Aunque la idea del teletrabajo se venía gestando desde la década de 1970, y el avance de las tecnologías de la información facilitó su implementación, fue la pandemia de COVID-19 la que impulsó su adopción masiva. Así lo afirmó Marysabel Suárez, directora del Centro de Estudios en Línea de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), en una entrevista para Unión Radio.
La especialista explicó que la emergencia sanitaria actuó como un factor decisivo que “obligó a millones de personas a aceptar algo a lo que muchos se resistían por razones culturales y organizativas”. Esta situación transformó lo que era una opción minoritaria en una necesidad global, estableciendo un nuevo paradigma en el mercado laboral.
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La flexibilidad define las expectativas de las nuevas generaciones
La consolidación del teletrabajo ha tenido un impacto particular en las nuevas generaciones. En la nota difundida Suárez señaló que esta modalidad laboral responde a las demandas de los jóvenes, quienes priorizan la flexibilidad y la autonomía. De acuerdo con datos compartidos por la experta, “hoy día se puede decir que un 80% de los jóvenes buscan teletrabajo”.
La especialista sostiene que para esta población, el trabajo remoto no es solo una opción, sino una alternativa fundamental que se alinea con su estilo de vida, permitiéndoles autogestionar sus actividades y rechazar los horarios rígidos de los empleos tradicionales.