PRECIOS MAXIMOS VS ESCASEZ.

Caminando por el centro de nuestra excelsa cuidad, preste atención como las personas hacían interminables colas para adquirir ciertos bienes electrodomésticos, juguetes, calzados, etc. Entre otras cosas, parecía que había una tregua en la guerra que vivimos diariamente los Barquisimetanos y era necesario aprovisionarse de nuevo para la próxima batalla. Fue lamentable observar como había personas tomando los datos de los que hacían las colas y además como si fuera poco los estaban reseñando, marcándole el brazo con un número como si estuvieran en un campo de concentración, nuevamente el caos sigue haciendo acto de presencia en nuestra cotidianidad. Evidentemente, tal situación señala que existe un problema que nos agobia y que el gobierno debe resolver.
La estrategia que ha utilizado el gobierno para contener esta debacle es la de fijar los precios máximos, con la idea, de que las personas puedan comprar la cantidad que quieran de un determinado producto a un precio inferior al del mercado. Si se fija un precio tan bajo, inmediatamente surgirán muchas personas que quieren comprar y pocas las que están dispuestas a vender. Lo ideal sería que paralelamente a el precio del mercado, debe existir un equilibrio entre los bienes que se ofrecen y los demandados (Ver artículo de la OFERTA VS DEMANDA de este prestigioso diario del día 24 de Septiembre de 2013 ). Sin embargo, si el precio máximo se establece a un nivel más bajo que el del mercado, el número de personas que desean adquirir los bienes afectados por el precio máximo se multiplicarán generando un caos producto de la insatisfacción de sus demandas. Esto ocurre sencillamente porque no existen suficientes cantidades de los bienes que desean adquirir. Lo planteado conlleva matemáticamente a la escasez. Siempre que se establece un precio máximo impuesto por el gobierno por debajo del que establece el mercado, surge el fenómeno de la escasez.
Para solventar la escasez, el gobierno busca sistemas alternativos de distribución del bien escaso en relación con la mega demanda, los cuales generan nuevamente el fenómeno social de las colas, al que nos estamos acostumbrando como si estuviéramos en la isla de la felicidad. Ese río de personas, que obligadas por la necesidad se ven forzadas a tan denigrante humillación. Cabe señalar que las mismas son custodiadas por efectivos militares y cuerpos policiales, los cuales dejan de cumplir sus obligaciones, para ocuparse de problemas que una buena gestión gubernamental podrían prevenir.
Cuando los precios máximos provocan la escasez, acontece que los primeros solicitantes que se encuentran en las colas porque tuvieron la oportunidad de llegar primero (por la información de amistades o relaciones personales con miembros de estos establecimientos), son los que tienen la oportunidad de adquirir estos bienes, imposibilitando a los últimos de la cola que son la mayoría que aspiran comprar el bien. El próximo paso a seguir por parte del gobierno, es establecer el racionamiento para “garantizar” que todos puedan adquirir algo del bien deseado. Si esto no funciona, luego implementarán la tarjeta de racionamiento al propio estilo cubano, como un paso fundamental en la transición de un modelo democrático a un sistema abiertamente comunista. Otra consecuencia de la implementación de los precios máximos, es el surgimiento inescrupuloso del mercado negro, el cual trata de paliar injustificadamente: las colas, el racionamiento, la anarquía e incluso la violencia de las personas que quieren apropiarse de un bien con alevosía y ex profeso en detrimento de la colectividad.
Otro elemento que no se puede descuidar como consecuencia de estos precios máximos es el hecho de la expulsión del espíritu empresarial. Cabe recordar que la función empresarial, es la capacidad innata de todo ser humano para darse cuenta de las oportunidades de ganancia que surgen en su entorno y actuar en consecuencia para aprovecharse de las mismas. Sin embargo, no todos podrán sobrevivir a dichas medidas, por lo que tendrán que bajar su Santamaría y no podrán salir nuevamente al ruedo económico. Dicha situación nuevamente va a generar nuevos desempleos, carencias de productos, desabastecimiento en los anaqueles y por supuesto incertidumbre en los hogares venezolanos. El ciclo vuelve a comenzar.