El gigante espacial SpaceX sufrió un nuevo contratiempo en su ambicioso programa de vuelos espaciales, tras la explosión del cohete Starship durante una prueba de rutina en su base de lanzamiento Starbase, ubicada en el sur de Texas, la noche del miércoles 18 de junio (hora local).
Según confirmó la compañía en un breve comunicado, la nave “experimentó una anomalía mayor” mientras se encontraba en un banco de pruebas y no estaba prevista para despegar, lo que evitó una tragedia. “Todo el personal está sano y salvo y se mantuvo una zona de seguridad durante la operación”, explicó la firma liderada por Elon Musk.
Una explosión sin precedentes en la prueba estática
Un video publicado por autoridades del condado de Cameron muestra cómo la parte superior de la Starship —el módulo reutilizable de 52 metros que será clave en las futuras misiones a la Luna y Marte— explota repentinamente en una gigantesca bola de fuego, justo cuando se preparaba para realizar su segunda prueba de ignición en tierra, paso previo a su décimo vuelo de ensayo.
La explosión, que no causó heridos ni afectó a comunidades cercanas, ocurrió durante una prueba de fuego estático, en la que se activan brevemente los motores mientras el cohete permanece anclado al suelo. Sin embargo, algo falló justo antes de que se encendieran los motores Raptor, generando una deflagración que SpaceX calificó como «una anomalía grave».
La compañía señaló que ya trabaja junto con las autoridades locales para asegurar el sitio y que no hay riesgo para los residentes de la zona, cercana a la localidad de Massey, en el condado de Hill.
Otro revés en el camino a la Luna
La Starship es considerada el cohete más potente jamás construido. Consta de dos etapas: el propulsor Super Heavy y la nave superior reutilizable Starship, que es la que sufrió el incidente. Esta tecnología es fundamental en el plan de misiones Artemis de la NASA, que busca devolver humanos a la superficie lunar, así como en los futuros planes de vuelos a Marte.
Sin embargo, este no es el primer tropiezo en el desarrollo del vehículo. Las últimas pruebas también terminaron en fallos: los vuelos 7 y 8 explotaron poco después del despegue, mientras que el noveno vuelo, en mayo de 2025, alcanzó mayor altitud pero perdió contacto tras 46 minutos, posiblemente desintegrándose sobre el océano Índico.
Pese a estos fallos, la Administración Federal de Aviación de EE.UU. (FAA) ha mantenido su respaldo al programa, permitiendo nuevas pruebas.
Musk le quita hierro al asunto
Fiel a su estilo, el propio Elon Musk restó importancia a la explosión. En una publicación en X (antes Twitter), el magnate calificó el hecho como “solo un arañazo”, sin ofrecer mayores detalles.
A pesar del revés, SpaceX mantiene firme su apuesta por la exploración espacial de nueva generación. La Starship, con su diseño completamente reutilizable y capacidad de carga sin precedentes, sigue siendo la punta de lanza en la carrera privada por conquistar la Luna y, eventualmente, el planeta rojo.