#OPINIÓN Kishori Mahbubani: El siglo XXI será eminentemente asiático #15Ene

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Advertencia: La mayoría de las ideas acá expuestas no son de mi autoría, son, eso sí, extractos y resúmenes que he tomado de Google Académico y que expongo a mis lectores para que tengan una idea de las extraordinarias argumentaciones de Kishori Mahbubani sobre el nuevo orden geopolítico planetario que se plantea con el indetenible ascenso asiático que se nos avecina o que ya está aquí entre nosotros. 

¿Quién es Kishori Mahbubani?

Nacido en 1948 en la diminuta pero muy próspera ciudad-estado de Singapur, de padres hindúes, este brillante y polémico pensador y diplomático que presidió el Consejo de Seguridad de la ONU, salta a la fama planetaria con sus muy interesantes y muy originales libros sobre geopolítica, tales como ¿Pueden pensar los asiáticos? Comprender la división entre Oriente y Occidente, El nuevo hemisferio asiático. El irresistible desplazamiento del poder global hacia Oriente. Más allá de la edad de la inocencia (2009). La gran convergencia: Asia, el Occidente y la lógica de un solo mundo. (2008). ¿Lo tiene Occidente perdido?, Una provocación. (2018), Milagro de la ASEAN. Grandes éxitos editoriales que deberíamos conocer en Latinoamérica. Quien escribe lo ha conocido gracias las inteligentes apreciaciones del sinólogo venezolano residente en México Alfredo Toro Hardy.

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Las ideas maestras de Kishori Mahbubani pueden ser resumidas así: explora los desafíos y dilemas que enfrentan Occidente y Asia en una aldea mundial cada vez más interdependiente y una competencia geopolítica cada vez más intensa. El fin de la era de la dominación occidental. El mayor error estratégico que Occidente está cometiendo ahora es negarse a aceptar esta realidad. Occidente necesita aprender a actuar estratégicamente en un mundo en el que ya no es el número uno. Es el regreso de Asia. Desde la Antigüedad las economías más grandes del mundo fueron asiáticas. Sin embargo, después de 1820 y el surgimiento de Occidente, las grandes civilizaciones asiáticas como China e India fueron dominadas y humilladas. El siglo XXI verá el regreso de Asia al centro de la escena mundial. El ascenso pacífico de China. El cambio en el equilibrio de poder hacia el Este ha sido más pronunciado con el ascenso de China. Si bien este ascenso ha sido pacífico, muchos en Occidente han respondido con una preocupación considerable por la influencia que China tendrá en el orden mundial. Globalización, multilateralismo y cooperación. Muchos de los problemas más acuciantes del mundo, como la COVID-1820 y el cambio climático, son problemas mundiales.

En Más allá de la edad de la inocencia, Kishore Mahbubani fue descrito por The Economist como «un Toynbee asiático, preocupado por el ascenso y la caída de las civilizaciones». Formado en filosofía en América del Norte y Asia, y con mucha experiencia en política real como diplomático en el escenario mundial, Mahbubani tiene una visión inusual de la relación cada vez más problemática de Estados Unidos con el resto del mundo.

En Más allá de la edad de la inocencia, Mahbubani nos revela la América que Asia y el resto del mundo ven. Somos un país que ha dado esperanza a miles de millones de personas al crear una sociedad en la que el destino no se determina al nacer. Después de la Segunda Guerra Mundial, creamos un orden global que permitió que muchas naciones florecieran. Pero cuando terminó la Guerra Fría, Estados Unidos cometió un terrible error. Empezamos a comportarnos como un país normal, ignorando la difícil situación de los demás, indiferentes a las consecuencias de nuestras decisiones sobre los demás. Estados Unidos fue imprudente en su política hacia dos grandes masas de la humanidad: la población china y la musulmana. Guantánamo dañó nuestra autoridad moral, pero Abu Ghraib, paradójicamente, puede haber demostrado la responsabilidad de las instituciones estadounidenses. Sin embargo, la desilusión con Estados Unidos se ha extendido a todos los rincones.

Permitir una brecha duradera entre Estados Unidos y el mundo, argumenta Mahbubani, sería un error estratégico colosal para Estados Unidos y una gran pérdida para el mundo. Pero todavía hay tiempo para que Estados Unidos cambie de rumbo; y en este libro visionario que invita a la reflexión, Mahbubani nos muestra cómo hacerlo. Mahbubani nos revela la América que Asia y el resto del mundo ven. Somos un país que ha dado esperanza a miles de millones de personas al crear una sociedad en la que el destino no se determina al nacer. Después de la Segunda Guerra Mundial, creamos un orden global que permitió que muchas naciones florecieran. Pero cuando terminó la Guerra Fría, Estados Unidos cometió un terrible error. Empezamos a comportarnos como un país normal, ignorando la difícil situación de los demás, indiferentes a las consecuencias de nuestras decisiones sobre los demás. Estados Unidos fue imprudente en su política hacia dos grandes masas de la humanidad: la población china y la musulmana. Guantánamo dañó nuestra autoridad moral, pero Abu Ghraib, paradójicamente, puede haber demostrado la responsabilidad de las instituciones estadounidenses. Sin embargo, la desilusión con Estados Unidos se ha extendido a todos los rincones.

Permitir una brecha duradera entre Estados Unidos y el mundo, argumenta Mahbubani, sería un error estratégico colosal para Estados Unidos y una gran pérdida para el mundo. Pero todavía hay tiempo para que Estados Unidos cambie de rumbo; y en este libro visionario que invita a la reflexión, Mahbubani nos muestra cómo hacerlo.

Durante siglos, los asiáticos (chinos, indios, musulmanes y otros) han sido espectadores en la historia del mundo. Ahora están listos para convertirse en copilotos.

Los asiáticos finalmente han entendido, absorbido e implementado las mejores prácticas occidentales en muchas áreas: desde la economía de libre mercado hasta la ciencia y la tecnología modernas, desde la meritocracia hasta el estado de derecho. También se han vuelto innovadores a su manera, creando nuevos patrones de cooperación que no se ven en Occidente.

¿Resistirá Occidente el ascenso de Asia? La buena noticia es que Asia quiere replicar, no dominar, a Occidente. Para que surja un resultado feliz, Occidente debe renunciar con elegancia a su dominio de las instituciones globales, desde el FMI hasta el Banco Mundial, desde el G7 hasta el Consejo de Seguridad de la ONU.

La historia enseña que las tensiones y los conflictos son más probables cuando surgen nuevas potencias, recordemos la famosa Trampa de Tucídides. Esto también puede suceder. Pero pueden evitarse si el mundo acepta los principios clave para una nueva asociación global enunciados en El Nuevo Hemisferio Asiático.

La historia ha comenzado a cambiar y Occidente debe asumirlo. Estamos creando una nueva civilización global.  Asia dominará el tercer milenio, dice Mahbubani, principal adalid de esta visión que inclusive comparte el Fondo Monetario Internacional. El ochenta y ocho por ciento de la población mundial fuera de Occidente está alcanzando los niveles de vida occidentales y comparte las aspiraciones occidentales. Sin embargo, Mahbubani, uno de los comentaristas globales más perspicaces, también advierte que un nuevo orden global necesita nuevas políticas  y actitudes.

Los responsables políticos de todo el mundo, agrega Mahbubani, deben cambiar sus ideas preconcebidas y aceptar que vivimos en un solo mundo. Los intereses nacionales deben equilibrarse con los intereses globales. El poder debe ser compartido. Estados Unidos y Europa deben ceder algo de poder. China y la India, África y el mundo islámico deben integrarse. Mahbubani insta a que solo a través de estas acciones podemos crear un mundo que converja benignamente. 

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Las emigraciones masivas

Europa sufre una amenaza existencial: las emigraciones masivas de millones de africanos durante décadas, una alianza con China aliviaría esta amenaza, argumenta Mahbubani. La probabilidad de que Europa se vea desbordada por la llegada de millones de inmigrantes procedentes de África es muy real. En 2100, la población africana será diez veces superior a la europea: 4.500 millones de africanos frente a 493 millones de europeos.  Dados los retos de esta situación, si los europeos quieren dar respuesta prioritaria a sus desafíos existenciales (que se derivan de su geografía), deberían centrarse en el desarrollo económico y social de África. Y el mejor socio con el que puede trabajar Europa para conseguir ese desarrollo es China. De hecho, China es ya el principal socio económico de África.

Sólo hay un obstáculo para que Europa haga esto: la oposición de Estados Unidos. Y sólo hay que ver cómo los americanos están intentando convencer otros países para que no participen en el BRI chino [Belt Road Initiative, la Iniciativa de la Franja y la Ruta o Nueva Ruta de la Seda], una de las mayores fuentes de inversión chinas en el continente africano.

Trabajar junto a China

La contienda geopolítica definitoria del siglo XXI es entre China y Estados Unidos. Pero, ¿es evitable? Y si sucede, ¿el resultado ya es inevitable?
China y Estados Unidos son potencias mundiales sin rivales serios. Se miran con recelo a través del Pacífico; se comunican mal; Parece que hay poca empatía natural. Ha comenzado una contienda geopolítica masiva.
Estados Unidos valora la libertad; China valora la libertad del caos. Estados Unidos valora la decisión estratégica; China valora la paciencia. Estados Unidos se está convirtiendo en una sociedad de desigualdad duradera; China, una meritocracia. Estados Unidos ha abandonado el multilateralismo; China lo acoge con beneplácito.
Kishore Mahbubani, un diplomático y académico con un acceso inigualable a los responsables políticos de Pekín y Washington, ha escrito la guía definitiva de las profundas líneas divisorias en la relación, una evaluación lúcida del riesgo de cualquier confrontación y una evaluación vigorosamente honesta de las fortalezas y debilidades, y las excentricidades de las superpotencias, de Estados Unidos y China.

El auge de China, valora Mahbubani, no es una amenaza para Europa. Al contrario, podría ayudar a mejorar su seguridad si promueve el desarrollo /&%$#”!°africano. Es poco inteligente por parte de Estados Unidos pedir a los europeos que ignoren sus amenazas existenciales a largo plazo. Claramente, el principal dilema estratégico que debe afrontar Europa durante las próximas décadas: obedecer lo que le dicta su corazón y adherirse a los Estados Unidos, u obedecer lo que le dice su cabeza y trabajar junto a China para desarrollar África y evitar futuras oleadas de inmigrantes africanos. A pesar de que Estados Unidos está separado de África por un océano enorme (el Atlántico), el hecho evidente es que ahora vivimos en una pequeña aldea global interdependiente. La rápida propagación de la Covid-19 por todos los rincones del planeta, así como la amenaza creciente del cambio climático, demuestran que la humanidad afronta desafíos comunes globales.

 Ha estallado una competición geopolítica entre Estados Unidos y China. No es una sorpresa: allí donde el poder emergente número uno (China) parece a punto de superar al poder establecido número uno (Estados Unidos), nace una nueva disputa entre los dos. ¿Lo explica Mahbubani en su libro Has China Won? The chinesse challenge american primacy. Título que podría traducirse como ¿Ha ganado China? El desafío chino a la primacía americana.   Estados Unidos se ha propuesto de manera poco sensata como prioridad detener el ascenso de China. 

El estatus centenario de Occidente como centro de la riqueza y el poder mundial está llegando a su fin. A medida que las nuevas potencias -China e India de Asia y otras de África y América Latina- se elevan a la cima del orden jerárquico del mundo, ¿cómo debería reaccionar Occidente? Kishore Mahbubani argumenta apasionada y provocativamente que Occidente ya no puede imponer su poder e ideales al mundo en general y, paradójicamente, que sólo admitiendo su declive puede Occidente prepararse para el éxito estratégico a largo plazo. Mahbubani examina los mitos y autoengaños del poder occidental con el ojo crítico de un forastero, y la impactante frescura de su análisis geopolítico hará que todos los occidentales y pensadores políticos se detengan a pensar.

El milagro de la Asean

La Asociación de Naciones del Sudeste Asiático es un milagro, asienta Mahbubani. ¿Por qué? En una era de creciente pesimismo cultural, muchas personas reflexivas creen que las diferentes civilizaciones, especialmente el Islam y Occidente, no pueden vivir juntas en paz. Los diez países de la ASEAN ofrecen un próspero contraejemplo de coexistencia civilizatoria. Aquí, 625 millones de personas conviven en paz. Este milagro fue entregado por ASEAN. en una era de creciente pesimismo económico, donde muchos jóvenes creen que sus vidas empeorarán en las próximas décadas, el sudeste asiático burbujea de optimismo. En una era en la que muchos pensadores predicen un aumento de la competencia y la tensión geopolítica, la ASEAN reúne regularmente a todas las grandes potencias del mundo. Las historias de paz se cuentan con menos frecuencia que las historias de conflicto y guerra. 

Las imperfecciones de la ASEAN ocupan mejores titulares que sus logros. Pero en manos del pensador y escritor Kishore Mahbubani, la buena noticia es también una provocación y un desafío para el resto del mundo. Este excelente libro explica, en términos claros y sencillos, cómo y por qué la ASEAN se ha convertido en una de las organizaciones regionales más exitosas del mundo. – George Yeo dice de este libro de Mahbubani que es “Un relato poderoso y apasionado de cómo, contra todo pronóstico, la ASEAN transformó la región y por qué Asia y el mundo la necesitan aún más hoy en día. 

Reflexión final

Asia vive hogaño un periodo de paz y de crecimiento económico extraordinario sin paralelo, mientras que Estados Unidos y la Unión Europea aparecen como entrampados en dos guerras inútiles y costosas en Ucrania y Gaza. Oigamos con atención a este heraldo de los nuevos tiempos que es  Mahbubani. 

Luis Eduardo Cortés Riera

[email protected]

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