Nicolás Maduro declaró la tarde de este lunes 1 de septiembre que Venezuela enfrenta la «amenaza más grande» que ha visto el continente americano en el último siglo. En una rueda de prensa, Maduro alertó sobre la presencia de ocho buques de guerra, equipados con 1.200 misiles, y un submarino nuclear apuntando a la nación.
Maduro calificó esta escalada militar como una medida «extravagante, injustificable, inmoral y absolutamente criminal» por parte de las fuerzas imperialistas que, según él, buscan «satanizar» su liderazgo.
«No han podido ni podrán», sentenció Maduro, enfatizando la preparación de Venezuela para responder a lo que él denomina la «máxima presión» militar con una «máxima preparación para la defensa«.
Acusa a Marco Rubio de impulsar la guerra
Por otra parte, denunció que figuras como el secretario de Estado, Marco Rubio, están detrás de una estrategia de «máxima presión» contra Venezuela, lo que ha llevado a una «mayamización» de la Casa Blanca y el Departamento de Estado de Estados Unidos.
Aseguró que Rubio busca un cambio de régimen a través de amenazas militares y que sus políticas hacia los migrantes han resultado en «pérdidas humanas, persecución y tratos inhumanos«.
Afirmó que los canales de diálogo diplomático con Estados Unidos están «malogrados» y advirtió al presidente Donald Trump que se cuide de Rubio, a quien acusó de querer «manchar el apellido Trump de sangre» con una masacre contra el pueblo venezolano.
Rechaza a la intervención extranjera
Ante las crecientes tensiones, Maduro destacó la unión nacional como la principal defensa de Venezuela para preservar su soberanía. Afirmó que más del 90% de los venezolanos rechaza una intervención militar por parte de Estados Unidos y que el pueblo es quien decide su destino.
Maduro hizo un llamado a la conciencia del pueblo estadounidense, así como a los latinoamericanos y caribeños residentes en Estados Unidos, a alzar la bandera de la paz.
También mencionó supuestos vínculos de empresas del presidente ecuatoriano Daniel Noboa con el tráfico de drogas, señalando que Estados Unidos «calla» para mantener gobernantes que velan por sus intereses.