La fe tiene muchas formas de manifestarse, pero en Barquisimeto y Santa Rosa, ha encontrado en el arte su máxima expresión. A lo largo de los años, la devoción a la Divina Pastora, patrona de los larenses, ha inspirado a artistas y arquitectos a transformar el paisaje urbano en un testamento monumental de fe y cultura. Desde imponentes esculturas hasta vibrantes murales, cada obra es un recordatorio del fervor que se vive cada 14 de enero.
Uno de los símbolos más emblemáticos de esta devoción es el Monumento Manto de María. Inaugurado en 2016 con motivo de la procesión número 160, esta obra de los arquitectos Orlando Perdomo, Rafael Vargas y Jorge Rodríguez se alza 63 metros sobre el cielo larense. Con sus dos torres de concreto y 522 líneas tubulares que evocan la figura de la Virgen, la escultura no solo es un ícono arquitectónico, sino también un punto de encuentro espiritual y un símbolo de protección divina para toda la ciudad. Sus seis miradores permiten a los visitantes contemplar su majestuosidad y el paisaje de la ciudad desde las alturas.

El recorrido de fe continúa en Santa Rosa, donde su Arco recibe a los peregrinos. Diseñado por la arquitecta Elba Cadenas Ríos, este monumento, erigido en 2004, representa la silueta de la imagen de la Divina Pastora y evoca la arquitectura del templo donde reside la Virgen. Las pinturas en su interior reflejan la esencia de esta tradición, dando la bienvenida a quienes se acercan al poblado.

El artista barquisimetano Alexander Méndez ha contribuido de manera significativa a este paisaje religioso. Sus coloridas esculturas, como “El reencuentro con tu pueblo” y “Caminando con su pueblo”, rinden homenaje a la Virgen. La primera, instalada en la avenida Lara, se realizó tras la suspensión de la procesión por la pandemia, y su composición de 4.572 cuadros de PVC la convierte en un atractivo visual que celebra el regreso de la tradición. La segunda, ubicada en la avenida Los Leones, ilustra a la Virgen con el Niño Jesús, uniendo a sus fieles en una caminata simbólica de fe con más de 6.500 piezas de acrílico.


Otras representaciones de la Divina Pastora se encuentran en las principales redomas de la ciudad. La Redoma de Santa Rosa alberga una escultura en bronce de María Eugenia Bigott, inaugurada en 1995, que retrata a la Virgen rodeada de sus ovejas, simbolizando la pureza y protección maternal. En la Redoma de la Avenida Vargas, el escultor Pedro Palma erigió en 2006 una fuente con la imagen de la Virgen a escala humana, un homenaje a los 150 años de la peregrinación.


La intersección de la avenida Venezuela con calle 22 también es testigo de esta profunda fe, con el mural “Devoción a la Divina Pastora” de Armando Villalón. Inaugurado en 2005, este vibrante mural de colores cálidos captura una aparición milagrosa de la Virgen y representa la emoción y la intensidad de la fe popular.
