FOTOS: Persiste batalla entre civiles de la Sucre y funcionarios de la GN

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El gas  lacrimógeno y pimienta aún se siente en el ambiente. Por segunda noche consecutiva, habitantes de los bloques 22 al 27 de  la urbanización Antonio José de Sucre, vivieron horas de tensión, producto del enfrentamiento entre civiles y cuerpos de seguridad.

La escena del viernes en la mañana era de destrozos, vidrios y preocupación. Fruto de este ataque, que en opinión de los residentes es por “ensañamiento”, las familias siguen en tensión y piden respeto a la población civil.

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Iniciaron muy temprano

A las 5:30 de tarde  habitantes de la zona comenzaron actividad de protesta en la avenida Libertador y no pasó mucho tiempo para que al lugar se apersonaran efectivos de la Guardia Nacional (GN) y posteriormente la  Policía Nacional Bolivariana (PNB).

Las familias denuncian que a las residencias lanzaban directamente  bombas lacrimógenas y gas pimienta. No obstante, la misma comunidad dice haberse organizado para proteger a las familias.

En el suelo amanecieron  vidrios de ventanas y trozos de porrones rotos con tierra, que los mismos ciudadanos aseguran haberle lanzado a los efectivos, a fin de repeler el ataque y evitar que ingresaran a los edificios.

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Aunque entre la opinión pública corrió el rumor de que los cuerpos de seguridad habían ingresado a los apartamentos, la información fue desmentida por los habitantes del bloque 24. Sin embargo, denunciaron que los efectivos se dirigen hacia ellos con vulgaridades que además ofenden la integridad de la mujer.

Igualmente, vecinos de los bloques denuncian que personas ajenas al urbanismo ingresaron a los edificios  y subieron hasta la azotea, pero otra parte de los residentes los respalda y dice que apoyan la defensa de los civiles.

Aseguran que los efectivos de seguridad no cometieron más daños, porque cada vez son más las personas que protegen la comunidad.

Piden que pare la violencia

Deyanira Marchán, habitante del conjunto, dice estar de acuerdo  con la protesta, siempre que sea pacífica, ya que las consecuencias de los enfrentamientos violentos las sufren niños y adultos mayores que incluso presentan limitaciones para movilizarse.

Quienes residen en los edificios y llegan de sus trabajos luego de las 6:00 de la tarde, no pueden ingresar a sus apartamentos, sino hasta las 10:00 de la noche, ya que la zona es comparada con un “área de batalla”.

Por su parte, Emilia de López, dama de 80 años de edad, teme por la vida de sus hijos. “Aquí estamos sufriendo bastante”, exclamó.

Jorge Prada, paciente trasplantada renal, labora en uno de los locales ubicados en la planta baja de los edificios.  Aunque el local no ha registrado daños, asegura que  ha reducido su jornada laboral por razones de seguridad y que, además, menos clientes se acercan al centro de apuestas por temor a que en cualquier momento de nuevo sea atacado el urbanismo

Vecinos de la zona también solicitan cesen los ataques. José Carucí trabaja como vigilante de un local del sector.  Es hipertenso y dice que se mantiene en alta tensión con lo ocurrido. “La piquiña en la cara no se aguanta y se le mete a uno a la garganta”, relató.

Medidas de prevención

Las puertas exteriores del urbanismo han sido violentadas. Por ello las familias las han clausurado y colocado candados. Debido a que civiles desconocidos también saltan a los edificios, mantiene bajo llave las rejas de ingreso directo a los edificios.

Así lo relató Marchán, luego de haber hecho un recorrido por farmacias de la zona en la búsqueda de algún dilatador de las vías respiratorias, puesto que su hija de 11 años de edad es asmática y su salud se ha visto comprometida con los últimos hechos.

A los niños, cuenta otra vecina, sólo les dicen que los sonidos  fuera de su casa son “cohetes”.  También los meten debajo de las camas y protegen las ventanas con cartón, desde adentro de su casa, a fin de  que si algún objeto impacta el vidrió este no ingrese a las casas.

Los comercios de la zona han vendido todo el vinagre que tenían disponible. Las familias de la Sucre cada día se preparan con este y otros insumos mientras esperan el enfrentamiento. Sin embargo,  resulta inevitable que el gas lacrimógeno y pimienta se concentre en el ambiente.

 

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