Reportaje especial (I): Venezuela vive una progresiva crisis agroalimentaria

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La hacienda El Capitán situada en Machiques de Perijá, estado Zulia, contaba con una tradición familiar de más de 120 años trabajando para el país. En mayo del presente año, El Capitán producía más de 12.000 litros de leche al día con ochocientos cuarenta vacas en ordeño mecánico y contribuía anualmente al abastecimiento del mercado nacional con quinientos novillos gordos.
En 1886, los García comenzaron a trabajar la tierra con “esfuerzo y dedicación”, expresa Diego García Ortin, su propietario, quien hoy manifiesta la “tristeza y amargura en el corazón de la familia” al perder su patrimonio, cuando el gobierno nacional ordenó recientemente la expropiación de la finca para entregársela a los indígenas de la etnia Yukpa, de la Sierra de Perijá.
Con dolor confeso, García se lamenta al “pensar que finalmente (los indígenas) le irán dando un hachazo por la cabeza a cada res para el sustento diario de la comunidad. Todo esto será abandonado y esta noble tierra perijanera regresará a 1886”.
De los ventitrés estados, quince subsisten principalmente de la agricultura, la cual ha disminuido su productividad sustancialmente los últimos diez años. Los motivos son numerosos.
El abogado y productor agropecuario Miguel Soto afirma que “los campos venezolanos se enfrentan a un desmantelamiento progresivo. Nuestro estado de derecho ha sido violado”.
Para la fecha, “la producción de caña es muy baja, pero el gobierno sigue quebrando a todos” expresa Fernando Deibis, vocero de los productores agropecuarios del estado Lara.
La caficultura nacional compite con Nicaragua, el gobierno venezolano importa de este país el quintal de café a Bs 1.200, mientras que en Venezuela los productores deben venderlo al precio regulado desde Bs. 800 a 900.
La horticultura ha sido muy afectada debido a la escasez de herbicidas, control de plagas y fumicidas entre otros.
Oficialmente, la producción pesquera 1998-2010, ha caído agudamente desde el año 2004.
Los últimos seis años la producción de maíz, sorgo y arroz disminuyó acercándose peligrosamente al suelo de los cuadros estadísticos, incluso los publicados por el Ministerio de Agricultura y Tierras (MAT), aunque el desplome es mucho más acentuado según las cifras de la Confederación Nacional de Asociaciones de Productores Agropecuarios (Fedeagro).
“No hay producción, usted va al campo y verá un peladero” expresó Carlos Eduardo Albornoz, productor agropecuario y actual vocero agrícola de la Mesa de la Unidad Democrática, MUD.
Hace más de una década, el ganado bovino nacional casi alcanzaba las 13 millones de cabezas, no obstante, para el año 2012, éste no supera los 12 millones de animales, informó la Federación Nacional de Ganaderos de Venezuela (Fedenaga).
Dos años atrás, la producción anual de leche cruda per cápita fue igual a la producida en 1955, es decir 50 litros per cápita, expuso Fedeagro en abril del presente año.
Los productores agropecuarios definen su situación como “desesperante”, “incierta”, “desesperanzadora”, “triste”. Si antes Venezuela exportaba café, azúcar, sorgo, maíz, arroz y estaba cercana de alcanzar su autoabastecimiento en relación a la producción de carne, hoy importa 70% de los alimentos que consume la nación. Antonio Faneite, pequeño productor lechero del municipio Urdaneta explica visiblemente angustiado la gravedad de su situación: “Estamos vendiendo el producto por debajo del costo. Para ganarle a la leche deberíamos venderla a Bs. 5 ó 6 el litro, pero nos la compran a Bs. 4. No sabemos qué hacer” manifestó, para luego relatar que “un amigo tenía unos 100 animales, pero ahora le quedan 60, porque ha tenido que sacrificar 40 para cubrir los gastos de producción”.
En el sitio web de AgroPatria, se pueden leer los notorios slogans “Gran Misión AgroVenezuela es: …innovación tecnológica/…insumos y bioinsumos agrícolas/…soberanía y seguridad agroalimentaria.
Esta página así como las del Instituto Nacional de Tierras (INTI) y el Ministerio de Agricultura y Tierras, MAT, entre otros; publican constantemente noticias en relación a la recuperación o rescate de tierras y adjudicación de las mismas al campesino.
Igualmente recalcan el financiamiento gubernamental millonario destinado al sector agrario y sus productores. Sin embargo, a pesar de las noticias favorecedoras presentes y las promesas del presidente Chávez de convertir a Venezuela en potencia agrícola, declaración reiterada desde el año 1999, la realidad actual se manifiesta diametralmente opuesta.
El gobierno venezolano ha sido el que más ha invertido en el campo, apuntó Fernando Deibis, pero su inversión “ha caído en saco roto… quisiéramos saber a dónde se ha ido el dinero” concluye el vocero de los productores agropecuarios del estado Lara.

¿Para qué?
Esta es la pregunta unánime que se repite la mayoría de los productores, quienes presionados por la inseguridad jurídica, financiera e incluso física “no tienen motivaciones para invertir”, afirma Carlos Eduardo Albornoz.
El MAT admitió a finales del año 2011, que desde que entró en vigencia la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario, hace una década, se han recuperado 3,6 millones de hectáreas.
No obstante, Manuel Cipriano Heredia, presidente de Fedenaga, respondería que de las tierras intervenidas por el gobierno “más del 90% no se encuentran productivas” actualmente.
Lo mismo sucede en el estado Lara, donde hasta la fecha se han intervenido 45 haciendas (19.222 hectáreas) anteriormente productoras de caña de azúcar, ganadería y agricultura.
Hoy 35 de ellas están abandonadas, nueve de ellas, no se dispone información y cuatro produciendo menos del 5% en proporción a años anteriores a ser tomadas por el gobierno, informó el Consejo de Coordinación Agropecuaria del estado Lara. El Central del Valle del Turbio no muele casi en comparación al pasado, porque ha perdido aproximadamente 2.000 hectáreas, gran parte de su territorio por causa de intervenciones del gobierno. Más, la meta gubernamental no puede ser más clara.
La Misión AgroVenezuela señala entre sus objetivos específicos el “incorporar todas las tierras en manos del Estado, a la producción”.
Si no es el rescate, intervención o expropiación, los productores agropecuarios tienen otras preocupaciones en mente. En el año 2011, los secuestros a estos trabajadores agrarios, representaron el 13% de las estadísticas a nivel nacional, expuso Fedeagro.
Por otra parte, dicen sentirse amenazados constantemente por los invasores, sin confiar en que serán respaldados por las autoridades gubernamentales.
“Uno denuncia y ha pasado en muchas ocasiones que los militares te dicen que no pueden hacer nada, que debes negociar con los invasores” relató Fernando Deibis.
Hace menos de un año, uno de los lotes en los que se probaba nuevas variedades de caña, perteneciente a la Fundación Azucarera para el Desarrollo, la Productividad y la Investigación (Fundacaña), fue invadido, y el trabajo investigativo destruido. Los invasores posteriormente fueron retirados, pero sin dejar mucho tras de sí.

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Angustia y medidas  para sobrevivir
En otro aspecto, la regulación de precios ha sido muy perjudicial para el sector agrario. En el estado Lara, caficultores sin rentabilidad en su área de producción, han subutilizado parte de la infraestructura de sus cafetales con el fin de sembrar hortalizas para su consumo personal.
Una suerte parecida corrieron algunos productores de caña, que cambiaron de rubro para cultivar hortalizas, en este caso para la venta.
En las costas, “los pesqueros contrabandean con extracción de gasolina y la llevan en sus barquitos a las islas del Caribe para venderla. Lo hacen porque lamentablemente ellos tienen que buscar maneras para mantener su casa y su familia” relató Albornoz, quien señaló también “¿A cuánto le pagan al venezolano de campo la leche? Muy por debajo de lo que señala la Ley de Costos y Precios Justos”.
En efecto, el consumidor consigue más la leche de larga duración importada de 10 ó 12 países, porque no está regulada.
En Chabasquén, estado Portuguesa, la edad promedio del campesino es de 50 años de edad, mientras los jóvenes emigran a la ciudad en búsqueda de mejores oportunidades, afirmó Deibis.
En Santa Inés, el sorgo, también regulado, ha dejado de sembrarse, los pequeños y medianos productores agropecuarios prefieren dedicar su actividad a la siembra de maíz amarillo, ganado bovino y caprino por ser más rentables.
Las seis centrales azucareras privadas que procesan el 80% de la caña de azúcar en el país, en comparación a las diez propiedad del gobierno; presentan serios problemas para cubrir sus gastos, explicó el vocero de los productores agropecuarios del estado Lara.
La producción decreciente debido a las tierras que se han intervenido y hoy yacen en estado de abandono, genera un menor procesamiento de caña en las centrales, aunado a la falta de rentabilidad cuyos ingresos alcanzan a cubrir mínimamente los costos de producción, que antaño recibían subsidio del gobierno, pero en el presente éste se ha retirado.
Douglas Quintero, horticultor del municipio Boconó, estado Trujillo, expone su preocupación al no encontrar los insumos que necesita en la tienda AgroPatria que, a su vez, ha visto cerrada en días de semana. “No hay producción, ni urea ni abono, mucho menos asesoramiento técnico” puntualizó.
Antonio Faneite opina lo mismo, a él se le dificulta encontrar semillas, que dice que “vienen de mala calidad. A mí no me crecieron luego de sembrarlas”. Si una persona pide 200 litros de herbicida, es probable que no la encuentre o se le entregue, por ejemplo, solamente una garrafa en vez de la caja entera.
“Esto es lo que hay” es una respuesta común del empleado de una agrotienda oficial. Por falta de insumos, el personal de AgroPatria vende lo poco que se les ha despachado, y los productores suelen aceptar al no contar con más opciones, aunque las existentes no sean las convenientes para satisfacer sus necesidades, e incluso puedan volverse contraproducentes.
“Si te dan una fórmula que no es la adecuada para tu suelo, entonces se te daña” explica Deibis. Hoy en día, en los Andes, el 30% de las hortalizas que se sembraron este año se perdieron por falta de agroquímicos, dijo Albornoz, el vocero agrícola de la MUD, quien agregó que “sólo el 20% de las semillas de maíz les ha llegado a los agricultores de Guárico, y cosa muy similar sucede con la semilla de arroz en Portuguesa”.
Si se quiere cubrir efectivamente los requerimientos del campo, los productores agropecuarios deben recurrir al mercado negro. Para compensar las carencias, compran los productos a precios “exorbitantes” exclamó Deibis, muchos de los cuales son “revendidos por los mismos funcionarios de Agropatria. Ellos saben quiénes son” denunció el vocero de los productores agropecuarios del estado Lara.
Faneite, productor lechero hace énfasis en lo que él mismo ha vivido: “En Agropatria para que me den un crédito de 30.000 Bs., el trato es que Bs. 15.000 me los dan en efectivo y otros Bs. 15.000 debo escoger entre abono, semillas y urea, por ejemplo. Entonces si quiero el crédito en efectivo, estoy obligado a llevarme cosas que no necesito”.
Mientras, la banca no financia créditos a los productores que no cuenten con otros bienes aparte de sus tierras, debido que por la inseguridad jurídica existente, éstas no son una garantía fiable que respalde el pago de sus deudores.
En comparación al pasado, los productores agropecuarios se sienten desorientados. En Agroisleña relatan que contaban con múltiples facilidades, créditos y luego una compra segura de la cosecha.
“Duraban más o menos dos meses en pagarnos, pero ahora tenemos que esperar de 4 a 6 meses para que el gobierno nos pague. Como no puedo esperar, yo tengo que venderle a particulares a precio de gallina flaca”, exclamó Miguel Cordero, ganadero y productor de maíz.

Políticas contraproducentes
Entre otros problemas vitales, Albornoz, vocero agrícola de la MUD, acusa al gobierno venezolano de aplicar políticas agrícolas cuyo fin es “someter al individuo, sea el productor agrícola o el consumidor (…) Cuando tú destruyes el aparato productivo de un país, la gente queda a expensas dependiendo de lo que éste pueda suministrarle, los métodos y formas que el gobierno escoja proporcionar. ¿Cuáles son esos métodos? No hay otro, si se destruyó el aparato productivo nacional, hay que importar. Entonces se desmotiva la producción nacional”. De este modo, los productores agropecuarios que trabajan con base en un dólar real de 9 Bs, deben competir contra las crecientes importaciones del gobierno adquiridas por medio de un dólar preferencial de 4.30 $. “El gobierno nos tumba el negocio a nosotros que somos los productores nacionales, mientras que favorece a los de afuera” reclama Antonio Faneite. En el sector lechero “aquí se le otorgan divisas a tres grandes importadoras que son trasnacionales, mientras se jactan de ir contra el capitalismo” enfatizó Albornoz.
Al no tener confianza en su seguridad los productores tampoco invierten en tecnología. En el sector ganadero “se podría invertir más en los sistemas de ordeño mecánicos o en tanques de enfriamiento de leche… pero ¿y si se va la luz?” Pregunta Deibis, el vocero de los productores agropecuarios del estado Lara, debido a que en los campos, es conocida la falta de servicios básicos como la electricidad y el agua. A su vez también señala que existe una carencia total de investigación en el país: “El INTI casi no presenta investigaciones como en el pasado, mientras que nuestros centros privados han sido saboteados por las invasiones, ¿Y si no hay investigación cómo podemos innovar?” argumentó.
Entre otros obstáculos relevantes para la producción agropecuaria, se cuentan que el 60% del parque de maquinaria y equipos está obsoleto. Los trabajadores del campo invierten parte de sus ganancias en la compra de repuestos. A su vez, el vocero Agrícola de la MUD puntualiza que para la fecha actual existe un déficit de 26.000 tractores a nivel nacional. En Moroturo, productores agropecuarios denuncian que la empresa socialista Pedro Camejo, desde hace tiempo tiene improductivos muchos de sus tractores. Cuando se interrogó a un empleado del lugar sobre estas declaraciones él respondió: “Unos cuantos tractores están dañados, el mecánico no ha podido arreglarlos porque está enfermo”.
Fedeagro estima que 60.000 km de vialidad agrícola están en “mal estado”. Algunas carreteras y caminos en los campos están totalmente deteriorados hasta el punto de incomunicar a sus habitantes. En la zona Palmar de Cucharito en el municipio Urdaneta, la comunidad campesina del lugar está aislada, ya que, para llegar a ella, debe atravesarse la quebrada El Palmar, la cual no cuenta con puente. En el pasado, se comenzó a construir la estructura vial que conectaría la zona, pero la obra quedó paralizada. Este es solo uno de los múltiples casos que acontecen a todo el país, que han provocado la pérdida de miles de empleos y que han empeorado el sobre endeudamiento que hace 50 años arrastra el sector agrícola.

Fotos Archivo

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