El cantautor Ignacio Rondón, oriundo del estado Anzoátegui y radicado en Barquisimeto desde hace once años, visitó este rotativo para promocionar el sencillo Solo Amor de su más reciente producción discográfica titulada No la pierdas. Asimismo, compartió detalles de lo que ha sido su carrera artística. Casi treinta años de trayectoria, ocho discos, infinidad de conciertos y presentaciones, autor de temas de novelas, entre otros éxitos, dan cuenta de sus logros en la escena musical.
Barquisimeto lo atrapó, nos contó el autor de Una mina de amor. “El hombre sabe dónde nace pero no dónde lo cazan”, bromeó.
Luego de vivir 17 años en Caracas, la ciudad de los crepúsculo ha colmado de tranquilidad.
Rondón recordó que uno de los principios que mantiene presente para alcanzar sus metas es la disciplina.
“Siempre he sido bastante disciplinado”. En ese sentido mencionó a su maestro Guillermo Hernández, con quien compartió en Caracas por muchos años.
“He sigo su ejemplo y ha funcionado”.
Para el compositor, quien se ha caracterizado por interpretar música venezolana al mejor estilo romántico, nuestra música ha crecido mucho. “Luego de la implementación de la Ley Resorte hubo una expansión. Yo viví 17 años en Caracas y en ese tiempo nunca me escuché en una FM. En Carúpano, Margarita, no se escuchaba música llanera y hoy por hoy sí”.
Rondón lamentó la desaparición de los sellos disqueros y aplaudió el auge de talentos. “Los sellos disqueros desaparecieron. En Venezuela cada artista es dueño de sí mismo. Uno es productor, compositor, cantante, novio de la madrina y pare de contar… eso ciertamente ha desencadenado la piratería, por eso no hay sellos.
Así como surgió la piratería, surgió el internet, es decir, hay muchas maneras de promocionar la música”.
Mencionó que sus tres primeros discos los grabó con Sonográfica. “Teníamos viáticos, promotores, traslado. Actualmente, al artista le corresponde hacer de todo. Menos mal que uno aprendió a trabajar porque el que no lo hizo se quedó atrás. Ahora somos artistas y empresarios”.
-¿Cuál de sus discos le ha generado más satisfacción?
-El primero. Una mina de amor. Fue y sigue siendo un éxito. Es increíble como esa canción sigue vigente. Ese tema ya no es mío, le pertenece a la gente.
-¿Qué representa para usted que otros artistas interpreten sus temas?
-Es muy satisfactorio. Incluso han grabado mis temas en otros géneros, en salsa, merengue, balada, bolero… esto es positivo porque hay regiones donde la música venezolana es un hueso duro de roer. En Maracaibo soy conocido porque han grabado mis temas al son del raspa canilla y la gaita.
-¿Tiene hoy día el mismo auge la música recia?
-La música llanera tiene su público. Yo soy un cantante de música llanera pero estilizada, romántica. A mí me tocó hacer mi público.
-¿Qué opina de las fusiones en la música venezolana?
-Es positivo, creo que el día que dejemos de inventar estamos muertos. El artista siempre está ingeniándoselas.
-¿Cree que las composiciones con letras trabajadas son cosa del pasado?
-Bueno… hoy día hay compositores y “descompositores”. A veces uno oye otros géneros y casi todas las letras y ritmos se parecen. Hay público para todo. Hay gente a la que le gusta la buena música. Yo sigo apostando por la buena música. Lo bueno es comercial también. Vale la pena hacer buenas cosas.
-¿Cómo ve la merma de los espectáculos debido a la crisis?
-Este año ha sido fuerte. Sobre todo los últimos tres meses. Los artistas tenemos que tocar otras puertas aunque nuestro mercado es Venezuela.
-¿Qué significan para usted Simón Díaz, Juan Vicente Torrealba y Aldemaro Romero?
-Simón Díaz: Maestro de maestros. Pilar que ha sembrado para que hoy nosotros cosechemos. Juan Vicente Torrealba: otro baluarte de la música venezolana. Aldemaro Romero: Un extraordinario músico académico.
