“Juegan con la necesidad del pueblo”

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Cuando faltaban 20 minutos para la 1 de la tarde de ayer salió un empleado de Garzón e indicó a las más de 400 personas que estaban en cola que no había más comida que vender que se retiraran.

Las personas que allí se encontraban se enardecieron porque tenían más de diez horas en colas y se iban una vez más con las manos vacías para sus hogares.

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En estilo de cadena humana formaron y trancaron la avenida Libertador de lado y lado, no dejaban circular a los vehículos formándose un gran caos en plena hora pico y gritaban “tenemos hambre”.

“Ya estamos cansados que jueguen con nuestra necesidad. No es justo que pase esto, nosotros tenemos hambre, no venimos a pedir,  venimos es a comprar”, expresa María Mujica, una de las damas que se encontraba en el lugar desde las 4 de la mañana.

Otra de las mujeres informó que el local fue abierto a las 8:30 de la mañana y de la cola de discapacitado tan solo llegaron a pasar 60 personas, y posteriormente de la cola normal no pasaron ni 200 cuando indicaron que no había comida y en sus propias narices vieron como llegaban tres camiones, dos de ellos llenos de harina.

Yerismar Peña, muy exaltada explicaba que para comprar debe hasta perder un día de trabajo y ya es costumbre que pase esto en este establecimiento comercial. Mientras que  José Jiménez, denunciaba que aparte que los Guardias Nacionales que se encuentran allí no respetan la cola, los mismos cobran entre mil a tres mil bolívares por un cupo.

“Cuando ya nos vinieron a recoger la cédula, es porque ya tenían 300 en la mano”, aseguró el señor Jiménez. Así como los uniformados son acusados de vender cola también existen los bachaqueros quienes venden los puestos entre 700 y 1000 bolívares, pero con ellos no existe garantía para pasar porque los uniformados agarran las cedulas al azar. Cabe destacar que a tempranas horas los discapacitados también cerraron la vía, pero nadie los tomó en cuenta.

Alteración habitual

Los desórdenes en las colas de este establecimiento son habituales. A esta conclusión ha llegado uno de los vigilantes del complejo Arena Plaza, testigo de innumerables altercados entre clientes y efectivos de la GNB y policías.

Ayer, tres kilos de harina de maíz, igual cantidad de harina de trigo, una mayonesa y un paquete de jabón aumentaron la demanda y la exasperación cuando se anunció que se había agotado la mercancía. La gente, dice el trabajador, no comprende la normativa del local.

 

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