El receptor venezolano de los Marineros de Seattle, Jesús Montero, fue enviado a la sucursal Triple A del equipo, debido al bajo rendimiento que tuvo con el madero durante el primer mes y medio de campaña.
Luego de pasar todo el 2012 con el equipo grande, cuando se desempeñó como bateador designado y receptor, el carabobeño parecía tener un puesto seguro como careta titular de la organización, pero su pobre desempeño ofensivo obligó al alto mando del conjunto naviero a enviarlo a las menores.
El receptor venezolano sólo pudo conectar 21 imparables en 101 visitas al plato, para dejar promedio de .208. Además, acumula tres cuadrangulares y nueve carreras producidas.
En 2012, sus guarismos fueron promisorios. A pesar del promedio de .260, el oriundo de Guacara se voló la barda en15 oportunidades y remolcó 62 carreras.
Pero el problema ofensivo del venezolano no es lo único que preocupa a la gerencia de Seattle. Su dificultad para retirar a los corredores que le salen al robo, también tuvo peso a la hora de tomar la decisión.
Montero no ve acción desde el pasado 20 del presente mes, cuando falló en un turno como bateador emergente ante los Indios de Cleveland.
Para Ryan Divish, periodista del Tacoma News, Seattle estudia la idea de que Montero no puede ser receptor titular en las mayores, por lo que se desempeñaría como bateador designado y primera base durante su estadía en triple A.
En este movimiento salió beneficiado el también criollo Jesús Sucre, quien recibió el ascenso y está a un paso de convertirse en el venezolano número 293 que debuta en la gran carpa. Sucre pertenece a los Leones del Caracas en la Liga Venezolana de Béisbol Profesional, y dejó promedio de .302 (53-16), con un doble y cinco remolcadas en 14 encuentros con el Tacoma Rainiers en la Liga de la Costa del Pacífico. El oriundo de Cumaná tiene 25 años y lleva ocho campañas en las menores, aunque esta ha sido su primera en Triple A.
Cabrera no para
Lo de Miguel Cabrera no es cuento. Está empeñado en asumir el liderato de cuadrangulares de la Liga Americana, para ponerse al frente en las categorías de la Triple Corona.
El miércoles conectó un elevado al jardín central en la parte alta del octavo inning del juego entre los Tigres de Detroit y los Indios de Cleveland que parecía un out fácil para el jardinero Michael Bourn, sin embargo el venezolano contó con algo de suerte.
El batazo pegó en el guante de Bourn y salió del estadio convirtiéndose en un cuadrangular que amplió la ventaja de Detroit.
“Tuve suerte con ese jonrón”, dijo Cabrera a MLB.com después del encuentro. “Fue suerte, pero fue un jonrón y ganamos, así que lo tomo”.
Cabrera corrió las bases con una sonrisa y hasta el propio Bourn sonrió irónicamente por lo sucedido.
“Es una de esas cosas extrañas que pasan en el béisbol”, aseguró el mánager Jim Leyland. “Esas cosas no se ven muy seguido. Pero el juego completo fue muy raro. Es béisbol”.
Pero más allá de la fortuna que acompañó a Cabrera, son sus guarismos los que no dejan de impresionar. Luego de ganar la Triple Corona en 2012, tras 45 años de espera, sería absurdo esperar que repita tal hazaña un mismo jugador, pero no para Miguel Cabrera.
“Miggy siempre se las arregla para asombrarte”, dijo Leyland luego que Cabrera lograse el domingo pasado el segundo juego de su carrera con tres jonrones.
Foto: Reuters
