Casi una década después de la sustitución de tuberías de aguas negras, los vecinos de la calle 21 entre carreras 27 y 28, en el municipio Iribarren, siguen esperando por la reparación de la vialidad.
El asfaltado prometido nunca llegó y las consecuencias del deterioro van más allá de la incomodidad: afectan la salud, el tránsito y la calidad de vida de toda una comunidad.
“Aquí vino el plan abre hueco, pero el tapa hueco no”, lamentaron los residentes, quienes aseguran que desde 2016 ningún ente municipal ha regresado para cubrir la zanja abierta tras los trabajos de Hidrolara. Lo que comenzó como una solución a un problema de saneamiento se convirtió en un nuevo y prolongado dolor de cabeza.
Promesas y gestiones sin respuesta
Margot Guédez, vecina del sector, explicó a El Impulso que ha realizado gestiones ante la Alcaldía de Iribarren y EMICA (Empresa Municipal de Infraestructura y Conservación del Ambiente), pero la respuesta ha sido siempre la misma: no hay presupuesto para asfaltar la calle completa.
“Me dijeron que el plan tapa hueco es solo para baches”, contó.
Los vecinos mostraron cartas, solicitudes y hasta un documento de 2019 en el que la alcaldía aprobó un presupuesto para la rehabilitación vial. Sin embargo, la obra jamás se ejecutó.
“Estaban arreglando la Venezuela con Vargas y dijeron que luego venían para acá… y ni miraron”, señaló María de Guédez.
Enfermedades y riesgos
El deterioro de la calle ha generado afectaciones que van más allá del tránsito. La acumulación de tierra y polvo ha provocado enfermedades respiratorias, infecciones oculares y proliferación de zancudos.
“Yo tengo una persona de la tercera edad y siempre tengo que tenerla resguardada porque el polvo le puede hacer daño”, expresó Hildamar Arangure.
Durante la temporada de lluvias, el agua se estanca y se convierte en barro por la falta de drenaje, lo que empeora la situación sanitaria. A esto se suma la ausencia del servicio de recolección de basura.
“Los camiones del aseo no pasan por aquí por el mal estado de la vía. Tenemos que llevar la basura hasta la esquina y se hacen cerros de desechos”, denuncian.
Un problema ignorado
«La última vez que nos reunimos con el alcalde fue hace uno o dos años. Dijo que esperaba que Hidrolara diera luz verde al asfaltado, pero ya van casi 10 años en lo mismo”, recordó Aranguren.
La comunidad continúa esperando solución a esta problemática y respuestas de las autoridades, destacan que no se justifica que en el centro de la ciudad una vía se encuentre en tales condiciones.