La crónica fuente de la historia

Cuando me inicié en el campo de la historia de la diplomacia bilateral de Venezuela con el estudio de las relaciones con Cuba, Brasil, República Dominicana y Panamá, no solo tuve presente el valor que los griegos le asignaban al conocimiento de los vecinos, sino el valor infinito de las entrevistas a los actores de las situaciones.
Los diálogos que sostuve con Omar Toriijos, Hugo Chávez, Manuel Antonio Noriega, Simón Alberto Consalvi, Ignacio Luís Arcaya, Carlos Andrés Pérez, Juan Bosch, Joaquín Balaguer, Rafael Caldera, Luiz Moniz Bandeira, Luís Herrera Campins, José Vicente Rangel, para construir episodios de nuestra historia, me revelaron una fuente original, herramienta poco usada hasta entonces.
Por eso los libros de Rafael Simón Jiménez Melean, me han resultado de un aporte extraordinario para desentrañar incógnitas de los sucesos nacionales del siglo XX. Escritor inquieto, que por ser actor cercano de sucesos del acontecer venezolano, le permiten gracias a su acuciosidad y óptica, colocar en manos del lector datos inéditos de gran valor.
Rafael Simón Jiménez, abogado de profesión con post grados en Venezuela y en el exterior, nativo de Barinas, ha sido diputado regional y nacional, vice-ministro de interior y justicia, secretario general de gobierno en Barinas. Representante ante el Consejo Nacional Electoral, militante del Movimiento al Socialismo y Podemos, fundador de partidos políticos y tiene publicados más de una docena de libros. Destacan entre otros, Choque de Generales, Los fraudes electorales, Las tragedias de la reelección presidencial en Venezuela, Cinco sucesos que cambiaron la Historia, 50 Años de Política Exterior de Venezuela, Miliares contra Militarismo.
Su último libro Historias que hicieron Historia, motiva este artículo porque utiliza como método de narración la crónica que como la fotografía, es una fuente de la historia. Este recurso de campo de la investigación histórica ha estado presente desde los días de la época colonial, pues a través de los Cronistas de Indias conocimos detalles de lo que siguió al descubrimiento de la América y de la significación civilizatoria que tuvieron las encomiendas y la evangelización.
En un estilo de relato periodístico y narrativa corta, Jiménez atrapa al lector desde los primeros párrafos de sus crónicas. En ocasiones uno se siente acomodado en una butaca, escuchando al personaje objeto de la historia o más modernamente frente a History Channel, ese conocido canal de televisión.
En este reciente libro el barines presenta las duras opiniones de Bolívar sobre sus generales, sus desavenencias con Santander, temeridades y polémicas de Guzmán Blanco, la enfermedad de Cipriano Castro y cómo cambió la historia, un rasgo increíble de Gómez abogando por el pluralismo, la severidad de Rómulo Gallegos, un insulto de Uslar Pietri a Betancourt, cómo fue el nombramiento del primer Cardenal venezolano hasta llegar a decirnos la verdad sobre Maisanta y cómo Hugo Chávez estuvo a punto de llamarse Evo.
Antecedente importante al que hay que hacer honor es el aporte que ha hecho Ramón J. Velásquez, a la Historia de Venezuela, precisamente por haber sido en casi todo el siglo XX, observador entre bastidores de momentos trascendentes y aun más actor secundario y principal protagonista de acontecimientos vividos. Maestro de la historia, servidor a tiempo completo del Estado venezolano y un hombre generoso, siempre abierto al aporte de información a quien se la solicite.
Rafael Simón Jiménez, debiera ocupar un sillón como individuo de número de la Academia Nacional de la Historia, ojalá que con mejor suerte que la que hemos tenido los zulianos, pueda llegar a esa corporación, que no puede seguir siendo un recinto para los historiadores residentes en Caracas, ni exclusividad para los licenciados y doctores en Historia, pues esta es una rama del saber que trabaja con ciencias auxiliares, donde precisamente una de ellas es la crónica.