«No es una guerra, no es un campo de batalla. Es una masacre, es terrorismo«, expresó Itai Veruv, general de división del ejército de Israel, quien además describió que encontraron los cuerpos de 40 bebés decapitados junto a sus padres, en los dormitorios donde buscaron refugio de los combatientes.
El kibutz Kfar Aza fue arrasado por los terroristas de Hamás durante el fin de semana, la ofensiva inició el sábado y los combates se mantuvieron hasta domingo, dejando casas y vehículos destruidos, además de centenares de cadáveres y decenas de israelíes tomados como rehenes.
Los soldados israelíes llevaron a la prensa extranjera a Kfar Aza, donde recuperaron los cuerpos de las víctimas entre las casas y los autos quemados, además encontraron los cuerpos de los que consideran atacantes palestinos que fueron abatidos al infiltrarse en la comunidad agrícola colectiva de mil miembros, cerca de Gaza.
Un sobreviviente declaró que sintió un terror paralizante, pues durante 18 horas no paraban de disparar contra la vivienda en la que se encontraba con su familia. Avidor Schwartzman explicó que escucharon a las personas hablar en árabe, a la vez que disparaban, “como fuego automático”.
Al ser rescatados por el ejército, Schwartzman dijo “parecía algo entre una zona de guerra y el infierno. Cuerpos por todas partes y agujeros de bala por todas partes”, además señaló que perdieron el contacto con los padres de su esposa antes de la incursión y aún desconocen su paradero.