Narcolepsia: Ataques repentinos de sueño

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¿Pasa el día con sueño o de repente siente la necesidad de cerrar los ojos sin que nada se lo impida: esté en el trabajo, escuela o en cualquier sitio de recreación? Podría padecer de narcolepsia, un trastorno del sueño que se encuentra en segundo lugar de somnolencia diurna excesiva después de la apnea obstructiva del sueño.

Esta enfermedad afecta a una de cada 2.000 personas y aparece tanto en hombres como en mujeres.

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El sueño es una necesidad fundamental en el ser humano, es tan importante para la salud que el hombre pasa casi la tercera parte de su vida en este estado de inconsciencia. El sueño no es un mero descanso, sino que es un estado activo donde el organismo renueva su salud física y mental.

Cuando existe una situación, patológica o no, que impide tener un sueño reparador aparecen síntomas como fatiga, pérdida de concentración o irritabilidad. Esto ocurre porque la falta de sueño no sólo afecta al nivel de energía del individuo, sino también al estado psíquico y mental de este.

Diversos trastornos del sueño privan a las personas que los padecen de un descanso efectivo, estas alteraciones son un importante problema de salud pública por su gran incidencia en la población y sus importantes repercusiones en múltiples esferas de la vida del individuo.

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Síntomas y diagnóstico

En muchos casos, el diagnóstico de la narcolepsia no se realiza hasta muchos años después de la aparición de los primeros síntomas de somnolencia excesiva, porque las personas lo dejan pasar sin creer que pueda ser una enfermedad.

Los síntomas suelen iniciarse en la adolescencia o al comienzo de la edad adulta, sin que exista enfermedad previa, y persisten durante toda la vida. Una persona con narcolepsia puede tener una crisis de sueño en cualquier momento y el deseo de dormir sólo podrá resistirlo de forma temporal.

La persona despierta del sueño narcoléptico con igual facilidad que del sueño normal. Pueden producirse una o varias crisis al día y es habitual que cada una de ellas se prolongue durante una hora o menos. Es más probable que las crisis se presenten en situaciones monótonas como las reuniones aburridas o la conducción prolongada por autopistas. La persona puede sentirse bien al despertarse y, sin embargo, puede volver a dormirse a los pocos minutos.

La persona afectada de narcolepsia puede manifestar una parálisis momentánea sin pérdida de la consciencia (un trastorno denominado cataplejía) en respuesta a reacciones emocionales bruscas, como sentimientos de enfado, temor, alegría, gozo, o sorpresa. Dicha persona puede experimentar una debilidad en las extremidades, puede soltar lo que esté sosteniendo en las manos o puede caerse.

También pueden producirse episodios esporádicos de parálisis del sueño en los que, al quedarse dormida, o inmediatamente después de despertarse, la persona quiere moverse pero es incapaz de hacerlo. Estos episodios suelen asociarse a un gran sentimiento de terror. Pueden producirse alucinaciones vívidas en que la persona tiene ilusiones visuales o auditivas, al inicio del sueño o, con menor frecuencia, al despertar.

Las alucinaciones son semejantes a las de los sueños normales, pero más intensas. Sólo un 10 por ciento de los afectados de narcolepsia manifiesta todos estos síntomas; la mayoría experimenta tan sólo algunos.

La narcolepsia es un trastorno del sistema nervioso y su causa exacta se desconocido.

En algunos pacientes, la narcolepsia está ligada a la reducción en las cantidades de una proteína llamada hipocretina, la cual se produce en el cerebro.

La narcolepsia tiende a ser hereditaria. Ciertos genes están ligados a este trastorno.

¿Qué sucede?

Son varios síntomas que puede presentar el paciente narcoléptico, los más comunes son los siguientes:
* Períodos de somnolencia extrema cada 3 a 4 horas durante el día. Usted puede sentir un impulso fuerte de dormir, con frecuencia seguido por una siesta corta (ataque de sueño).

* Estos períodos duran aproximadamente 15 minutos cada uno, aunque pueden ser más largos.

* Suceden con frecuencia después de comer, pero pueden ocurrir al manejar, hablar con alguien o durante otras situaciones.

* Usted casi siempre se despierta sintiéndose renovado.

* Se pueden presentar alucinaciones similares a los sueños durante la fase entre el sueño y la vigilia. Éstas involucran los sentidos de la vista o el oído y posiblemente otros sentidos.

* La parálisis del sueño se presenta cuando usted no puede moverse a medida que empieza a dormirse o apenas se despierta en la mañana. Puede durar hasta 15 minutos.

* La cataplejía es una pérdida súbita del tono muscular estando despierto que le imposibilita moverse. Las emociones fuertes, como la risa o la ira, pueden desencadenar esto.

* La mayoría de los ataques duran menos de 30 segundos y pueden pasarse por alto.

* La cabeza se le caerá repentinamente hacia adelante, la mandíbula se le aflojará y se le doblarán las rodillas.
* En casos graves, una persona puede caer y permanecer paralizada hasta varios minutos.

Fases del sueño

Se distinguen dos etapas en el período de sueño, denominadas fase de sueño lento o NO REM, y fase de sueño rápido o REM (siglas que corresponden a su nombre en inglés: Rapid Eye Movements o movimientos oculares rápidos).
El sueño NO REM, se divide en cuatro fases con características distintas.

El REM se denomina también sueño paradójico, debido al contraste que supone la atonía muscular (relajación total) típica del sueño profundo, y la activación del sistema nervioso central (signo de vigilia y estado de alerta).
En esta fase se presentan los sueños, en forma de narración, con un hilo argumental aunque sea absurdo. La actividad eléctrica cerebral de esta fase es rápida. El tono muscular nulo (atonía muscular o parálisis), impide que la persona dormida materialice sus alucinaciones oníricas y pueda hacerse daño. Las alteraciones más típicas de esta fase son las pesadillas, el sueño REM sin atonía y la parálisis del sueño.

Sueño REM

El diagnóstico de narcolepsia se basa en los datos clínicos, es decir, en los síntomas que presenta el paciente, y es su médico el que debe determinar si se trata de esta afección, quien tendrá en cuenta factores como su edad y la etapa en que se encuentra la enfermedad, para orientar al diagnóstico.

Es importante evaluar al paciente para descartar que se trate de otras patologías que pueden originar síntomas similares como la apnea del sueño, el insomnio, el síndrome de las piernas inquietas, trastornos psiquiátricos o neurológicos, entre otros.

El test de latencias múltiples de sueño (TLMS) es útil en el diagnóstico y debería practicarse antes de iniciar el tratamiento. Consiste en el registro diurno de cinco períodos consecutivos de 20 minutos cada dos horas, midiendo en cada uno de ellos lo que tardan en aparecer signos de sueño, y si hay inicios de sueño en fase REM. Que el paciente presente los signos de sueño antes de cinco minutos y dos inicios de sueño en fase REM son sugestivos de narcolepsia.

Pueden, además, resultar útiles los estudios genéticos, debido a la relación de la enfermedad con un determinado antígeno de histocompatibidad (HLA-DR2).

Tratamiento

No existe una cura conocida para la narcolepsia y el objetivo del tratamiento es controlar los síntomas, sin embargo, los cambios en el estilo de vida y la asesoría emocional pueden ayudarle a desempeñarse mejor en el trabajo y en las actividades sociales.

Esto implica consumir comidas ligeras o vegetarianas durante el día y evitar comidas pesadas antes de actividades importantes, planificar siestas para controlar el sueño durante el día y reducir el número de ataques de sueño inesperados y repentinos.

Planificar una breve siesta después de las comidas, informar de la existencia de este problema a profesores y supervisores para que no lo castiguen por ser «perezoso» en el colegio o el trabajo.

Se pueden necesitar medicamentos recetados para ayudarlo a mantenerse despierto.

Es muy importante que en el transcurso de una actividad el enfermo realice descansos breves programados y evitar lo máximo posible aquellos trabajos rutinarios.

Pronóstico

La narcolepsia es una afección de por vida (crónica), no se trata de una enfermedad mortal, pero puede ser peligrosa si los episodios ocurren al conducir un vehículo, operar una máquina o en actividades similares.

Casi siempre se puede controlar con tratamiento, además, el tratar otros trastornos subyacentes del sueño puede mejorar los síntomas de esta afección.

Lo que único comprobado hasta ahora es que ciertos factores ambientales como el estrés, las infecciones, los cambios hormonales, un trauma emocional, problemas en el funcionamiento del sistema inmunitario, pueden desencadenar o agravar la narcolepsia.

Es recomendable establecer unas normas para controlar los hábitos de sueño, como acostarse y levantarse todos los días a la misma hora, y evitar todos aquellos factores que puedan provocar insomnio, como comer mucho o realizar alguna actividad estresante antes de irse a la cama.

Practicar ejercicios de forma regular también puede contribuir a mejorar el rendimiento diurno.

Factores de riesgo de la apnea de sueño

• Obesidad: es especialmente importante la obesidad de la zona del cuello. Si esta zona presenta un exceso de grasa se tiende a un estrechamiento de las vías respiratorias superiores (en la garganta).

• Amígdalas o adenoides aumentadas de tamaño: son órganos de tejido linfoide situados en la faringe. Si su tamaño es superior a lo normal pueden ocupar la vía respiratoria.

• Sexo masculino: se ha visto que las apneas del sueño predominan en los varones.

• Edad: tener cuarenta años o más predispone a este cuadro, ya que suele aparecer entre esa edad y los setenta años.
• Antecedentes familiares: se observa una mayor incidencia de SAOS entre familiares de enfermos con esta patología.
• Consumo de alcohol, sedantes y tranquilizantes: estas sustancias provocan una relajación en los músculos de la boca que favorecería la obstrucción de la garganta.

Apnea de sueño

Una apnea se define como el cese completo del flujo de aire hacia los pulmones durante un mínimo de 10 segundos, es otro de los trastornos de sueño más comunes.

El síndrome de apnea obstructiva del sueño (SAOS) es un trastorno muy importante y frecuente en el que las vías respiratorias se obstruyen repetidamente durante el sueño del paciente.

Para determinar la existencia de este síndrome, han de producirse un mínimo de treinta pausas de apnea durante el descanso nocturno, asociadas frecuentemente al despertar del paciente por la sensación de falta de aire.

Este síndrome de apnea del sueño, afecta a un 2-4% de la población adulta en los países desarrollados, donde es más frecuente en hombres de edad madura con sobrepeso, y en mujeres que ya han pasado la menopausia.

Los pacientes que tienen apnea del sueño generalmente presentan ronquidos de gran intensidad, los cuales originan una gran presión en la vía aérea al introducir el aire con la respiración; es decir, durante la inspiración. No todas las personas que roncan van a sufrir este síndrome, pero aquellas que lo manifiestan suelen roncar.

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