#COLUMNA Soliloquios de café: ¡Incomprensible destrucción! (Parte III) #25Jun

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¡SIN PRODUCTORES AGROPECUARIOS NO HAY COMIDA!

“…Uncido el pueblo americano al triple yugo de la ignorancia, de la tiranía y del vicio, no hemos podido adquirir, ni saber, ni poder, ni virtud. Discípulos de tan perniciosos maestros las lecciones que hemos recibido, y los ejemplos que hemos estudiado, son los más destructores. Por el engaño se nos ha dominado más que por la fuerza; y por el vicio se nos ha degradado más bien que por la superstición. La esclavitud es la hija de las tinieblas; un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción; la ambición, la intriga, abusan de la credulidad y de la inexperiencia, de hombres ajenos de todo conocimiento político, económico o civil; adoptan como realidades las que son puras ilusiones; toman la licencia por la libertad; la traición por el patriotismo; la venganza por la justicia…”

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“Simón José Antonio de la Santísima Trinidad, Bolívar, Palacios, Ponte y Blanco.”

EL LIBERTADOR.

Discurso de Angostura – 15 de febrero de 1819.

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El inmenso amor que tengo a mi única Patria, Venezuela, me hace suplicar a Dios Todopoderosos para que se apiade de los habitantes de esta “Tierra de Gracia” a la cual otorgó parte de las mayores riquezas conocidas.

Perdónenme si estoy errado, desfasado o es que no he sabido expresarme, tomen lo bueno y desechen lo malo, mi intención es buena, es hasta compasión lo que siento por muchos ciudadanos coterráneos de este país maravilloso, eso sí lo aseguro, he pregonado que lo malo para alguien es bueno, lo maléfico es el daño que causa a los demás…

La situación en la cual sobrevivimos un extenso segmento de la población se hace insoportable y la actitud de algunas personas parece salir de un guión de una película de terror, al mismísimo estilo del otrora famoso Alfred Hitchcock.  

Para mí, es causalidad que, la producción agropecuaria por tratarse de la producción de alimentos es la denominada producción primaria y, este sistema de producción es apoyado, respetado y valorado en los países libres y democráticos, especialmente, porque una minoría trabajadora en las condiciones más precarias produce los alimentos necesarios para el grueso de la población.

Durante la llamada era democrática el otrora Ministerio de Hacienda pretendió pechar con impuestos al sistema agropecuario, siendo miembro de la extinta “Asociación de Productores Agropecuarios de la Región Centro Occidental, APROPECO”, me fue encomendado hacer una investigación técnica a fin de justificar por qué no se debe pechar impositivamente a este sistema productivo.

Dentro de esa investigación encontramos “JURISPRUDENCIAS” suficientes en cuyas sentencias, entre otras cosas, se especifica y valora la ilusión, el riesgo, tesón, perseverancia, esfuerzo, trabajo e inversión realizados por “VARIAS GENERACIONES DE PRODUCTORES AGROALIMENTARIOS” para lograr hacer realidad una unidad de producción eficiente y eficaz…

¡ESTO BASTÓ PARA PARAR AQUELLA FUNESTA PRETENSIÓN!

No me consta, pero se me ha aseverado que, el país más grande del mundo, los Estado Unidos de América, donde se respeta la propiedad privada y la remuneración al trabajo como Derechos Humano que es, cuando los precios de un producto comestible tiende a la baja ocasionando pérdidas al productor, caso que generalmente sucede por exceso de oferta, las autoridades del estado afectado donde estén las unidades de producción, llaman al productor y le piden que justifique sus ingresos monetarios de los últimos cinco años y, una vez justificados, le proponen no sembrar el rubro excedentario y le cancelan el promedio devengado en esos cinco años.

He pregonado que:

“No existe sistema productivo que haya logrado trabajar a pérdidas”.

Imagino la desesperación de un productor que después de birromear y arar la tierra, con bueyes, maquinaria propia o alquilada, de fertilizarla, desinfectarla, sembrar la semilla, regarla o drenar el exceso de agua de torrenciales aguaceros, de luchar contra plagas, hongos e insectos; después de vencer toda clase de obstáculos y contratiempos hasta para conseguir los insumos necesarios y poder transportarlos a sus unidades de producción; muchas veces luchando con depredadores de dos y de cuatro patas, intentos de invasión, expropiación, expoliación; de robos, intentos de secuestros y homicidios, saboteos y saqueos; de trabajar sin disponer de electricidad eficiente; a la intemperie, bajo un sol inclemente, de un torrencial aguacero o una persistente llovizna, de hacer noches días y pedir al santo de su devoción tener una buena cosecha, entonces, por situaciones adversas imposible de sortear y no creadas por él, como es la escasez de combustibles, en el país que vendió energía eléctrica a países vecinos y abasteció gran parte del mundo con gasolina y gasoil, y que presuntamente todavía se lo suministra a otros países, tenga que botar o destruir la cosecha lograda

“LA ESPERANZA DE ALCANZAR EL BIENESTAR DE SU FAMILIA.”

¿Se habrá calculado cuántas mulas se necesitan para transportar la leche o el queso desde el sur de Barinas, de Apure, o una cosecha de tomates, zanahorias o cualquier hortaliza desde el Táchira hasta Caracas y en cuanto tiempo se haría el trayecto? ¿Cómo se preservarían estos alimentos?…

¿Se sabrá que durante el siglo antepasado los gobiernos construyeron ferrocarriles para transportar las cosechas de café… ¿?

¿Será que, como bueyes uncidos al yugo,

no hemos podido adquirir, ni saber, ni poder, ni virtud?

Maximiliano Pérez Apóstol

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