Las voces de Penélope – Lengua que nos habla

-

- Publicidad -

La poesía es una de las formas del conocimiento más poderosas, quizás porque enciende un rayo de luz capaz de traspasar el espesor de la vivencia humana, desde cualquier tiempo y a cualquier velocidad. Puede darnos respuestas individuales o colectivas, clarísimas u oscuras; aunque siempre serán misteriosas, puesto que cada ser humano es capaz, cuando se trata de verdadera poesía, no de palabras rimadas o “bonitas”, de advertir la variedad de sentidos que viajando en la lengua común, arriman su canoa en la orilla de la vida de cada ser humano atento a su decir.

Pienso en esto mientras intento, por los no siempre claros vericuetos de la racionalidad, acercarme en las clases de Filosofía, al conocimiento que por vía de la llamada especulación filosófica, hace posible entender qué somos y en consecuencia, el mundo en que nos toca vivir. Y al margen del placer que ello me produce, de los nuevos caminos que recorro, de sentir el profundo sentido de las voces que a través de los siglos nos siguen sorprendiendo, percibo que es la lengua que hablo, resultado a su vez de otros afluentes lingüísticos, la que me entrega en toda su belleza, lo que fuera dicho y a veces, ni siquiera escrito, por cada uno de los que en su momento, miró hacia arriba o dentro de sí mismo, para hacerse las preguntas fundamentales de los orígenes. Y que será desde la lógica de las lenguas por donde se ha cribado sucesivamente el pensamiento filosófico y desde la que me entregó los primeros sonidos de la mía, que yo podré percibir lo que me dicen esas voces que viajan por el tiempo y que muchas veces, vienen revestidas con la riqueza de sentidos que sólo nos ofrece la poesía. De su fervor, el que habita al poeta y nos incluye, cada vez que transitamos por el lenguaje de sus asombros.

- Publicidad -

Pienso también en la pérdida del valor semántico y connotativo por el cual atraviesa esa lengua que viajara en las carabelas de Colón y se oyera por vez primera su tercer viaje,en estas tierras que en su momento confundiera con el paraíso. Lengua enriquecida en sentido y sonoridad en este continente, por la necesidad de nombrar tanta maravilla inexistente en la vieja Europa, así como por la afluencia de otras lenguas de procedencia indígena y africana, como bien lo registrara uno de los venezolanos universales del siglo XIX, don Andrés Bello.

Lengua constreñida hoy, vapuleada, no por las jergas adolescentes, renacida una y otra vez en todas las generaciones, sino por el retorcimiento de su sentido en la jerga política, cuyos valores de veracidad o mentira se han colado en el hablar cotidiano, desde los centros de un poder que en su momento enarbolara palabras que nombraban, cambio, justicia, constitución, país, respeto, leyes, derechos, equidad, igualdad, legitimidad, por citar algunas y que luego las fuera despojando de su valor semántico, en especie de magia verbal, que entrega sapos y culebras, plomo y censura, en lugar de lenguaje que preserva la esencia de lo que somos y queremos ser. Que se cuela por los intersticios y permea su capacidad de crear y soñar realidades.

Tiempos oscuros éstos, que requieren de fuerza interior para iluminarlos. Y nada mejor que el lenguaje que viaja en la poesía para encender ánimos y lámparas que nos acompañen en esa versión de país devenido en bosque despojado de misterio y pleno de riesgos, que requiere no sólo de racionalidad sino de una buena dosis de intuición para entenderlo y transformarlo. La poesía, es siempre solitaria e individual en su gestación y disfrute, aunque luego la compartamos colectivamente.

- Publicidad -

Comparto un fragmento de “Autorretrato dormido”, de Montejo, por sentirme muy cerca de los barcos y los pájaros: “Duerme con la ventana abierta/ que da al mar incansable y a la noche./ Hay un cercano espejo donde se ven las alas/de pájaros que pasan. Y el horizonte inmenso/ que parte el mundo con un cuchillo largo./ Yo velo aún, aunque he de irme con los pájaros/ y él queda aquí durmiéndose dormido/ o está tal vez y vuelve luego/ de no se sabe dónde, en algún barco…”

Pulsa aquí para apoyar la libertad de expresión en Venezuela. Tu donación servirá para fortalecer nuestra plataforma digital desde la redacción del Decano de la Prensa Nacional, y así permitir que sigamos adelante comprometidos con la información veraz, como ha sido nuestra bandera desde 1904.

¡Contamos contigo!

Apóyanos aquí

- Publicidad -

Más leido hoy

- Publicidad -

Debes leer

- Publicidad -
- Publicidad -