La vida en libertad

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Las manifestaciones realizadas el 1° de septiembre ratifican la esperanza y la voluntad de más del 80% de los venezolanos de vivir en libertad, plena para todos los ciudadanos, frente a menos de un 20% que todavía respalda a una reducida camarilla de estalinistas civiles y militares, que han hundido a la población en la más grave crisis económica y social conocida en nuestra historia republicana.

La toma de Caracas por centenares de miles de hombres y mujeres que constatan diariamente la falta de alimentos y medicinas, el encarecimiento del nivel de vida y la inseguridad de las personas y los bienes, debería convencer al Presidente Nicolás Maduro de que es necesario un cambio en la política nacional y abrirle paso a la consulta en las urnas electorales a la mayoría que solicita un Referendo Revocatorio.

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Pero como estamos gobernados por un grupo de civiles y militares dogmáticos, algunos fanatizados al extremo, que creen ser dueños de la verdad y por lo tanto del país, le ponen nuevos obstáculos a la salida democrática, negando la posibilidad de que Referendo se realice esta año.

El llamado de diversos sectores de la Comunidad Internacional, de la Conferencia de Arzobispos y Obispos de Venezuela a todos los venezolanos y en particular a los católicos, de varios gremios profesionales y estudiantes a defender una Constitución Nacional que sea patrimonio de los ciudadanos, sin exclusión alguna, está en consonancia con la decisión de la mayoría de los encuestados que expresan en más del 80% su rechazo a la tendencia autoritaria del régimen.

La aprobación de la Constitución vigente es un hecho político que concierne a todos los ciudadanos de un país democrático, expresión de un pacto social que garantice la convivencia, la pluralidad de pensamiento y de participación en el marco de un Estado de Derecho. De allí el rechazo de la Asamblea Nacional a dotar al Presidente de la República de poderes ilimitados, que dejen abierto el camino hacia el abuso autoritario del Jefe del Estado contra adversarios políticos e incluso contra partidarios suyos que puedan pensar y expresar alguna disidencia o idea contraria a sus decisiones unipersonales.

Por eso el debate acerca de la transición política y de la necesidad de un Referendo Revocatorio del mandato del Presidente de la República, no es de exclusivo interés de los partidos políticos, ni un simple enfrentamiento entre oficialismo y oposición, sino algo de interés nacional, que afecta a todos los venezolanos.

La conclusión de los efectos de las dos manifestaciones realizadas en el 1 de septiembre, es que mientras Nicolás Maduro se dedicó a descalificar a la oposición, no rebatiendo sus planteamientos, revela que estamos en uno de los momentos políticos trascendentales de nuestro tiempo. La oposición defiende la vigencia de la Constitución de todos los venezolanos, y el gobierno la viola asumiendo poderes dictatoriales el Comandante en Jefe.

Y aunque los ciudadanos tendrán la última palabra, expresada por cada uno en el ámbito de su competencia, y conducidos por la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) el llamado a luchar para vivir en Libertad, sigue siendo un camino en el que la mayoría requiere de una gran madurez, objetividad y coraje como lo ha demostrado hasta ahora, para vencer la represión y la violencia oficial, tal como hicieron indígenas, minusválidos y miles de ciudadanos para superar las alcabalas que le puso el gobierno para impedir que llegaran y participaran en la toma de Caracas.

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