Pensar – La LOT: ¿UNA LEY DEL TRABAJO SOCIALISTA? (2/2)

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 Desde las primeras huelgas, a principio del siglo XX, surgen también las primeras legislaciones laborales del país. Hasta esa fecha las condiciones laborales las establecía unilateralmente el patrón, en condiciones infrahumanas: jornadas de 12 y hasta 16 horas, salarios pírricos, sin derecho a la organización y la huelga y sin ningún tipo de asistencia social.

Entre las primeras legislaciones podemos mencionar: el decreto sobre sueldos de 1914, la Ley de Protección de Obreros de 1916, el reglamento de la C.A. La Electricidad de Caracas en 1917, el primer contrato colectivo del Gran Ferrocarril Alemán en 1918, la creación de Ley de Talleres y Establecimientos Públicos (27/06/1917), en la que se establece, entre otros: el deber del patrón de garantizar la seguridad del trabajador, prohibición del trabajo de las mujeres embarazadas y de reciente parto, condiciones de aseo, ventilación y salubridad de los talleres, día de descanso obligatorio. Culminando con la ley del Trabajo de 1928. Esta ley establecía una jornada máxima de 9 horas, contenía normas limitativas de ciertas formas de trabajo para mujeres y menores de edad, alguna vaga previsión en relación con las actividades sindicales, disposiciones muy genéricas sobre higiene y seguridad en el trabajo y sobre riesgos profesionales,

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La ley de 1936 estableció la jornada de 8 horas, hizo el primer reconocimiento expreso de los derechos de asociación, de contratación colectiva y de huelga. Es en el gobierno de Medina Angarita cuando se crea el IVSS y se conmemora el primero de mayo como el día del trabajador. Con las reformas sucesivas de 1945. 1947. 1966,1974, 1975 y 1983, la Ley de 1936 se mantuvo vigente hasta el 1° de mayo de 1991, cuando se formula una nueva ley que fue parcialmente reformada el 19 de Junio de 1997, fundamentada en el acuerdo de la Comisión Tripartita para eliminar la retroactividad de las prestaciones sociales.

Basta con revisar los articulados de la ley de 1997, para diagnosticar el sentido utilitario que le da al trabajo, en su artículo 2 señala: «El Estado (…) dictará normas para el mejor cumplimiento de su función como factor de desarrollo…». Igualmente en sus artículos 41, 42, 43 y 49, queda marcada, al mejor estilo tayloriano, una profunda diferenciación -no solo técnica sino también social-entre el trabajo manual ejecutado por los obreros, el trabajo intelectual ejecutado por los empleados y gerentes, y la conceptualización de los patronos, como los dueños de los medios de producción o sus representantes.

La LOT debe prepara el camino a una nueva condición del trabajo, es decir unas nuevas relaciones sociales, y no puede quedarse solo en paliativos. Recordamos en la propuesta fallida de Reforma Constitucional del 2007, planteaba el concepto de «control obrero», no es cogestión sino control, como un proceso de transición del modo de producción capitalista a la propiedad socialista, a través de la conformación de los Consejos Socialistas de Trabajadores. Es verdad que La LOT debe, entre otros asuntos: devolverles las prestaciones sociales, permitir el derecho a la educación, la salud, la cultura y la recreación gratuita, mejorar la seguridad social, evitar la tercerización, proteger el derecho a la mujer trabajadora y el trabajo domestico. La disminución de las horas de jornada de trabajo. Proteger el salario. Estimular las redes y asociaciones nacionales e internacionales de los trabajadores, acabar con las exclusiones y discriminaciones de regímenes especiales. Suprimir la figura de trabajador de confianza. Aprendices no deben ser excluidos de los derechos laborales. Horarios flexibles para quienes estudien. Estabilidad laboral. El bono de alimentación debe formar parte del salario integral. Garantizar la participación en los beneficios de las empresas.

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Pero fundamentalmente la LOT debe contribuir con la conversión del trabajo como obligación al trabajo como creación, a crear cada vez las mayores condiciones para la cogestión y control obrero, a fomentar el trabajo cooperativo y solidario y no competitivo, el compromiso con los otros trabajadores, con los humildes, a contribuir en su permanente formación teórica, filosófica y política, la fabrica o empresa debe ser una escuela, a acrecentar su conciencia de clase, a la conformación del hombre nuevo, el hombre socialista, con una clara concepción ecologista y ética. Todo esto sin la menor duda necesita del impulso inicial del estado socialista que lo protege y lo promueve, pero sin caer en el paternalismo y populismo que pretenda manipular y malformar a la organización de trabajadores y sus movilizaciones, al final es el trabajador como sujeto histórico y no el estado el protagonista de los cambios y la transformación al socialismo.

pedrorodrí[email protected]

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