Gobernadores contra el centralismo

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Uno de los primeros enfrentamientos públicos entre altos funcionarios del Gobierno; en que el Presidente cuestionado Nicolás Maduro fue derrotado y que en cierto modo pasó desapercibido, fue la negación de los gobernadores chavistas a aceptar que en su jurisdicción respresentates del gobierno central recibieran en paralelo un pressupuesto para realizar obras públicas, que de acuerdo con la Constitución le corresponde a los representantes del pueblo que son ellos los electos.
!NO AL CENTRALISMO! Podría haber sido la conclusión a la que llegaron los gobernadores chavistas cuando rechazaron en Consejo de Gobierno, la decisión de Nicolás Maduro de suministrarle grandes cantidades de dinero a los funcionarios nombrados por él para desarrollar algunas obras nacionales de cierta importancia en las diversas regiones del país.
La facultad que exigió el presidente Chávez, cuando ejercía el control de todos los Poderes Públicos, de elegir varios vicepresidentes ejecutivos para regiones especiales, mediante la reforma a la actual Constitución Bolivariana de Venezuela, no la pudo ejecutar su heredero Nicolás Maduro, no sólo porque aumentaría la concentración del poder en el puño de un comandante en Jefe, cuyas jefatura también está en entredicho por la impugnación que hará Henrique Capriles ante la Corte Suprema de Justicia y luego en organismos internaciones, sino que también anularía el papel de los gobernadores y alcaldes electos por sus respectivas comunidades, restringiendo los derechos del soberano a escoger sus autoridades. Es decir, la muerte del Estado Federal tal como lo establece la Constitución Nacional Bolivariana
Y aunque la mayoría de los gobernadores y alcaldes electos calló, en la época del mandato del Jefe Único, seguramente soñando que el presidente Chávez los nombraría a dedo vicepresidentes de las nuevas jurisdicciones territoriales, al morir el Caudillo Populista, su heredero no pudo darle el golpe a la descentralización, que tendría todas las características prácticas de un retroceso antidemocrático. Los nuevos vicepresidentes serían una especie de procónsules que recibirían órdenes directas, verticales, del Jefe del Estado, y un presupuesto a discreción para realizar las obras públicas de mayor envergadura a nombre del Comandante en Jefe, cuya elección ha sido cuestionada. Y aunque para guardar las apariencias de un régimen federal tal como está establecido en la Constitución, el Presidente de la República les mantendría a los funcionarios electos un situado constitucional cada vez más menguado, esto los obligaría a viajar a Miraflores como en los tiempos de los generales Juan Vicente Gómez y Marcos Pérez Jiménez a pedir algo más y competir en adulancia.
El golpe a la descentralización era y sigue siendo tan grave como la reelección indefinida, porque tiende a quebrantar paulatinamente el ejercicio soberano del pueblo a elegir y pedir cuentas a sus funcionarios públicos. Los gobernadores y alcaldes quedarían pintados en la pared, pagando nóminas y contando los días y tal vez los años finales para los cuales fueron electos, por eso se alzaron contra el Centralismo, aprovechando la debilidad del nuevo Presidente.
Esta semana apareció en los medios de comunicación social la declaración del gobernador del estado Táchira en la que anuncia pedir que se le elimine el Impuesto al Valor Agregado (IVA) que pagan los ricos y los pobres por igual; e igualmente pedirá que suspenda por un tiempo el Impuesto Sobre la Renta para estimular la actividad económica y privada como un mecanismo para impulsar el desarrollo. Y esto la planteó en una reunión con empresarios de la región, algo que seguramente no hubiera planteado si el presidente fuera Hugo Chávez. Hoy se atreve a hacerlo públicamente porque no se siente dependiente del Poder Central, en manos de un Presidente cuestionado, porque cree en lo que dice o porque quiere hacer del conocimiento de los tachirenses y de los venezolanos, su discrepancia con la tendencia que internamente lidera Nicolás Maduro.
Si estas posiciones las mantienen los gobernadores chavistas frente al Poder Central, es probable que las comunas caminen hacia el cementerio, porque es posible que también se nieguen a pasarle los dineros de sus respectivos presupuestos como lo exige la Ley que las creó. Pero lo más aconsejable es esperar unos días o meses, cuando esto aflore a la luz pública o el silencio sea un indicador de la muerte de una experiencia que fracasó en China y en todas las naciones que trataron de imponerlas.

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