La política de eliminación de los beneficios contractuales que habían tenido los trabajadores. logrados a través de una lucha pacífica sostenida por años, se ha traducido en crueldad no sólo para quienes tienen que laborar para el Estado venezolano, sino también para sus familiares, afirma el profesor y abogado laboral Falime Hernández.
Para el presidente de la Federación de Trabajadores Sindicalizados de la Educación (Fetrasined), mantener congelado el salario mínimo por más de tres años y escamotear derechos mediante el pago de bonos irrisorios, indudablemente, es una burla para la clase trabajadora.
El haber entregado un bono de bolívares 12,50 en ocasión del Día del Trabajador y otro con el mismo monto el Día de la Madre, para citar los ejemplos más recientes, constituyen una bofetada porque con esos montos no se puede adquirir nada.
La dirigencia sindical ha hecho reclamos, protestas y ha introducido documentos apoyados en la Constitución y en la Ley del Trabajo, así como en los contratos colectivos; pero, lamentablemente, de nada han valido las gestiones hechas.
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Debido al valor que tiene cada día el dólar, que se ha convertido en la moneda de transacción en nuestro país, el sueldo ya no alcanza para cubrir los gastos imprescindibles y los bonos mucho menos pueden resolver los problemas económicos del trabajador y su familia.
En lo que corresponde al sector educacional, lo más cruel es lo que ocurre con la Oficina Nacional de Presupuesto, Onapre, que de lo poquito que recibían los trabajadores, ese organismo se los ha quitado y a pesar de que el Tribunal Supremo de Justicia dijo que el instructivo era inexistente, lo sigue aplicando en detrimento de los trabajadores y ya no hay instancia a donde acudir.