡No confiéis en el caballo, troyanos! Sea lo que sea, temo a los dánaos incluso si traen regalos».) Pues entonces reitero la advertencia sobre la personalidad engañosa y embaucadora de este coronel psicópata, de este coronel tramposo camaleónico. Porque lo que priva en él son conductas desadaptativas, su inusual regalada sonrisa persigue algo siniestro como siempre, engañar, sorprender la ingenuidad, para terminar imponiéndose malévolamente, corruptamente. Pero no hay peor ciego que el que no quiere ver, ni hay peor sordo que el que no quiere oír y siendo el hombre el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, huelgan entonces las palabras, para quienes están bajo el influjo del síndrome de Estocolmo. El ser humano no siempre sabe discernir conforme a la razón y por esa causa no aprende de la experiencia y vuelve a equivocarse en una situación similar.

Hay un subalterno me dice un funcionario, que ocasionalmente lo llama y coloca su Smartphone en conferencia, a ver si logra comprometerlo, pero esa funcionalidad es detectada por el suyo; y empieza el falso informante a decir cosas conocidas y graves sobre el coronel psicópata y luego lo alaba y lo exalta y aun siendo un varón se le siente la admiración que le tiene como la Hibristofilia que sufre Sussana. Porque es que el coronel con su triada oscura, el maquiavelismo, la psicopatía y el narcisismo, además por el uso aventajado del factor Dark, logra también mediante el factor sorpresa afectar la psiquis de los ingenuos indefensos que no han tenido la precaución de instalar su campo de fuerza ante el desconocimiento de que están tratando con un psicópata experimentado y se creen superiores y en estas lides el coronel psicópata es un asqueroso titiritero que sabe sacarle provecho criminal a los Dunny Kruger de su entorno.

Este coronel psicópata en su afán y desesperación por saber quiénes pueden traicionarlo y quienes puedan ser las fuentes o los informantes de sus criminalidades, monta trampas caza bobos a ver quién cae en la carnada que deja colgada en las mentes de personas que él piensa en su afectado cerebro que son quienes se irán de jeta a difundir las falsas noticias que ex profeso deja correr para capturar a crédulos. Pero sabe tanto este coronel psicópata que sabe a mierda, y ni siquiera sabe quién es Juan Currutaco.

Aunque también los hay caballeros ingenuos e inocentes que sufren este estigma moral y espiritual, infelizmente en la vida de muchos, y esto nadie se lo merece, pero es alarmante la estadística, siempre hay un rival, un alguien que le roba también la calma a los matrimonios y a las relaciones de hecho, aquel que se mete en la intimidad entre dos y la víctima varón que puede ser un fanfarrón que se las da de sabelotodo, pero ni siquiera sabe quién es Juan Currutaco. La víctima, que es victimario en otros escenarios, paga moral y espiritualmente la maldad y el sadismo que comete contra otros. Realmente se trata de una afrenta no solo al cuerpo y a la confianza, sino un agravio al alma toda vez que el cuerpo es el templo del espíritu Santo. Por eso hay que valorar a la mujer de su juventud coronel, ella lo soportó conociendo su psicopatía y le pulió las botas durante muchos años para que fuera elegante a servir…si eso que hace se puede llamar servir.

Más inteligencia en la vida personal, que derrochar maldad, sadismo, corrupción y parafilias en el sitio de trabajo y además dejar sin empleo y sin comida a gente honorable, inocente y decente. Más vigilancia en la vida propia que estar en la institución recogiendo a diario los dólares de las extorsiones y en las alcabalas que monta Isabel en la oficina en la que solo sabe robar, corromper y corromperse. Hasta donde sabemos, son 7 alcabalas ilegales las que tiene montadas esta Ana Karenina por cada trámite que cobra ilegítimamente en dólares a los usuarios externos para lograr toda clase de corruptela, que van desde darle prisa a lo que es gratuito pero que ralentiza convenientemente, hasta alterar expedientes, guarismos y forjar documentos. Ella hace partner con Ananás el gozón y todos lo saben, pero usted los asesora, se los ordena y se hace el pendejo, pero no sabe quién es Juan Currutaco.

«Si a tu mujer le gusta mucho el sexo, más vale que seas un toro:
los cuernos te saldrán de todos modos»
Refrán español.

Crisanto Gregorio León

[email protected]

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