La mayoría de los habitantes de La Miel, parroquia Gustavo Vegas León, despertaron este domingo 28 con las explosiones de los fuegos pirotécnicos y el tañido de las campanas de la iglesia María Auxiliadora anunciando el inicio de las actividades religiosas por el Día de los Santos Inocentes.
Por cuarto año consecutivo, la Organización Santos Inocentes del Divino Niño Zaragoceño, encabezada por la familia Colmenárez, en la que participan otros sectores de la población, llevaba a cabo la celebración religiosa.
Las actividades se iniciaron a primera hora de la mañana con la misa oficiada por el padre Alfredo Sánchez, quien, como era lógico, dedicó sus palabras a los pequeños, adolescentes y jóvenes.
Recordó a los estudiantes del estado de Guerrero, en México, asesinados por narcotraficantes con apoyo oficial.
El clérico también se refirió al presidente de Colombia y sus conversaciones con la FARC para lograr la paz en ese país.
Una vez concluido el oficio religioso, a las nueve y media de la mañana, se dio inicio a la procesión encabezada por la imagen del Divino Niño, una pintura de la matanza de los santos inocentes y los capitanes, abanderado, de obra, de arco, de desfile y los cargadores.
Carlos Luis Colmenárez padre también iba adelante, caminando descalzo, como lo hace cada 28 de diciembre, y también en la procesión de la Divina Pastora, en Barquisimeto.
El recorrido era acompañado desde un sistema de sonido ambulante con los sones de La Zaragoza, que coreaban y bailaban muchos de los participantes.
Los devotos del Divino Niño, con sus trajes multicolores y atractivas caretas dejaban escuchar el sonido de cascabeles con sus movimientos.
Cerca de la iglesia se produjo la primera parada, frente a una casa familiar, donde los bailadores recibían agua, jugos, y los niños caramelos, galletas u otros dulces.
En la calle El Samán la alegre procesión cruzó a la izquierda y luego de una segunda parada tomó la calle Principal de La Miel, donde gran cantidad de vecinos y personas llegadas de otras ciudades, como Acarigua-Araure, Cabudare o Barquisimeto se unían a la devoción a la imagen del Divino Niño.
Ni siquiera las intensidad de los rayos solares que cubrían la población hizo que menguara la participación de los parroquianos.
“Esta es una tradición que cada año cobra más fuerza gracias a la fe de la gente en el Divino Niño y a la organización”, manifestó una joven espectadora.
“Es algo que nació de una familia (Colmenárez), que en apenas cuatro años ya ha hecho suya todo el pueblo, una tradición; ojalá siga así, sin injerencias extrañas, sobre todo políticas”, dijo Antonio Rodríguez, otro espectador.
Conforme avanzaba la mañana, desde todas partes de la población llegaban a la calle principal mujeres, hombres y niños, para presencial el espectáculo religioso y cultural que promete convertirse en pocos años en otra atracción turística del estado Lara.
Se conoció que un antropólogo se ha interesado en la actividad para incorporarla a las festividades culturales tradicionales de Venezuela.
El recorrido por toda la calle principal, con numerosas paradas, terminó al caer la tarde, en el estadio Unión, con una obra de teatro basada en la matanza de los niños inocentes, danzas folklóricas basadas en pagos de promesas y el grupo de aguinaldos de las hermanas Tovar, de Sarare.
