Tomarse una taza de café equivale al salario diario

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Con el aumento del 30% del salario mínimo a partir del 1ero de noviembre, el trabajador venezolano percibe un ingreso diario de Bs. 5.916,91 diarios lo que se traduce al costo de una taza de café en cualquier panadería.

El café preparado, en cualquiera de sus presentaciones, cambia de precio cada semana. En los comercios aducen que el kilo de café molido aumenta regularmente y asimismo la leche líquida y el azúcar.

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Un cerrero, negro, marrón, con leche, tetero o guayoyo en tamaño pequeño vale entre Bs. 2.500 y Bs. 4.500 bolívares mientras que en su presentación grande vale entre Bs. 5.000 y Bs. 7.000.

En el mercado venezolano el kilo de café molido de 500 gramos se encontraba en Bs. 26.000 la semana pasada y para esta semana su costo es de Bs. 36.000.

Sólo unas pocas estanterías lo exhiben y únicamente de marcas importadas. Y que sea traído del extranjero no quiere decir que sea de primera calidad, explica Maximiliano Pérez, representante de los caficultores en el país, quien indica que el café que hoy se vende en Venezuela proviene de Nicaragua, Honduras y Brasil principalmente y que es de calidad corriente, es decir de la más baja.

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Los consumidores estiman que a este paso, el kilo de café podría costar hasta Bs. 100.000 para finales de año y Pérez dice que aunque no puede vaticinar precios en Venezuela, el valor de cualquier producto lo coloca su nivel de escasez, como actualmente sucede con el tomate, cuyo costo varía dependiendo de la temporada.

El problema

La raíz del problema con este rubro es la poca o prácticamente nula producción de café venezolano. Aunque no hay estadísticas exactas, en el año 1998 se producía 1 millón 550 mil quintales, de los cuales 950 mil eran para la demanda de los 18 millones de habitantes y 600 mil se exportaban a Estados Unidos y Europa.

Actualmente se estima que por el crecimiento de la población a 30 millones, la demanda del café se incrementó a 1 millón 300 mil quintales y en Venezuela no se producen más de 300 mil.

Es decir, hoy en día el gobierno debe importar 1 millón de quintales de café.

Pero la explicación del porqué la producción mermó a tales niveles, se debe a que el precio que paga el gobierno a los productores no cubre los costos y ni siquiera toma en cuenta el valor del trabajo del productor, indica Maximiliano Pérez.

El 66% de los costos es el trabajo del caficultor y es un trabajo que hasta ahora es imposible mecanizarlo.

En Gobierno venezolano, que tiene en su poder “Café Venezuela”, que representa el 85% del la industria del café en el país, paga entre Bs. 50.000 y Bs. 100.000 por cada quintal de café, lo que actualmente equivale a uno o dos dólares, mientras que en países como Nicaragua, a los productores se les paga 237 dólares por quintal.

Es inexplicable que paguen altas sumas para importar y no a los productores locales, manifiesta Pérez, quien asegura que algunos caficultores les otorgan créditos para que se pongan a producir, pero que no se ajustan a su capacidad de pago de acuerdo a las ganancias, “a los productores no les alcanza ni siquiera para comer y se ven apretados para poder pagar esos créditos”.

Los caficultores no pretenden que el Gobierno modifique el precio del quintal sino que quite la regulación, es decir, que sea la oferta y la demanda la que fije los precios.

Pero el coordinador nacional del Congreso de la Patria, capitulo café, Andrés Avelino Álvarez, ha expresado continuamente que la regulación del precio del café busca enfrentar la especulación del rubro.

Sin embargo, se sabe que por la escasez, hay intermediarios que ofrecen a los productores hasta Bs. 800.000 por el quintal de café, monto muy superior al regular.

“Ese sistema de precio impuesto ha destruido la industria y la producción artesanal, las 85 mil familias que se dedicaban a la caficultura están en situación de indigencia” reclama Pérez.

Algunas de esas familias decidieron cambiarse de rubro para mitigar el hambre y subsistir, pero preocupa que resulta imposible hacerlo sin causarle severos daños al ambiente, la tala y quema de árboles en las fincas ocasionan problemas irreversibles.

Caficultores exigen que el Ministerio Público investigue la presunta corrupción en todos los planes café que ha implementado el sistema, pues pese a que los productores se han reunido hasta tres veces al año con el Gobierno, ningún plan ha surtido efecto.

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