Nuevo feminicidio en Lara

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Consternados, tristes, conmocionados por lo ocurrido la madrugada de este domingo, así se encontraban familiares y amigos de una joven de 24 años, estudiante del cuarto año de Derecho de la Universidad Fermín Toro, que fue asesinada por su expareja después de encontrarse en un local nocturno, al este de Barquisimeto. 

Al parecer la dama estaba desde la noche del sábado en el lugar, vestía un pantalón rojo y blusa negra, después arribó Ramón Augusto Mendoza Pereira, de 31 años, quien mantuvo una relación sentimental con ella durante ocho años y que desde hace ocho meses habían culminado el lazo afectivo. 

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Según versiones extraoficiales, el hombre la vio acompañada por otro joven, por lo que sus celos lo invadieron, fue hasta donde ellos estaban y discutieron, el personal de seguridad del local nocturno calmó la situación; algunos presentes comentaron que la joven empezó a llorar en medio de la celebración. 

Mendoza Pereira fue insistente, hasta que lo sacaron del sitio pero horas más tarde, seguía en las adyacencias esperando a la pareja, hasta las 04:30 a.m., aproximadamente, cuando ella pensó que para calmarlo, era mejor darle la cara, pero él sacó un arma de fuego, apuntó en la cabeza al acompañante de la mujer, intentó dispararle en dos oportunidades pero las balas no salieron, después fue hasta ella y apretó el gatillo en varias ocasiones, impactándola en diferentes partes del cuerpo. 

Los presentes en el sitio del suceso, afuera de un reconocido hotel, la llevaron hasta una clínica privada para brindarle los primeros auxilios; una de sus amigas, en el camino le hablaba, pero nunca dijo nada. Al llegar al centro asistencial, los médicos informaron que estaba sin signos vitales, pero que además de las heridas por arma de fuego, también presentó algunos hematomas, como si la hubiesen golpeado. 

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Algunas personas dijeron que el hombre de 31 años, “se ponía como loco cuando ingería bebidas alcohólicas”, incluso comentaron que hace unos tres meses, firmaron una caución en la prefectura de Iribarren, donde no podían ni hablarse. 

“Ella estaba en casa de sus jefes, andaba con uno de los hijos, pero ahí, en la urbanización La Segoviana vive Ramón, al darse cuenta, les reclamó e incluso golpeó al muchacho y a ella la empujó, razón por la cual lo denunció. Ella estaba muy nerviosa, sentía miedo. En esa oportunidad se quedó tres días en mi casa”. 

Informaron que la joven se sentía perturbada desde hace días, pues aparentemente, un carro negro la estaba persiguiendo y ella se lo había dicho a sus amistades más cercanas. 

“Estaba soltera y sin pretendientes, le aconsejé que se fuera a su tierra natal, Inglaterra”, pero no quiso, “nunca imaginó que él le fuera a hacer algo así”, para ellos, no es descartable la posibilidad de que el presunto asesino andaba bajo efectos de las drogas, “aunque cuando él tomaba se ponía raro, una vez que se quedó en mi casa, intentó atacar a mi hija siendo novio de su amiga”. 

Era la menor de cuatro hermanos, estudió su primaria en el colegio Aplicación pero finalmente se graduó en el Cultura, donde pudo cosechar grandes amistades que conservó hasta su último respiro. “Era una bella persona, colaboradora, ayudaba a todo el mundo sin esperar nada a cambio”. 

Esta estudiante de las leyes venezolanas, quedó marcada con el número 30 de las damas asesinadas en el estado Lara en lo que va de año y la primera del mes de septiembre.

Chocó, lo detuvieron y se confesó

Después de cometer el feminicidio, Ramón Augusto Mendoza Pereira se dio a la fuga en su vehículo Ford Focus, de color blanco, signado a la placa BBO80F, se dirigía hasta El Tocuyo, de donde era, pero en el caserío Cerro Pelón del municipio Morán, chocó con un poste.

Una comisión del cuerpo de Bomberos fue hasta el sitio a auxiliar, mientras que los efectivos de la Policía del estado Lara hicieron lo propio, pero al tomarle los datos, se dieron cuenta que iba bajo efectos del alcohol y confesó que había asesinado a su expareja, afuera de un hotel, al este de la ciudad, por lo que lo detuvieron inmediatamente.

Al hombre, de 31 años, lo llevaron hasta el hospital Baudilio Lara, para ser atendido, el médico de guardia informó que no presentó signos de lesiones pero sí se encontró intoxicación etílica. El mismo vestía un blue jeans, camisa blanca (manchada de sangre) y zapatos negros casuales.

Mendoza Pereira permaneció recluido en la Estación Policial de Quíbor, hasta el mediodía de ayer, cuando efectivos del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas de la región, se lo llevaron a sus calabozos para continuar con las averiguaciones.

 

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