Cambio del cielo a la tierra. El Deportivo Lara es otro equipo. De ser un conjunto al que le pasaban por encima, endeble en defensa y nulo en ataque, pasó a ser un elenco solvente, de muchos argumentos, con capacidad para frenar al rival y efectivo de cara al arco. Lució muy bien en la victoria 1-0 frente al Zamora en la reciente fecha -tercera del torneo Clausura- y apunta para grandes cosas, invita al optimismo con este interesante arranque.
Pocos equipos pueden darse el lujo de parar al Zamora, actual campeón del balompié criollo, y el cuadro larense lo hizo con un desempeño notable en la retaguardia. No estaba José Manuel Rey, por cumplir un partido de suspensión, pero Jhon Chancellor, en su partido de estreno con el nuevo timonel Rafael Dudamel, hizo que pasara inadvertida su ausencia.
Es un mérito enorme mantener el cero en el arco, mucho más si se logra contra un rival que suele tener mucha gente de peligro en ataque y que es uno de los máximos anotadores en el campeonato. Es el segundo partido en que Alan Liebeskind y los defensores rojinegros mantienen su valla intacta, tras el 4-0 sobre El Vigía en la primera jornada.
Se notó bien en cancha contra la tropa de Noel Sanvicente. No fue arrollador, pero sí tuvo control durante la mayor parte del encuentro. Su gol llegó al minuto 36 y en jugada de pelota parada, un recurso al que se le sacó provechó en la etapa dorada de Eduardo Saragó y que vuelve a ser una de las armas predilectas del escuadrón dirigido por Dudamel.
Cáceres, de gran tarde, hizo diferencias con un cabezazo. Bien ubicado, anticipando a un defensor, envió a las redes una pelota colgada desde la banda derecha por Miguel Mea Vitali. Hubo un segundo chance a los pocos minutos, cuando se produjo una falta dentro del área sobre Hernán Zanni, pero Mea Vitali desaprovechó la ocasión para aumentar la ventaja.
Era un golpe que podía afectar en lo psicológico, pero el cuadro larense no se desmoronó. Todo lo contrario, fue creciendo en el partido. Uno que otro acercamiento del Zamora, pero nada para alarmarse, salvo una acción en la que Liebeskind sacó con los dedos una pelota que iba directo a uno de los ángulos.
Tarea hecha y de manera convincente. Ganarle al Zamora es una gran señal. Es uno de los favoritos y sacarle los tres puntos da un estímulo a los jugadores para ir por más. En lo anímico la tropa de Dudamel está por las nubes, justo cuando tiene que afrontar otro duelo clave, al visitar el domingo al Deportivo Táchira, en un careo que tendrá una lucha por el liderato.
Lara está tercero con siete puntos, dos menos que el conjunto aurinegro, por lo que una victoria en Pueblo Nuevo, combinada con un tropiezo de Tucanes, le daría el primer lugar en la cuarta fecha. En todo caso, debe ir con la misión de traerse cuando menos un punto y los argumentos parece tenerlo.
El Deportivo Lara vuelve a ser el de siempre, aquel que dominó la liga por temporada y media.
