Resulta paradójico que aun cuando el venezolano devengue más dinero, su capacidad de compra se encuentre debilitada.
El aumento de la inflación de 1.6% durante el mes de mayo, sin duda es percibida por las madres y padres de familia quienes día tras día deben estirar sus ingresos, y determinar hacia dónde deben orientarse sus recursos.
El economista y profesor de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (UCLA), Aníbal Peña Javitt, señaló que si bien la regulación de precios sobre 19 productos había represado la inflación, el incremento del índice de escasez obligó al Ejecutivo Nacional a reajustar los precios. «A medida que se incrementa el índice de escasez, el Ejecutivo se ve en la necesidad de permitir el aumento de precios. Este proceso de ajuste comenzó en el mes de marzo, por lógica, en el mes de mayo tenía que reflejarse el incremento inflacionario».
Explicó el especialista que ante el desabastecimiento de productos se flexibilizan los controles y se ajustan los precios. «El Gobierno quiere dar la sensación de que la inflación no aumentará más del 22%. Las cifras del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) no son confiables».
El aumento del salario mínimo a 1.748 bolívares, no representó una mejora sustancial al ingreso de los trabajadores, por cuanto casi al mismo tiempo se incrementaron los precios de los alimentos, servicios públicos y hasta medicinas.
Se inflaron los alimentos
Uno de los sectores que más ha sufrido el impacto de la inflación, es el sector alimentos.
Explicó Javitt que la pérdida del poder adquisitivo se basa en que los ingresos no logran cubrir los egresos, por lo tanto, los venezolanos adquieren sólo los productos necesarios. «La inflación en el sector alimentos debe estar por el orden del 25 al 27%. Además, los consumidores no encuentran todos los productos en el mercado y pueden ser víctimas de la especulación».
Vale destacar que artículos como aceite, leche en polvo e incluso caraotas, tienden a escasear en mercados populares y comercios tradicionales.
Además, adquirir el gas doméstico es otro dolor de cabeza para las amas de casa, las cuales deben cancelar hasta tres veces más por una bombona pequeña.
En este sentido, Peña Javitt recordó que aunque los controles son necesarios en la economía, es indispensable permitirle a las empresas recuperarse de la crisis y ofrecer condiciones seguras para trabajar en el país. «Ninguna regulación de precios es capaz de frenar la inflación. Aunque las cifras del INE hablen de crecimiento económico, la gente siente el impacto en su bolsillo».
Especialistas en el área económica coinciden que el camino para la disminución de los precios es la reactivación de la producción nacional, en aras de que el mercado se autoregule a través de la competencia.
Fotos: Elías Rodríguez/ Daniel Arrieta
