#OPINIÓN El genio y sus amantes #9Mar

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«Es la locura la madre de la genialidad? ¿la genialidad genera comportamientos excéntricos? ¿las grandes obras aparecen de modo espontáneo o se puede provocar? ¿la creación ha de surgir en la soledad?»

Philip Brenot (antropólogo y psiquiatra)
Autor del libro «El genio y la locura».

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GENIO: «La capacidad mental extraordinaria para crear o inventar cosas nuevas y admirables» (RAE)

Hace poco tiempo el escritor y periodista peruano Jaime Bayly, anunció la publicación de su reciente novela «Los Genios» en la que revive momentos no gratos del mundo literario: el puñetazo que le dio Mario Vargas Llosa a Gabriel García Márquez. Un incidente que casi nadie ha sacado a la luz y se desconoce el porqué se generó aquella reacción tan violenta. Esto ocurrió en un teatro de la ciudad de México, dejando aturdido a García Márquez. Algunos comentan que Vargas llosa al momento de golpearlo le balbuceó:

—Esto es por lo que le hiciste a Patricia—.

Ahora bien, ¿qué fue lo que hizo Gabriel García Márquez a Patricia? Y ¿qué pudo ser tan grave como para acabar con la amistad de los «genios»? Una amistad, que para muchos, parecía inquebrantable. Pero ¿quién es Patricia?

Patricia Llosa urquídi, fue la segunda esposa de Mario Vargas llosa, después que éste se divorciara de: Julia Urquídes con quien se casó cuando el futuro escritor tenía apenas tenía 19 años y ella 29 provocando este matrimonio un escándalo, primero por los años que Julia le llevaba a él y además porque era su tía política.

El destino siempre travieso, quiso que un día Patricia, sobrina de Julia Urquídes y, prima carnal de Mario Vargas Llosa, llegara a vivir al hogar que formaba su tía Julia, con Mario.

El asunto es que los padres de Patricia, hablaron con la tía Julia, para que ésta, la aceptara en su casa mientras la niña estudiaba. La tia Julia, le abrió de inmediato las puertas de su casa… Con la mala suerte que al cabo de un tiempo se descubrió un «jujú» entre la jovencita y su primo Mario, cosa que les fue imposible seguir disimulando y aquello prendió un conflicto entre la pareja, que a la final terminó en divorcio.

Luego de esto, Mario Vargas Llosa, escribió un libro titulado: «La tía Julia y el escribidor» en dónde ventiló ciertas vivencias junto a la tía – esposa. Libro que al parecer no le gustó para nada a la tía Julia, quien aconsejada por familiares y amigos, publicó su propia versión de los hechos en un libro titulado: «Lo que Varguitas no dijo»,
buscando con ello demostrar que el amor entre Mario y ella, no se acabó porque se llevaran mal, ni por diferencias de edad, sino porque apareció una tercera persona en discordia: ¡la prima Patricia!

El mismo Vargas Llosa lo confesó a través de una carta a su aún esposa Julia:

«No se puede vivir con una mujer, por muy buena y sacrificada que sea, queriendo a otra».

De modo que tras divorciarse de Julia, se casó con Patricia, que ya había cumplido 18 años. Con ella duró casado 50 años, de cuya unión nacieron tres hijos Álvaro Morgana y Gonzalo.
Sin embargo a la semana de celebrar el 50 aniversario de boda. Apareció retratado públicamente el «genio con su amante», alborotando las redes sociales.
La dama en cuestión era nada más y nada menos que: la ex de Julio Iglesias, de Miguel boyer y viuda de Carlos Falcó, (en ese mismo orden). La socialité Isabel Preysler.

El escritor, hipnotizado quizá por el resplandor del espectáculo, no le importó las consecuencias que aquello le podría acarrear y empacó sus maletas, abandonó a Patricia y se fue a vivir a la casa de su amante, ¡la misteriosa filipina!
Y así, en medio de aquel ambiente de luces rutilantes, compartió junto a ella, ese mundo del espectáculo. Los flashes, el brindis, el bullicio.

Patricia por su parte se encargó de enviarle una carta a su rival Isabel, haciéndole ver qué ella, no era la primera ni la última. Que habían sido muchas las amantes, con las que el genio de las letras la engañaba, pero que a pesar de todo él, siempre volvía al hogar en dónde estaban sus hijos. Isabel, no prestó atención a éstas advertencias, las cuales tomó quizás como un «sangramiento de herida» por parte de Patricia.

Pero, sucedió que en una mañana gris al despertarse, se les rompió el amor… Y la relación de ocho años con la Preysler… Terminó y con un escándalo mediático quizás mayor a los anteriores. Ella, asegura que el motivo de la ruptura fueron los celos y él, por su parte argumenta que: la literatura no se lleva bien con el espectáculo.

Actualmente él escritor de 86 años se ha visto en apuros escondiéndose de periodistas que lo persiguen sin descanso. Por fortuna anda siempre escoltado por sus hijos, que en todo momento actúan como sus guardaespaldas.
Fue grato ver en las redes sociales a su hija Morgana, defendiendo a su papá, a capa y espada de los paparazzi. Evitando a toda costa las preguntas indiscretas que pudieran manchar de alguna manera el nombre del premio Nobel, sobre todo el día que su padre ingresaba a la academia francesa. Ese día lo vimos luciendo un hermoso traje color verde con hilos dorados, empuñando una espada.

Si, allí estaba firme el gran escritor, el genio de las letras: Mario Vargas Llosa, ahora
«inmortal».

Atrás quedaron sus dos matrimonios, sus muchas amantes… Y atrás también quedó Isabel…

Ahora los rumores han ganado eco en las redes sociales, especulando sobre el relato que Vargas llosa, escribió en el 2020 titulado: «Los vientos».
Un relato que ha generado todo tipo de reacciones y comentarios. Un cuento que parece sacado de la vida real, con una mirada anticipatoria de lo que le esperaba al escritor en el futuro.

Las redes sociales han especulado comparando varios fragmentos del cuento, con la vida sentimental de Mario e Isabel Preysler.
Vargas Llosa, como todo un caballero lo niega. Pero… Es que, como decía Barthe:

«Toda autobiografía es ficcional y toda ficción autobiográfica».

—Aquí algunos fragmentos de: «Los vientos»—.

«Todas las noches, parece mentira, desde que cometí la locura de abandonarla pienso en ella y me asaltan los remordimientos. Creo que solo una cosa hice mal en la vida: abandonar a Carmencita por una mujer que no valía la pena».

¡Uyyyyy que duro suena eso! Como dijera Ignell Mendoza: —«No es conmigo y me dolió»—. Ja, ja, ja.

«Todas las noches antes de dormir, pienso en Carmencita y le pido perdón».

«Es el único episodio de mi remoto pasado que mi memoria no ha olvidado y me atormenta todavía, sobre todo en las noches. Fue un enamoramiento de la pichula, no del corazón. De esa pichula que ahora ya no me sirve para nada salvo para hacer pipí».

«Ya me olvidé del nombre de aquella mujer por la que abandoné a Carmencita. Volverá a mi memoria, sin duda, aunque, si no volviera, tampoco me importaría. Nunca la quise fue un enamoramiento violento y pasajero, una de esas locuras que revientan una vida. Por hacer lo que hice, mi vida se reventó y ya nunca más fui feliz»

¡Semejante confesión! seguramente habrá puesto a recapacitar a más de uno.

Reflexionando sobre ese asunto. Estoy de acuerdo que se debería pensar dos veces antes de abandonar el que fue tu hogar durante 50 años.
Sin embargo tomando en cuenta que somos humanos, debo reconocer que hay momentos en la vida que te hacen trastabillar. Que te hacen perder la cordura, y te sumerges en un torrente de emociones que te conducen a un mundo que tal vez no conocías… A un mundo en donde las luces, la escarcha y la música te atrapan con una pasión tan ardiente y aditiva, a la que ni siquiera el «genio» puede escapar.

Natividad Castillo P. (Natty)

[email protected]

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