El control cambiario promovió importación y competencia desleal. Tras declaraciones del Superintendente de Precios Justos, William Conteras, quien aseguró que se pondrá un “tope” a los precios de los productos importados, ya que “la ley aplica a cualquier tipo de situación”, se consultó al respecto a Cipriana Ramos, presidenta del Consejo Nacional del Comercio y los Servicios (Consecomercio), quien refirió que el gremio no ha recibido información. Subrayó que no es el sector comercial, por tradición importador, el que realizó estas operaciones y que fue el Gobierno quien permitió el ingreso de dichos productos, a fin de contrarrestar la escasez de artículos básicos. Estos no indicarían quién los importa ni el número de permiso sanitario, lo que calificó como una irregularidad.
-Quienes ofrecieron a la venta productos con precios internacionales fueron los gobernadores de Zulia, Bolívar, Falcón, Sucre y Táchira. Esos productos entran al país con la anuencia del Gobierno, pero no tenemos conocimiento de quiénes lo hacen. Subrayó que de cualquier manera se trata de una competencia desleal que marca precios muy por encima de los regulados. Citó el caso de la harina de maíz precocida que importada puede costar más de Bs. 1.000 y el precio controlado impuesto por el Gobierno, a la misma compañía con operación en Venezuela, sería de Bs. 190.
Acotó que tampoco se desconoce a qué tasa se están importando estos artículos y si son o no asistidos por las Divisas Protegidas (Dipro) a Bs./$ 10, que serían destinadas para alimentos y medicina.
Ni el costo ni el valor
Ramos comentó que a los venezolanos ahora ni siquiera les alcanza para adquirir la bolsa de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), que en principio incorporaban artículos a precios regulados, pero en la actualidad reúne también productos como arroz saborizado en Bs. 980, lo que hace que la cuenta sume hasta Bs. 10.000, que no se pueden cancelar con el bono de alimentación y en caso de hacerlo, se debe sumar entonces el costo del servicio del adelanto en efectivo, el cual incrementaría el valor de la bolsa.
Expresó que a pesar de las contradicciones del mercado, los venezolanos “se han convertido en comerciantes”, y conocen de costo y valor. Por tanto, al costo de un producto importado se le suma que la persona no deberá hacer largas colas o adquirirlo, sin garantías, en el mercado formal, lo que le agrega valor. No obstante, ninguna de las dos alternativas se adaptan al bolsillo venezolano.
-Es verdad que los ciudadanos prefieren comprar en el mercado formal, aunque esto represente limitar el bolsillo, sin hacer cola ni comprar bachaqueado, pero el incremento ha sido sorprendente y ha generado un fuerte impacto en el bolsillo.
Distorsión total
Ramos expresó que existe “distorsión en todo”. Señaló que a pesar de los controles de precio y de cambio, además de otros de tipo económico, laboral, social y político, existe descontrol absoluto.
Subrayó que para permitir el ingreso de comida de esta manera, tampoco se estableció a qué tasa se comercializaría, lo que sumado al riesgo de no poder recuperar el inventario, propició elevados precios en el mercado.
-Se comenzaron a ver productos en la calle porque el Gobierno fue flexible con esas personas, pero ahora se ve un kilogramo de arroz en 2.880 bolívares, es decir, a tasa preferencial estaría costando 280 dólares; son cuentas que no se entienden.
Objetó que no haya una tasa unificada y que existan mayores controles y anarquía.
Nuevos precios
Destacó que si los productos están regulados en la ley venezolana existe una normativa legal para su comercio, por lo cual quienes los vendan a precios mayores podrían estar sujetos a sanciones.
Al consultarle si declaraciones del oficialista Freddy Bernal, quien señaló que se había autorizado a las cadenas comerciales a importar a dólar propio para la clase media, podrían ser tomadas como justificativo de los precios actuales, expresó que para esto debió existir un acuerdo y determinar a qué tasa se vendería, aún sobre el riesgo de que hubiese un repunte del dólar paralelo, como el reciente.
-El Gobierno tomó esta medida como un refugio ante la escasez, pero el resultado fueron precios muy por encima de los que ellos regulan y de la capacidad de pago del venezolano. Igualmente, expresó que no se puede importar a tasa Dicom o libre y vender a precio regulado. Allí radica la distorsión.
Subrayó que la eliminación de los controles e impulso de la producción nacional sería la solución. “Que se deje de hostigar al empresario honesto y decente y que se trabaje diariamente para sacar a Venezuela de la crisis”.
