Aproximadamente a las 10 de la mañana de ayer (sábado) fue hallado el cadáver de Diego Armando Sira Sequera, quien dentro de un mes precisamente cumpliría 31 años, desparecido, inexplicablemente, el 30 de diciembre del año pasado, dejando la puerta abierta de su casa y su documentación en una mesa de la sala.
Sus familiares dijeron que, a eso de las ocho de la mañana, un hombre hizo saber a los vecinos del sector 2 de Chirgua que cuando pasó cerca del terreno donde se construirá la casa de retorno y oración de la fundación Esperanza de la Vida sintió un olor nauseabundo, presumiendo que por ese sitio debía haber el cadáver de una persona.
Dos horas después, se realizó el hallazgo del cuerpo, el cual estaba tirado boca abajo, en el medio de una vegetación muy espesa y cercano a la quebrada Los Caimitos, distante unos trescientos metros de una calle de tierra, conocida como Don Pío, de Chirgua 2, parroquia Santa Rosa.
Sira Sequera era el hijo mayor de Pastor Sira y Lérida Sequera, convivía desde hace doce años con Nelvis Daza, de cuya unión hay una niñita que cumplirá tres años el mes que viene; y tenía cuatro hermanas.
Una de las primeras personas en llegar al sitio fue su pareja y una de sus hermanas, Mary Laura Sira, quienes con grandes dificultades pudieron bajar por un caminito muy accidentado y en medio de un extenso matorral, hacia las inmediaciones de la quebrada.
Después llegaría el padre, quien recordó que su hijo estuvo en su casa, de El Ujano, los días 24 y 25 de diciembre, celebrando la Navidad.
Desde entonces, no lo volví a ver, comentó por su parte Mary Laura Sira. Desde el 30 de diciembre cuando mi cuñada nos avisó que había llegado a su casa y no lo había encontrado, comenzamos a preocuparnos, porque él no acostumbraba salir sin avisar adonde iba.
Lo que más me extrañó, refirió Nelvis Daza, es que yo había salido a la casa de su padre y cuando regresé a la casa, ese 30 de diciembre, encontré la puerta abierta y el televisor que estaba en la sala había desaparecido. Pero, todo estaba en orden.
Diego Armando cuando salía lo hacía bien presentado, incluso hasta la bodega, y en la casa estaban sus zapatos. Se había ido en chancletas, lo que nunca había hecho.
Es por eso, prosiguió, que después de esperar un tiempo para ver si llegaba y no lo hizo, nuevamente fui a casa de su padre y sus hermanas, a quienes les manifesté que me parecía muy raro que Diego hubiera salido de esa forma y dejado abierta la puerta.
El 31 esperamos que apareciera para celebrar la despedida del año viejo y recibir el nuevo, pero no llegó, motivo por el cual fuimos al hospital central y a las policías; pero, los funcionarios dijeron que debíamos esperar 72 horas, para declararlo desaparecido.
Nosotros, contó en relación a su pareja, como cocinamos con leña, veníamos por estos sitios; pero, no imaginamos que nos podríamos encontrar con Diego muerto.
-¿Qué fue lo más preocupante cuando no lo encontró?- le preguntaron los reporteros.
-Ese 30 de diciembre me sorprendió no encontrarlo en casa y cuando salí a buscarlo, un vecino me dijo que lo había visto en la puerta de la casa como a las ocho de la mañana y observó que andaba en chancletas.
-¿Se echaba palos?
-No, él nunca bebía en la calle. Y si lo hacía era en la casa, muy pocas veces, por cierto.
-¿Había tenido problemas con alguien?
-Él no se metía con nadie y no creo que haya tenido siquiera una discusión, porque me lo habría dicho.
-¿Tenía amigos?
-En mi casa no había rochelas de personas ya que no teníamos más visitas que las de sus familiares.
-¿Dónde trabajaba?
-En el liceo Federico Carmona, de Barquisimeto. Era obrero y tenía como doce años trabajando en ese lugar.
-¿Y usted qué hace?
-Todos los días, menos los lunes, me dedico a la casa. Trabajo en la limpieza de una peluquería por los alrededores de La Botella.
-¿Cuánto tiempo tienen viviendo en este sector?
-Nosotros teníamos ya un año viviendo aquí, después que nos mudamos de Las Clavellinas. Nuestra casita está como a unas cinco o seis cuadras de aquí -dijo en relación a la calle Don Pío.
El cuerpo del infortunado mostraba las consecuencias de las inclemencias del tiempo, ya que los talones estaban despellejados.
Al sitio se presentó una comisión de la Guardia Nacional Bolivariana mientras llegó la del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC) para levantar el cadáver.
