Cada año, cuando se inicia la temporada de invierno, para las familias residenciadas en algunos de los edificios de la urbanización Club Hípico Las Trinitarias también comienzan las preocupaciones ante las crecidas que registra la quebrada Guardagallos, donde caen las aguas servidas y de lluvias procedentes de La Ruezga, desde el suroeste de la ciudad.
Se trata de un problema que se ha venido agravando con el transcurrir de los años, sinque hasta ahora ningún organismo, municipal, regional o nacional, se haya preocupado en tomar medidas para solucionarlo, o al menos aliviarlo.
En el sector se construyeron hace tiempo varias edificaciones de 16 pisos con 500 apartamentos cada una.
Algunas de esas, como las residencias Vista Hermosa, han venido perdiendo espacios, concretamente en sus estacionamientos, a causa de los derrumbes ocurridos en el talud colindante con la corriente de aguas.
A tal extremo ha llegado el daño al terreno del este de la edificación que los vecinos han perdido 23 puestos de estacionamiento, obligando a algunos, concretamente a quienes aún los conservan en la orilla de la quebrada, a dejar sus vehículos, prácticamente en situación de riesgo.
Cuando fueron levantadas las moles a orillas de Guardagallos se construyó un muro de contención para proteger las que están más cerca de la avenida Herman Garmendia, pero el mismo se fracturó durante una crecida y desde entonces no brinda protección alguna.
Recientemente, un grupo de vecinos de las residencias Vista Hermosa, ante el riesgo que corren por la arremetida de la quebrada y la proximidad de una nueva temporada invernal, han vuelto a movilizarse para llamar la atención de organismos como el antiguo ministerio del Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables, hoy de Ecosocialismo y Aguas, a fin de que algunos de sus expertos realicen una inspección y constaten la gravedad de la situación con miras a ejecutar los trabajos necesarios.
Ya han sido visitados, de manera informal, por miembros del Colegio de Ingenieros del estado Lara, quienes han coincidido en que las arremetidas hacia el oeste, concretamente hacia el edificio, de la corriente, durante crecidas del cauce, las origina una enorme roca de piedra caliza que impide el desplazamiento de las aguas en forma directa hacia el sur.
Cuando llueve fuerte sobre las cabeceras de la quebrada La Ruezga, el ruido que provoca la corriente durante el choque con ese obstáculo obliga a las familias a preocuparse y temer un desastre.
En las residencias Vista Hermosa es justificable esa preocupación por cuanto entre lo que queda del muro de contención y el lugar donde se encuentra el tanque de agua apenas hay poco más de tres metros y la socavación del terraplén nunca se ha detenido.
Ya en el 2012 la zona fue inspeccionada por técnicos de Protección Civil y Cuerpo de Bomberos de Iribarren y también pudieron constatar lo serio del problema.
Algunos técnicos han recomendado la construcción de gaviones artesanales, como los construidos para protección de otros edificios de Las Trinitarias, los cuales han permitido a sus habitantes vivir con mayor tranquilidad y no como los de Vista Hermosa, que aumentan sus precauciones cuando escuchan los “ronquidos” de la quebrada al chocar sus aguas con la roca de piedra caliza que por años ha desafiado a quienes han pensado en destrozarla para que la corriente se desplace normalmente hacia el sur, lejos de las estructuras habitacionales.
Testimonios
Librada Sánchez: Atemorizados
Para esta vecina, cuando llueve fuertemente sobre Barquisimeto, más aún en el oeste, la quebrada “ruge” y aumenta la preocupación entre los habitantes de las residencias Vista Hermosa que miran hacia el estacionamiento, del que ya se ha derrumbado una amplia parte y amenaza el tanque donde se guarda el agua potable para los 16 pisos.
Ing. Daniel Antequera: El caso a la AN
El ingeniero civil y diputado está dispuesto a seguir haciendo gestiones para que el Gobierno nacional busque una solución al problema de esas 500 familias y en tal sentido lo planteará próximamente en la subcomisión del Ambiente de la Asamblea Nacional, a la que le compete.
Los contactos ya se iniciaron y en los próximos días puede haber noticias al respecto
Cecilia Andrade: Unidos por soluciones para todos
Esta ama de casa también es de las que, conjuntamente con otras, así como jefes de familias, se han incorporado a la campaña por la protección de todos los residentes en el edificio.
Pero considera que no debe ser sólo un grupo el que se movilice para lograrlo pues se trata de un problema que atañe a todos y por lo tanto todos deben participar en la búsqueda de soluciones.
Saúl Sánchez: En emergencia
Prácticamente un grupo de habitantes de las Residencias Vista Hermosa, conformado por mujeres y hombres, se encuentran declarados en emergencia, introduciendo documentos en todo organismo que pueda aportar algo para que la quebrada Guardagallos no siga constituyendo una amenaza, que se hagan las obras necesarias.
Panorámica: El problema desde las alturas
Desde la azotea del edificio se puede constatar la magnitud de la amenaza que representa Guardagallos, no sólo para el edificio sino también para otros complejos habitacionales ubicados en sus inmediaciones.
Se observan los obstásculos que encuentran a su paso las aguas procedentes de su afluente La Ruezga.
El caso será llevado a la Asamblea Nacional
La situación que viven desde hace tiempo los habitantes de residencias Vista Hermosa, en la urbanización Club Hípico Las Trinitarias, al noreste de Barquisimeto, será planteada en la subcomisión del Ambiente de la Asamblea Nacional.
El diputado e ingeniero civil Daniel Antequera, quien ha estado en contacto con las familias allí residenciadas, la considera muy delicada y por lo tanto merecedora de ser discutida por los parlamentarios encargados de esa materia.
Además del diputado, varios vecinos estarían dispuestos a trasladarse a Caracas y con documentos relacionados con las gestiones que durante años han adelantado ante los organismos encargados del ambiente, pedir la intervención del Poder Legislativo para que el problema no continúe agravándose.
Cuando esos edificios fueron construidos, gracias a las facilidades que se ofrecían a los compradores, muchas fueron las familias que encontraron en ellos soluciones habitacionales, pero en la actualidad no son muchas de las familias originales las que aún los habitan.
El éxodo comenzó cuando algunos notaron las primeras grietas en los estacionamientos y, sobre todo, al ceder el muro de contención que impedía que las aguas provocaran derrumbes en el terraplén, que continúa cediendo terreno en cada temporada de invierno.
Pero a pesar de la preocupación, la mayoría de los actuales habitantes considera que no todo se ha perdido y por lo tanto están dispuestos a seguir luchando para que desde algún organismo nacional se aporten los recursos que permitan la ejecución de un proyecto capaz de garantizarles seguridad para toda la gigantesca estructura habitacional.
