El presidente colombiano Gustavo Petro se enfrenta a una grave crisis política por las denuncias de que su campaña presidencial habría recibido dinero del régimen de Nicolás Maduro en Venezuela. El escándalo involucra a sus más cercanos colaboradores, como el embajador en Caracas, Armando Benedetti, y la exjefa de gabinete, Laura Sarabia.
Según las investigaciones de la Fiscalía General de la Nación, Benedetti y Sarabia habrían participado en el manejo de unos dólares en efectivo que habrían llegado desde Venezuela para financiar la campaña de Petro en el 2022. La Fiscalía interceptó unas conversaciones telefónicas entre los dos funcionarios, en las que se evidencia su preocupación por el origen y el destino del dinero.
Además, la Fiscalía encontró unos audios de Benedetti en los que amenaza con revelar toda la verdad sobre la financiación de la campaña de Petro si no recibe apoyo del gobierno. En los audios, Benedetti dice frases como «nos hundimos todos, nos acabamos todos, nos vamos presos».
El escándalo ha generado una fuerte reacción de la oposición política, que ha pedido la renuncia del presidente Petro y la apertura de un juicio político en el Congreso. También ha provocado el quiebre del círculo íntimo que llevó a Petro al poder, pues tanto Benedetti como Sarabia renunciaron a sus cargos el pasado viernes.
Petro ha negado las acusaciones y ha dicho que se trata de una persecución política y mediática para desprestigiar su gobierno. El mandatario ha asegurado que su campaña fue transparente y que nunca recibió dinero del chavismo. También ha defendido a Benedetti y Sarabia, a quienes considera sus amigos y aliados.
El escándalo se suma a otros expedientes judiciales que le han estallado a la campaña de Petro en los últimos días, como los casos de Piedad Córdoba, Roy Barreras y Nicolás Petro, que también están siendo investigados por presuntos actos de corrupción o irregularidades electorales.
El gobierno de Petro atraviesa por uno de sus momentos más difíciles desde que asumió el poder hace 10 meses, como el primer presidente de izquierda en la historia del país. Su popularidad ha caído en las encuestas y su coalición parlamentaria se ha debilitado. El futuro político del presidente depende del desenlace de este escándalo que puede marcar su presidencia.