El sueño más grande que tiene cualquier deportista, es llegar a participar en unos Juegos Olímpicos. Un total de seis larenses formaron parte de la delegación de Venezuela que participó en Rio 2016 y el más joven de ellos, Jesús Liranzo, detalla cómo es el camino para llegar a estar en la magna cita del deporte mundial.
Desde los 9 años el barquisimetano comenzó a escribir su historia en el deporte de los saltos ornamentales, disciplina deportiva que no goza de la popularidad de otros deportes como el béisbol o el fútbol pero que tiene grandes atletas como el saltador larense.
Durante su carrera, Liranzo ha logrado estar en lo más alto del podio en todos los torneos para ser considerado uno de los mejores saltadores de Suramérica. En visita a EL IMPULSO nos permitió conocer más de su vida y transitar por las piscinas.
Un guante por el trampolín
Como todo pequeño de cinco años, Jesús inició su camino en el deporte de la pelota, el bate y el guante, disciplina en la que pensaba llegar a ser un profesional, sueño que debió cambiar por los saltos ornamentales, deporte que según sus palabras no le gustaba porque era para chicas.
“Nunca quise practicar los saltos, lo veía como un deporte para mujeres. Mi sueño era jugar béisbol, yo sentía que eso no era para mí, la mayoría que practicaban ese deporte eran chicas yo quería era jugar pelota” relata un sonriente Liranzo.
El cambio llegó cuando su madre la señora María Graterol, en vista de no poder costear los gastos que implica un deporte como el béisbol, optó por llevarlo a las Piscinas Bolivarianas donde su hermana mayor Inés, practicaba los saltos.
“Mi hermana Inés practicaba en las (Piscinas) Bolivarianas y mi mamá como debía llevarla me inscribió a mi también. Fue difícil acostumbrarme, pero una vez estando ahí me di cuenta que era bueno y aquí estoy, no me veo haciendo otra cosa que no sean clavados” comenta el barquisimetano.
A sus nueve años Jesús Liranzo consiguió su primer oro con la selección de Venezuela en el campeonato suramericano de deportes acuáticos del 2008, realizado en Caracas, momento que guarda como uno de los mejores recuerdos en su carrera.
“Fue algo increíble, los nervios te aprietan el corazón, llegué a la plataforma, Alfredo mi entrenador me dijo hazlo con tranquilidad yo subí hice el clavado y ya, cuando vi que gané el oro guao no me lo creía fue un momento único” relata con orgullo Jesús.
El 2013 según relata ha sido el mejor año en su carrera, en el cual logró ganar todos los torneos en los que participó. “En ese año logré ganar todo lo que me propuse, competía en todas las modalidades de saltos en trampolín de 1 y 3 metros, en sincronizado y en plataforma”.
Pensó en el retiro
Una lesión en un salto de plataforma en el 2014, le lastimó la cadera que casi lo deja fuera de los clavados. “Fue un momento duro pero me costó recuperarme mentalmente, duré un año sin entrenar, fue un incidente que me dejó frustrado, pero mis entrenadores Win, Laurent y Alfredo me ayudaron y volví con más fuerzas”.
Al recuperarse de la lesión y estar en acción nuevamente Jesús logra la marca para acceder a los Juegos Olímpicos en su último salto en la Copa del Mundo en Rio de Janeiro, Brasil. “Hice mi último salto y no quería ver la pizarra. Cuando mi entrenador Win me hace señas y me dice lo logramos fue un momento increíble, el mejor de todos”.
En Brasil compitió con lo más granado de la disciplina de los saltos algo que reconoce. “Hace dos años pensé en retirarme y no lo hice me propuse llegar a los olímpicos y lo logré .En cuatro años espero estar en el podio en Tokio”.
Luego de los Olímpicos, tomará decisiones importantes dentro de su carrera, en la búsqueda de un mejor futuro tanto intelectual como deportivo.
