El 9 de abril de 1999, Barquisimeto se sumergió en el caos. Un aguacero implacable desató la furia del Río Turbio, que, desbordado a niveles históricos, arrasó con todo a su paso. El Puente Macuto, una arteria vital, se desmoronó «como si fuera de papel«, según testigos, arrastrando vehículos y personas. La misma suerte corrió el Puente Las Damas, en la avenida Ribereña, aunque afortunadamente sin víctimas.
El saldo preliminar, según el Centro de Documentación Interna (CDI) de El Impulso, fue devastador: dos personas fallecidas y tres desaparecidas, incluyendo varios menores. La escena en el Puente Macuto era de desesperación. Cuatro menores y tres adultos fueron arrastrados por la corriente. Milagrosamente, Argenis Orellana, un niño de 11 años, logró aferrarse a un islote en medio del río, desatando una angustiosa operación de rescate.
Las autoridades, encabezadas por el entonces gobernador Orlando Fernández Medina y el alcalde Macario González, se presentaron de inmediato en el lugar. El tráfico en la avenida Ribereña fue interrumpido, mientras una multitud de curiosos presenciaba impotente la fuerza de la naturaleza.




El rescate como prioridad
El rescate de Argenis se convirtió en la prioridad. Tras intentos fallidos por tierra, la providencial llegada de un helicóptero de la Guardia Nacional, aprovechando un breve claro entre las nubes, permitió sacar al pequeño de las embravecidas aguas. Argenis fue trasladado al Hospital Pediátrico Antonio María Pineda y su estado reportado como estable.
Horas después, la esperanza y la desolación se mezclaron. Jonathan Torrealba, otro de los menores, fue rescatado con vida, pero los cuerpos de dos adultos fueron localizados a kilómetros de distancia, confirmando los peores temores. Testigos como Carlos Fernández relataron el colapso del puente y cómo la corriente arrastraba a personas y vehículos. Solo el techo de una camioneta pickup verde era visible entre los escombros.



Barquisimeto incomunicada
La magnitud del desastre incomunicó a poblaciones clave como Cabudare, Macuto, El Manzano y Río Claro. El temor se apoderó de la ciudadanía, lo que llevó al cierre preventivo del Puente de Santa Rosa y al debilitamiento de otras estructuras viales. La autopista Centroccidental, en su tramo Barquisimeto-San Felipe, colapsó ante la desesperación de los conductores por encontrar una vía alterna.
Situación de emergencia
Ante la magnitud de la emergencia, el estado Lara fue declarado en situación de emergencia. Se estima que las pérdidas superan los 5.500 millones de bolívares, con sesenta familias damnificadas. La visita de la Primera Dama, Marisabel Rodríguez de Chávez, y la inminente llegada del Ministro de Infraestructura, Luis Reyes Reyes, y posiblemente el Presidente Hugo Chávez Frías, subrayaron la gravedad de la situación.
El Ministro de la Defensa, General Raúl Salazar, ordenó el envío de un puente de guerra y personal de ingenieros para apoyar en la refacción de las estructuras dañadas. Mientras tanto, la precariedad de los recursos de Defensa Civil, sin presupuesto para afrontar emergencias, resaltó la vulnerabilidad de la región ante futuros eventos climáticos.