“…Un simple error de una máquina o una decisión equivocada de un militar presionado por sus superiores, o por las circunstancias, produciría una hecatombe nuclear. ¿Alguien estará apostando nuevamente al Armagedón atómico?”
Jorge Puigbó
La agudización de unos y el surgimiento de nuevos conflictos bélicos en el mundo, además de la incertidumbre que provocan en las personas, me impulsa a reproducir ideas y renovar conceptos que desde hace años venimos exponiendo en diversos artículos. Lo primero es señalar que, el mundo, en lo absoluto, está en paz. En este momento existen, por lo menos, cincuenta y seis conflictos bélicos, el número más alto desde la Segunda Guerra Mundial, según el Índice de Paz Global. Algunos de los principales están protagonizados por: Rusia-Ucrania, India-Pakistán, Israel-Hamas, Israel- Estados Unidos-Irán, la guerra en Sudán, la de República Democrática del Congo, Etiopía y Yemen, entre otros, sin perder de vista que algunos de estos países poseen armamentos nucleares. El inicio de las acciones, los altos al fuego y sus violaciones, se han vuelto algo cotidiano.
Hoy existen nuevos agravantes, las acciones bélicas producen un mayor impacto y desestabilización internacional, debido a las alianzas surgidas y a la aplicación de la estrategia denominada Guerra Hibrida, mediante la cual un país recurre al uso abierto de su ejército, incorporando, a los avanzados métodos de guerra convencional la actuación de grupos insurgentes irregulares; la de elementos armados no estatales: las migraciones; la diplomacia; la política; el uso del terrorismo y la guerra cibernética, sobre todo con el hackeo de industrias y servicios esenciales para la economía, además de la extensa manipulación de la desinformación en las redes sociales. Es conveniente señalar que, generalmente estas guerras suelen ser precedidas por conflictos híbridos en los cuales no se llega a utilizar abiertamente la fuerza armada, pero sí, cualquier medio para desestabilizar al enemigo. Ejemplo de lo anterior, el de Irán, quien armó de misiles de largo alcance y drones de todo tipo, a los Hutíes en el Yemen, para hostigar a Israel y asimismo perturbar la navegación mundial en el mar Rojo, recordemos que por el estrecho de Bab El-Mandeb, entre Yemen y Yibuti, trafica la cuarta parte del comercio mundial marítimo y es la conexión entre el Golfo de Adén y el mar Rojo, y así, por esa ruta, hasta el canal de Suez y el Mediterráneo. Reafirmación de su importancia es la base militar China en Yibuti (Djibouti), instalada para apoyar sus intereses en ese estrecho, ya que sus barcos, provenientes del océano Índico, utilizan esta vía. Ha sido una agresión al mundo sin justificación alguna, promovida por los iraníes, quien no solo apoyan a los Hutíes, sino también lo hacen con los grupos terroristas, Hamás y Hezbolá, todos armados y entrenados por ellos
En la doctrina militar ese tipo de acción encubierta se denomina guerra subsidiaria, guerra por delegación o guerra proxy. En un mundo globalizado, cualquier acción de guerra, sobre todo si afecta a estrechos o canales importantes para el comercio marítimo, tiene un efecto inmediato en la economía mundial. Un viejo adagio marinero decía: “Controla los estrechos y canales y controlarás el mundo”. Irán siempre amenaza con bloquear el estrecho de Ormuz, el cual lo separa de Omán y los Emiratos Árabes, única conexión entre el golfo Pérsico y el golfo de Omán, vía al mar Rojo y al canal de Suez. Por ese estrecho pasan diariamente unos 20 millones de barriles de petróleo, o sea, una quinta parte de la producción mundial de acuerdo a información de la Administración de Información Energética de Estados Unidos.
No hay nada que negociar con la franquicia yemenita del régimen iraní. Imposible olvidar un aspecto fundamental para poder entender la dinámica de estos acontecimientos y es su origen religioso-ideológico. Los Hutíes, musulmanes chiitas-zaidíes, actúan en el Yemen apoyados por Irán, de mayoría chiita, en contra del gobierno legítimo de ese país quien, a su vez, está apoyado por Arabia Saudita de mayoría musulmana sunita. Los hutíes aparecieron en 1990, se denominaron así por su fundador Hussein al Houthi y fue a partir de la Guerra del Golfo, en el 2003, que adoptaron el lema: «Dios es grande. Muerte a EE.UU. y a Israel. Maldición a los judíos y victoria para el islam».
De nuevo una guerra se incrementa y aumenta la incertidumbre en el mundo. No puede haber sorpresas, es un proceso contínuo, un ingente número de países, tejieron al paso del tiempo, una red de alianzas y apoyos, con el solo objetivo de lograr la preponderancia en el mundo y el poder político-económico, amén de los que, guiados por sus ideologías religiosas, las están tratando de imponer desde hace siglos a sangre y fuego (recordemos solamente al terrorista Estado Islámico, ISIS); o utilizando la penetración masiva de activistas y seguidores a través de fronteras permeables, apoyados por una cohorte de personas y de países ideológicamente alineados con ellos, quienes parecieran obviar las consecuencias sociales que se producirán con el paso del tiempo y la irreversibilidad de este proceso. La integración social y la cohesión comunitaria es extremadamente difícil y si no hay voluntad, sino todo lo contrario, en los emigrantes, es imposible.
El mundo pareciera avanzar hacia un conflicto mucho más complejo que el de la Guerra Fría. La tecnología aplicada hace palidecer a cualquier realidad precedente y está en pleno desarrollo, no solo son los movimientos de ejércitos, de armamentos intimidatorios, o ejercicios militares cerca de fronteras sensibles, o el despliegue de unidades marinas por los océanos del mundo, o el lanzamiento de poderosos misiles de largo alcance en demostración de poderío, sino que, ahora se suman una infinidad de acciones que permanecen ocultas a los ojos de las personas comunes. Este tipo de hostilidades, son las que antes mencionábamos bajo la denominación de conflictos híbridos con sus conceptos de “asimetría” y “zona gris”, las cuales, sin llegar a la guerra abierta, mantienen en constante zozobra a la población del mundo. Ejemplos claros, Corea del Norte y sus lanzamientos de misiles sobre el Mar de Japón, o las acciones de intimidación de China sobre Taiwán, o los movimientos de tropas de Rusia sobre la frontera con Finlandia.
Existe, desde siempre, una doctrina político militar, en plena vigencia, denominada Teoría de la Disuasión, está basada en que, el poder acumulado frente al enemigo, se presume, lo disuade de atacar. Si sumamos ese concepto a otro llamado Destrucción Mutua Asegurada, encontramos el fundamento de una política desarrollada durante años, antes y durante el período que duró la Guerra Fría, ha sido una pesadilla para la Humanidad, su recuerdo todavía pesa sobre los que vivimos las amenazas. Recordemos, por un instante, la crisis de los misiles nucleares que Rusia instaló en Cuba, provocando un incidente que estuvo a punto de volar por los aires al mundo. Un simple error de una máquina o una decisión equivocada de un militar presionado por sus superiores, o por las circunstancias, produciría una hecatombe nuclear. ¿Alguien estará apostando nuevamente al Armagedón atómico? Mientras conversamos te continúo agrediendo, un libreto irracional, una tragicomedia farisaica parecen ser las relaciones internacionales.
Jorge Puigbó