La constancia de Capriles

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Escribo estas líneas hoy 7 de octubre de 2013, exactamente un año después de las elecciones presidenciales del año pasado. Aquél día Henrique Capriles reconoció temprano su derrota. Mantengo mi duda acerca de la transparencia de ese resultado, pero Capriles se comportó como un gran demócrata. Hubo mucho entusiasmo y seguridad en el triunfo hasta las cuatro de la tarde más o menos, después el panorama cambió y Capriles reconoció el triunfo del ya para entonces muy enfermo presidente Chávez. Ese reconocimiento tempranero cayó como un balde de agua fría en las filas opositoras. Llovieron las críticas sobre Capriles y creció la soberbia del chavismo. Tanquetas en varios  sitios de  esta ciudad de Barquisimeto y de muchas otras ciudades, daban fe de aquella soberbia y pensé cómo se redoblará en lo adelante, la dureza, lo difícil, el autoritarismo del régimen que gobierna a Venezuela desde 1999.
El ocho de diciembre, es decir, dos meses después, Chávez se fue a Cuba y no regresó nunca. Mejor dicho, no regresó vivo. Se duda de la fecha de su muerte. La candidatura de Chávez para el 7 de octubre fue una grave irresponsabilidad  tanto del chavismo como del propio Presidente. Chávez y su gobierno sabían que la  muerte del Presidente estaba cerca, que ya no tenía fuerzas y sin embargo insistieron con él. Capriles realizó una campaña titánica, fue una lucha desigual, el gobierno con inmensos recursos y la utilización inescrupulosa e ilegal de todo el Estado y sus poderes para asegurarse el poder. Una de las cosas que más me molestó en esa y en la campaña de abril de 2013,  fue ver gente amiga vestida de rojo porque los obligaban. Así, los obligaban. Sino lo haces estás “botado”. Algunos me pidieron disculpas y se veían avergonzados. ¿Ganó Chávez de verdad? Mucho especialista electoral me dice que no. Que ya el 7 de octubre el gobierno perdió, pero el CNE se maneja al antojo del oficialismo. Capriles no protestó, aceptó ese resultado. El 16 de diciembre Capriles derrotado para la Presidencia de la República, insistió para la gobernación de Miranda y ganó. Ese día recuperó credibilidad. Independientemente del resultado del 7 de octubre y del reconocimiento tempranero de su derrota,  Capriles, fue un excelente candidato. Ciertamente dejó el pellejo en aquella   campaña, levantó esperanzas y consolidó un liderazgo. Yo no había votado por él en las primarias del 12 de febrero, pero reconozco su gran esfuerzo e inteligencia y un carisma excepcional sobre todo entre los jóvenes.
Esa extraordinaria  campaña para el 7 de octubre apuntaló de tal manera a Capriles como líder de la oposición democrática venezolana, que al morir Chávez nadie discutió  su nueva  candidatura  para el 14 de abril y de nuevo otra campaña titánica, muy vistosa, juvenil, alegre, con aire de triunfo y optimista y esta vez sí ganó, pero el CNE se negó a reconocerlo y a todo lo que pidió la MUD y proclamó a Maduro al día siguiente de la elección, el 15 de abril, como para no dejar margen a la discusión. Asombra que no lo haya hecho el mismo 14 de abril en la noche. El país salió espontáneamente a protestar en la calle y fue brutalmente agredido, hubo detenciones arbitrarias que se mantienen y heridas graves violentando todos los derechos humanos. Hoy en día, sin desistir de su impugnación de las elecciones del 14 de abril, llevada ahora a instancias internacionales, Capriles  continúa luchando con firmeza y constancia pero pacíficamente, con inteligencia y con la verdad por delante. A mucha gente esto no le agrada, les gustaría ver a un Capriles violento, armado, llamando a la rebelión y exponiendo al holocausto a todo un pueblo. Me parece injusto lo que a veces oigo o leo sobre Capriles. La mayoría inmensa de la oposición  lo apoya y a su estilo y estrategia, pero hay voces discordantes que hacen mucho ruido. Creo que Capriles ha emprendido el camino correcto, exponiendo su libertad y hasta su vida, quizás ese camino no sea el más corto,  es el que requiere más paciencia, sabiduría, inteligencia, valentía  y constancia. Y todo ello le sobra a Capriles, sobre todo la constancia.

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