Cuando en una calle de un barrio apartado del centro de la ciudad se observa la existencia de charcos y vías en mal estado, producto de fugas de aguas blancas o negras, los afectados lo aceptan con el argumento de que en el organismo al que corresponde no están enterado de su existencia.
Pero cuando eso se registra en plena avenida Venezuela, frente a la sede de una institución nacional como el ministerio de la Vivienda, resulta increible.
Y vecinos y usuarios de tan concurrida arteria vial no encuentran justificación a lo que está ocurriendo en la calle de servicio sur, en sentido oeste-este, donde ya los vehículos no pueden pasar por el desastre en que se encuentra convertido el lugar.
“Eso tiene ya como cuatro meses; hemos llamado a Hidrolara, a la alcaldía, a la gobernación y nadie nos hace caso, cada vez eso está peor”, manifestó uno de los comerciantes de la zona.
Aparentemente el problema tiene su origen en la fuga de un tubo de aguas servidas que cruza por el lugar.
“Primero era un charquito, después comenzó a crecer hasta ocupar toda la calle, y además de no permitir el paso normal de los carros, también están los malos olores que afectan hasta a los que permanecen en los apartamentos más altos del edificio Don Martín”, dijo por su parte Douglas Crespo, un conductor. Además, muy cerca del lugar se encuentra una parada de colectivos, afectando la contaminación a quienes allí se reúnen para utilizar sus respectivas unidades.
Son cuatro meses con el problema, y de extenderse más la demora por parte de Hidrolara de eliminar las filtraciones, definitivamente tendrá que cerrarse el paso de vehículos por la calle de servicio sur de la avenida Venezuela, entre 32 y 33.
Algunos se preguntan si ese desastre lo van a dejar como un atractivo de la próxima Semana de Barquisimeto, que está organizando la alcaldía de Iribarren, o si están abonando el terreno para sembrar unos arbolitos.
