La Compañía de Ópera de Occidente, institución con 12 años de vida, iniciará su programación el próximo domingo 10 de marzo en la Sala Alternativa de la Fundación Juan Carmona de EL IMPULSO. A propósito, conversamos con Oswaldo Rodríguez y Raúl Tona, miembros fundadores de la entidad y parte del elenco de la compañía, sobre el desempeño que ha tenido la agrupación por más de una década y su repercusión en el hecho cultural de la ciudad.
Se conoció que mucho antes de que la compañía surgiera como institución, las temporadas de ópera las emprendía la Orquesta Sinfónica de Lara.
“La primera ópera se realizó en el año 92 con Cavallería Rusticana en el Teatro Juares. Fue iniciativa de la orquesta a través de los cursos de dirección que realizaban los noveles directores, puesto que uno de los retos de un conductor es dirigir cantantes”, recordó Raúl Tona, productor escénico de la compañía.
Rodríguez añadió que de diferentes partes del Latinoamérica llegaron directores para impartir los talleres, entre éstos se encontraba el maestro Mario Benzecry, auspiciado por El Sistema, el Consejo Interamericano de Música de la OEA y la Sinfónica de Lara.
“De esta manera, desde la década de los 90, comenzó a gestarse el movimiento operístico. En el 94 se llevó a cabo La Traviata, luego Bohemia, El Negro Miguel, Payaso, entre otras, bajo la dirección de la Sinfónica de Lara con el apoyo del maestro Héctor Gutiérrez, también precursor del proyecto y director de la escuela Cantoria”.
Más tarde, la orquesta funda su propio coro de ópera bajo la tutela del profesor David González. Por su parte, Angelo D’ Addona, quien recién había llegado de Italia y se encontraba en la cúspide de su carrera como intérprete, acogió el proyecto y junto al maestro Tarcisio Barreto, decide dar vida a un movimiento más sólido, con una característica distinta al resto de los grupos operísticos del país.
“Para la década de los 60 y 70 la gran plataforma de producción y promoción de la lírica la tenía el Teatro Municipal, luego nace el Teatro Teresa Carreño con un gran auge. La Compañía Nacional de Ópera Alfredo Sadel era la más importante, entre otros movimientos de Maracaibo, Oriente y Los Andes. No obstante, todos eran movimientos que reunían cantantes profesionales nacionales y extranjeros. Eran instituciones productoras de eventos”, destacó Rodríguez.
El tenor destacó que la Compañía de Ópera de Occidente nació con la visión de, además de producir espectáculos, formar el talento, en ese sentido, la responsabilidad de la institución es mucho más compleja ya que se trata de la formación de un cantante y su instrumento vocal.
En noviembre de 2001 la Compañía se estrena con los títulos Sour Angelica y Tabarro, dos óperas cortas de Puccini. En ese momento las intérpretes, entre ellas, Imelda Fréitez, realizaron el trabajo vocal con el maestro Angelo D’ Addona, la puesta en escena corrió por cuenta de Omar Arrieche, presidente fundador de la Compañía.
“De esa manera se enarbola el proyecto que también contó con el apoyo de la directora del antiguo Conac, Teresa Hernández”.
Formación
A lo largo de 12 años, la filosofía de la Compañía de Ópera de Occidente se ha centrado en la formación de los cantantes. No sólo como experiencia artística, sino como hecho académico. En ese sentido, el apoyo del Conservatorio de Música Vicente Emilio Sojo ha sido vital, tanto por sus instalaciones como por la educación integral que abarca.
“Por la compañía han pasado muchísimas personas que incluso, hoy día, se encuentran en el exterior. Una de ellas es María Leida Rodríguez, una joven que realiza una carrera extraordinaria en el extranjero. De la capital, distintos intérpretes se han acercado para trabajar con nosotros, siendo luego un impulso para sus carreras”.
El Sistema, apreciando el carácter formativo de la compañía, brindó su apoyo, por lo que en reiteradas oportunidades, la institución cuenta con la presencia de destacados maestros, entre ellos, Aquiles Machado, Lucy Ferrero, Cecilia Cárdenas, Patricia Morandini, entre otros.
Actualmente
Hoy día la compañía cuenta con un grupo de 26 personas que se ha mantenido por tres años en el proceso de formación y, en consecuencia, ya ha conquistado la escena. El público tuvo oportunidad de conocerlos el año pasado durante el espectáculo El Mundo de la Ópera.
“Ese es otro elemento que nos distingue del resto del movimiento lírico porque tradicionalmente se espera a que el cantante esté completamente formado para salir al escenario. Nosotros le damos la posibilidad de enfrentarse al público e interpretar un personaje cuando sabemos que está en la capacidad de hacerlo”.
Es de mencionar que permanentemente la Compañía es invitada a los grandes montajes sinfónicos corales que los últimos tres años ha emprendido El Sistema
Una de estas experiencias fue la participación de la compañía en la ópera Carmen bajo la batuta del maestro Simon Rattel en Caracas en el año 2010. El evento más reciente fue la Cantata Criolla a cargo de Gustavo Dudamel para conmemorar el Bicentenario de la Independencia de Venezuela.
Cuerpo
Productor y profesor de expresión corporal: Raúl Tona
Instructores vocales: Gary Gámez, Thays Vergara y Oswaldo Rodríguez.
Pianistas: Rosángela Orlando y Dino Dinelli.
Acompañamiento: Magda Rodríguez.
Montaje: David Arrieche
Dirección: Angelo D’ Addona, perfila el desempeño de los intérpretes como solistas
Mecánica de ensayo
La dinámica de ensayo comprende un día de clase de técnica vocal a la semana y otro de encuentro con el pianista. Cada 15 días se encuentran con el maestro D’ Addona a fin de trabajar la parte vocal de manera individual. Luego de que la parte musical está lista, Tona emprende el trabajo escénico. Son cuatro días de ensayo a la semana.
Asistencia médica
La compañía cuenta con el apoyo del doctor Ulises Narváez, jefe de Foniatría del Hospital Central y director del postgrado en Foniatría de la UCLA. Se estableció una relación de trabajo en la que los alumnos de Narváez hacen una revisión periódica de la conducta higiénica del instrumento vocal.
Asimismo, participa el Servicio de Foniatría del Hospital Luis Gómez López a través de la doctora Amanda Rodríguez, quien mediante jornadas, se aboca a la rehabilitación vocal de los cantantes.
De la mano con las comunidades e instituciones
Durante los últimos meses del año, la compañía visita comunidades apartadas con el programa de los aguinaldos tradicionales. Asimismo, emprende este proyecto en el Geriátrico, Pequeño Cotolengo, Honim, Ciudad de los Muchachos, entre otras instituciones. También, según el itinerario de la Divina Pastora, la compañía se presenta con recitales en las iglesias.
Otro convenio institucional importante de la compañía, es la alianza que mantiene con la Universidad Yacambú y la Universidad Fermín Toro. Esta relación de reciprocidad consiste en apoyar los movimientos culturales de las universidades a través de la formación y asistencia. En contraprestación, está abierta la oferta académica para los cantantes.
Satisfacción
La mayor satisfacción es comenzar de cero con algunos jóvenes y apreciar luego los extraordinarios resultados. “Verlos desarrollarse y comprometidos es significativo”, apuntó Tona. Aseguró que los distingue la capacidad para asumir retos y las permanentes ganas de trabajar y hacer las cosas bien.
El alumno, agregó Oswaldo Rodríguez, desde el primer día que llega, comienza ese proceso de la construcción sonora.
“El instrumento vocal no se puede tocar, está dentro del intérprete. No se puede desarmar, no es posible cambiar de marca, no puedes hoy ser tenor y mañana barítono. El sonido viene del cantante y su misión es comprender su organismo en la producción de ese sonido”. El alumno, dijo, debe hacer un ejercicio de abstracción; sacar, palpar y darle forma a su sonido con los oídos y los ojos, apreciar que ese es su recurso.
“A ese sonido el intérprete debe darle una identidad. Aquí nos preocupamos por la autenticidad que le imprime el intérprete a su instrumento vocal a fin de no copiar y repetir con la idea de parecerse a alguien. Invitamos a los intérpretes a acercarse con su instrumento y su identidad al hecho creativo”, sostuvo el tenor.