Al hacer un somero balance sobre la aplicación de la nueva Ley Orgánica del Trabajo durante el año que finaliza, podemos afirmar que ese instrumento legal sólo brindó un mayor número de días libres a los trabajadores, pero no incentivó inversiones en el empresariado, ni generó empleos, observándose a simple vista un incremento en la actividad de la economía informal, carente de todos los beneficios sociales.
Declaración en tal sentido fue formulada por Pablo Castro, dirigente nacional del Frente Autónomo en Defensa del Empleo, el Salario y el Sindicato (Fadess), al ser consultado por periodistas de EL IMPULSO.
Para el movimiento sindical, este 2013 no fue positivo, a pesar de que esa ley cumplió su primer año de haber sido aprobada mediante decreto-ley, ya que no significó ninguna de las expectativas que había causado.
No sólo se pudo observar que resultó un fiasco para la generación de empleos, sino que tampoco se registraron mejoras en las condiciones salariales de quienes, afortunadamente, mantuvieron sus puestos de trabajo.
Lo único que podría señalarse como beneficioso fueron los días de descanso. No contribuyó a estimular las inversiones entre los empresarios y, por supuesto, no generó más empleos, que permitieran un crecimiento de la economía nacional.
Esa ley fue ideada y elaborada mal por cuanto no contó con el consenso de los distintos sectores de la sociedad venezolana, sino que fue impuesta por el Ejecutivo Nacional.
-¿Por qué el movimiento sindical la considera muy negativa?
-Porque fueron tocados los derechos colectivos, violentando convenios suscritos por la República, los cuales tienen rango constitucional, como son los convenios 87, 98 y 111. Uno corresponde a la libertad sindical, el otro es sobre la contratación colectiva y el tercero condena la discriminación por razones de carácter político, religioso o de cualquier otra naturaleza.
El movimiento sindical no sólo se vio seriamente afectado, sino que también se pudo apreciar que el Gobierno, aunque ha desplegado una intensa campaña, muy engañosa por cierto, diciendo que es de los trabajadores, le negó el derecho a éstos de tener buenas contrataciones colectivas.
Al mismo tiempo, el sector privado discutió y suscribió cuatrocientas convenciones colectivas en todo el país.
Pero, en lo que respecta al sector público apenas podemos mencionar que firmó las contrataciones con los trabajadores de la educación, concretamente profesores y maestros, quienes libraron una gran lucha, así como los empleados universitarios; la de los trabajadores de la Cantv y la del Metro de Caracas. El de la industria petrolera aún se sigue discutiendo en el Ministerio del Trabajo.
No fue tampoco para los trabajadores del sector público un buen año, expresó. No se puede decir que se suscribieron convenciones colectivas que corrigieran defectos, que venían desde hace años, como son cláusulas de carácter social y económico, sino que se impusieron por vía del propio Gobierno las decisiones relacionadas con los contratos colectivos.
