Ahora que existen las mayores dificultades económicas en el país, porque sobre la exportación del petróleo existen severas sanciones, es necesario desarrollar la agricultura que facilite la producción de alimentos y el rubro por el cual debe comenzar los planes más factibles tiene que ser incentivar el cultivo de la caña de azúcar.
El planteamiento es formulado por el agrotécnico Lorenzo Monasterios, presidente de Un Nuevo Tiempo (UNT) en Lara, quien dice que tradicionalmente ese cultivo se ha dado en Lara, Yaracuy, Zulia, Portuguesa,, Barinas, Cojedes, Trujillo, Mérida, Táchira, Aragua, Carabobo, Sucre, Anzoátegui y Monagas.
Sin embargo, no ha existido hasta ahora una política para enrumbar este rubro como actividad fundamental de la economía agrícola, porque a pesar de que Hugo Chávez, utilizando la Gaceta Oficial número 37.423 del 21 de noviembre de 2001, ordenó a la Corporación Venezolana Agraria a construir el central azucarero Ezequiel Zamora en Barinas para que fuera el más moderno de toda la América Latina ese proyecto no cubrió las expectativas como tampoco la expropiación posteriormente de los centrales azucareros operativos.
Ya sabemos que las expropiaciones no le hicieron bien a Venezuela, sino multimillonarias pérdidas económicas y acabaron con la producción en todos los rubros, razón por la cual este país es uno de los mayores importadores del mundo, prosiguió Monasterios. En la zafra que concluyó en el 2.003 se logró alcanzar la cifra histórica de 9.950. 078 toneladas de caña de azúcar, casi el diez por ciento de la producción del gigante azucarero del mundo, Brasil.
Pero, ya nacionalizados y abandonados 11 de los 16 centrales azucareros, en la zafra anual 2020-2021 apenas se pudieron moler 2.120.000 toneladas de caña de azúcar y de acuerdo con las cifras de la última zafra 2.023-2.024 el resultado fue de 4.150.000 toneladas. Las cifras oficiales dejaron de ser suministradas por el Banco Central de Venezuela desde el 2014.
Los productores en el campo venezolanos trabajan hasta con las uñas, desafían las adversidades y arriesgan todo, continúa diciendo Monasterios. No tienen incentivos y por eso tenemos que hacer comparaciones con respecto a otros países que cada vez ofrecen más oportunidades a los agricultores y ganaderos para que sus labores sean económicamente más sostenibles.
A pesar de la crisis, los productores venezolanos son resilientes en sus unidades de producción y le hacen frente con tenacidad a los graves problemas, apunta. Requieren abonos, combustibles sobre todo diésel para las labores de siembra y cosecha, electricidad para el riego y, desde luego, financiamiento.
En el caso de la caña de azúcar, en lo que respecta a la última zafra en la región larense, donde se registró una producción de 330 mil toneladas, lograron aportar a Venezuela el 52 por ciento del azúcar refinada para el consumo humano mediante un aproximado de 70 mil hectáreas cultivadas y con un rendimiento de 60 toneladas por hectárea.
Es hora de que el Estado mire con atención al sector azucarero y entienda que son necesarios programas de financiamiento, exonerar de impuestos a los productores, dar seguridad a la propiedad privada y, por supuesto, refinanciar la industria, la cual no puede funcionar con centrales azucareros abandonados y desvalijados como los que se encuentran en su poder, concluyó Monasterios sus declaraciones.